La heterodoxia Chiníta.
El dilema chino: cómo gastar más y ahorrar menos
Las empresas estatales, que han sido un pilar del repunte, se aferran a su efectivo y es difícil que la situación cambie.
BEIJING—Lograr que China privilegie el gasto en vez del ahorro es más difícil de lo que parece.
El país ahorra más de la mitad de sus ingresos, una tasa extraordinariamente alta. En comparación, el promedio en las economías desarrolladas bordea el 21%. Poner más del dinero de China a trabajar le daría un fuerte empujón a la economía global, especialmente ahora que el gasto de consumo en Estados Unidos es restringido por el alto desempleo y las deudas.
Los ahorros de China aparecen por todos lados. No sólo se acumulan en cuentas bancarias de particulares, sino también en las bóvedas de las empresas. Estos ahorros corporativos —básicamente ganancias que no se han invertido o devuelto a los accionistas— se han multiplicado. Según los datos del banco central, alcanzaron el 23% del ingreso nacional en 2007, desde el 12% de una década antes. Los ahorros de las familias se mantuvieron alrededor del 20% del ingreso durante el mismo período.
Las limitaciones financieras que llevan a los chinos a ahorrar se pueden superar con una cobertura médica más amplia y menores costos de educación. Pero los altos ahorros de las empresas son un problema más complicado. Gran parte de ese dinero proviene de las revitalizadas firmas estatales, que ahora son muy rentables y dominan industrias clave.
Sacar dinero de esas poderosas empresas estatales y destinarlo a los consumidores sería una buena estrategia económica, opinan muchos observadores, y se ajustaría a los principios socialistas del gobierno chino. Pero este tipo de cambios son políticamente difíciles ya que amenazan los intereses de enormes corporaciones y, tal vez, incluso las ideas que impulsan el híbrido de la economía planificada de mercado del país.
"En la superficie, es una pregunta técnica. Pero en realidad, es una cuestión muy política", afirma Liu Jipeng, profesor de la Universidad China de Ciencia Política y Derecho. El inmenso sector público ayudó al país a repuntar con más vigor tras la crisis financiera que los países occidentales, sostiene, así que el gobierno debería fortalecer las firmas estatales, no sustraerles dinero.
Tras una oleada de cierres a fines de la década de los 90, el gobierno ha colocado a un reducido grupo de empresas sólidas estatales en las alturas de la conducción de la economía. Ahora hay tres petroleras, tres telefónicas, dos distribuidoras de electricidad; todas con participación mayoritaria del Estado. Las ganancias de las firmas estatales subían más de 30% al año antes de la crisis y su fortaleza es cada vez más visible. Han construido lujosas sedes centrales en Beijing y, en promedio, les pagan a sus empleados un 82% más que las compañías privadas.
El gobierno se equivocó en su primer intento por extraer algunos ahorros de sus empresas. Un requisito para que las firmas estatales pagaran un nuevo dividendo al gobierno ha tenido poco impacto desde su lanzamiento en 2008, al producir ingresos de apenas 0,2% del Producto Interno Bruto. Y la mayor parte del dinero fue usada para ayudar a las propias empresas estatales, en lugar de apoyar a los consumidores.
"Los gestores de empresas estatales son un grupo muy poderoso en el debate de políticas. Así que el Consejo Estatal [o gabinete] ha sido muy cauto para implementar esta reforma", afirmó Zhang Chunlin, especialista de desarrollo del sector privado de la oficina del Banco Mundial en Beijing.
Académicos y funcionarios del gobierno debaten la posibilidad de cambiar esta política de dividendos. Muchos sostienen que el actual pago de 5% a 10% de las ganancias debería aumentarse. También hay un intento por destinar más dinero al presupuesto general del gobierno, donde podría financiar más programas sociales.
Muchos fuera del país también ven un cambio en su política de dividendos como una clave para que China se vuelva una economía más orientada al consumo. El Departamento del Tesoro de EE.UU. y el Fondo Monetario Internacional han instado a China a sacar más dinero de los bolsillos de las firmas estatales para colocarlo en los de las personas.
Incluso quienes promueven estos cambios no son optimistas de que se produzcan con rapidez. Una reforma de la política de dividendos podría amenazar a la agencia que la administra —la Comisión de Supervisión y Administración de Activos— y causar resistencia en la burocracia. "Los académicos hicieron muchas sugerencias, pero creo que hay cero posibilidad de cambiar la política de dividendos este año. Y lo mismo el año próximo", afirmó Wen Zongyu, investigador del centro de estudios del Ministerio de Finanzas.
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