El Futbolín es muy duro.....
El Deportivo, a Segunda
Álvaro Llorca | Madrid
Actualizado domingo 22/05/2011 02:08 horas
Ya se habían disputado 37 jornadas de competición, pero se contaban hasta 243 posibles combinaciones para una plaza de descenso, en una agonía que salpicaba a seis equipos diferentes. Era un equilibrio muy frágil y cualquier tanto podría alterarlo, desencadenar un 'efecto mariposa', con funestas consecuencias en cualquier otro punto de la geografía española [Narración: Carrusel por el descenso].
Sin embargo, todo se resolvió en tres minutos, lo que tardó Aduriz en convertir el 0-1 en Riazor. Era el primer tanto de la tarde en los partidos de la zona caliente, y condenaba al Deportivo al puesto que nadie quería, al que todos luchaban por evitar. A partir de entonces, los de Lotina fueron incapaces de levantar cabeza, atenazados por la angustia. Se estrellaron una y otra vez contra el Valencia, el equipo que hace 17 años ya le quitó una Liga. Aquel 14 de mayo de 1994, González detuvo un penalti a Djukic. Y esta vez, los fallos de Riki o Adrián, sumados a las paradas de César, enviaron a los blanquiazules al pozo de Segunda [Crónica del Deportivo-Valencia].
Hasta hoy, el conjunto de Miguel Ángel Lotina había estado seis jornadas de esta Liga en puestos de descenso, pero el fútbol a veces es caprichoso, y uno se planta en el lugar inadecuado en el momento inoportuno. El descenso del Deportivo también implica la pérdida de un pedazo de la historia reciente del fútbol español. Sumaba veinte años en la máxima competición (era el cuarto más veterano, por detrás de los equipos que nunca perdieron la categoría), un tiempo plagado de momentos gloriosos, de Bebeto y de Mauro Silva, de aquellas semifinales de Champions (con remontada al Milan incluida), de aquella Liga en el año 2000 y de aquellas Copas en 1995 y 2002. Muchos recuerdos que se asomaban al final del partido en los ojos de Valerón, un hombre que derramó de nuevo los penúltimos coletazos de su genio.
El Zaragoza era el equipo peor situado en la parrilla de salida de esta jornada, el que ocupaba la silla más caliente. Además, los clásicos rumores sobre los maletines sombreaban el panorama en su visita al Ciutat de València. Pero para conjurar los malos presagios, cerca de 11.000 aficionados maños acompañaron al equipo. Y tuvieron la enorme suerte de contemplar el espectáculo de Gabi, un tipo comprometido, un hombre que envolvió a su equipo en su brazalete de capitán, dirigió el juego y anotó dos goles que salvaron a su equipo. El Levante consiguió recortar distancias en la segunda parte, pero los de Aguirre disfrutaron de un plácido final, porque las carambolas en los marcadores sonreían a los maños. De hecho, la posición final en la tabla del Zaragoza ilustra lo enrevesado de la situación: arrancó como equipo de Segunda y cerró su participación liguera en la 13ª posición [Crónica del Levante-Zaragoza].
El Mallorca es otro de los equipos que caminó sobre el alambre, con los nervios erizándose conforme avanzaban los minutos. Y es que, a pesar de empezar la jornada con una tranquilidad relativa, con un colchón medianamente mullido, los resultaron iban hundiendo poco a poco a los baleares. Eso sucedió hasta el punto de que, durante 50 minutos, un gol del Deportivo en Riazor habría hundido al equipo de Laudrup en la Segunda División. Al final, su derrota por tres goles a cuatro ante el Atlético no pasó factura al Mallorca, que se codeará un año más con los grandes [Crónica del Mallorca-Atlético de Madrid].
El único escenario en el que medían sus fuerzas dos equipos implicados en la lucha por la permanencia era Anoeta. Allí, Real Sociedad y Getafe, víctimas de una segunda vuelta horrenda, suspiraban por poner fin a este tramo final de Liga. En la previa se hablaba sobre lo que podría pasar si ambos equipos encaraban la recta final del partido con un resultado que beneficiara a ambas partes. Y la respuesta estuvo en el césped. Sutil neutralizó hacia el minuto 20 de la segunda mitad la ventaja que había cobrado su rival en la primera parte merced a un gol de Cata Díaz, y entonces los últimos minutos se convirtieron en un pacto de no agresión durante el que ambos bandos estaban más pendientes de los transistores que había en los banquillos. Curiosa imagen: los suplentes del Getafe celebraron cada gol del Atlético de Madrid en Mallorca como si fuese un tanto propio. Y es que en estas noches se tejen todo tipo de alianzas estratégicas [Crónica del Real Sociedad-Getafe].
Por último, los aficionados que menos se revolvieron en sus butacas fueron quienes defendían los colores de Osasuna, un equipo que exorcizó sus nervios con un tanto de Cejudo en el minuto 42. Luego, con la benevolencia de los marcadores, celebraron la permanencia sobre el césped [Crónica de Osasuna-Villarreal]. Otra paradoja: a pesar de comenzar la jornada con el agua al cuello, el equipo de Mendilibar cierra la Liga en novena posición. ¡A dos plazas de la Europa League!
Finalmente, la jornada legó las imágenes de cinco aficiones que celebraban su supervivencia: Zaragoza, Getafe, Real Sociedad, Osasuna y Mallorca, en una expresión de alivio que explotó como una burbuja. Pero también se vio la otra cara de la moneda en Riazor, la de un club histórico que tendrá que luchar en Segunda División para volver a un lugar en el que habitaron durante dos décadas por derecho propio.
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