Y además....tapón político.
Una Europa en campaña bloquea
la salida de la crisis
Alemania y Francia, al dictado del voto; Italia y España, Gobiernos en retirada, y en Grecia, adelanto electoral
Cada uno sujeta su sillón. Es la gran falla del proyecto euro. La crisis de deuda que tuvo como epicentro Italia ha puesto de nuevo sobre la mesa la falta de liderazgo que hace poco creíble el propósito de unión fiscal, monetaria y política y el objetivo de que Europa hable con una sola voz. A los pesos pesados de la UE se les acusa de toma decisiones en función de sus potenciales electores. Explican los expertos que no debería haber políticas económicas divergentes mientras desde el BCE se reclama la creación de un Ministerio de Finanzas europeo.
■ Ana Sánchez Arjona
Lo decía la semana pasada Felipe González: "la altura política de los actuales dirigentes de la Unión Europea deja mucho que desear" y sobre todo si están en plena campaña electoral y sus intereses inmediatos son mucho más domésticos que lo que se entiende por la buena gobernanza europea. "Dentro de una unión monetaria no puede haber políticas económicas divergentes. Eso es exactamente lo que está pasando en Europa. Un verdadero lío que no encuentra liderazgo que lo resuelva o quiera resolverlo", dicen los expertos.
Los discursos actuales de los responsables políticos de los Estados miembros sirven de excusa ante su electorado cuando tienen que basar sus políticas de ajuste, de recortes, en la obligación que les ha impuesto Bruselas. "Se trata de cierto tipo de expresiones que calan en los ciudadanos lo que hace poco creíble el objetivo de unión fiscal, política y económica y que Europa hable con una sola voz", explica una fuente consultada.
Angela Merkel y Nicolás Sarkozy son los líderes de facto de la UE y los que se acusa de tomar sus decisiones casi siempre en función de sus respectivos potenciales votantes. Dice Javier Díaz Giménez, profesor del IESE, que en los momentos críticos las economías fuerte de la Unión "en concreto la alemana y la francesa, tienen que actuar con firmeza y asumir sus obligaciones dentro de la eurozona para que los mercados no sean los que decidan sobre las políticas económicas". Sin embargo, la impresión es que hacen y dejan de hacer para obtener el aplauso de los electores y ese es precisamente el gran obstáculo, la gran falla del proyecto del euro. "Cada uno sujeta su sillón. Es el gran problema que tenemos. En este sentido una cesión de soberanía política sería positiva para todos porque nadie dependería de la opinión de los votantes ni estaría determinado por la siguiente convocatoria electoral", argumenta David Navarro, gestor de renta variable de Inversis.
En el caso concreto de Italia donde se ha presentando ya un duro recorte por 79.000 millones, las declaraciones de Silvio Berlusconi, el pasado 8 de julio, cuando anunció que no se presentará como candidato en las elecciones de 2013, acrecentaron las dudas políticas en torno al plan de austeridad. "No hay que olvidar la situación del subsecretario de la Presidencia italiano, y sus problemas con la justicia, lo que dio pie también al ataque especulativo contra Italia", dicen fuentes comunitarias.
"Italia está peor que España", añade Navarro para explicar que si nosotros tenemos un Gobierno en retirada, el italiano lleva moribundo muchos años. "Lo que no se entiende es que el país haya salido a la palestra ayer; quizá, como Estado del G.7, se le ha concedido más tiempo que al resto para acometer las reformas".
En plena crisis de deuda y con la prima de riesgo desbocada, lo que hubiera servido al menos para ganar tiempo hubiera sido un mensaje contundente desde Bruselas. Lo que pidió desde un principio el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, de viaje a nuestro país en ese momento, al proponer una cumbre extraordinaria. Pero la postura de Ángela Merkel, fue contundente: No, en un principio, para reaccionar más tarde y condicionarla a que tenga garantía de éxito.
Las actuaciones de la canciller alemana está determinadas por su búsqueda de un tercer mandato en 2013, a pesar de que la situación económica pone en aprietos la coalición de centroderecha que sustenta al Ejecutivo germano.
Hay que recordar que Alemania abrió la caja de los truenos en octubre de 2010, cuando Angela Merkel se reunió en Deauville, Francia, con el presidente francés Nicolas Sarkozy y planteó por primera vez la posibilidad de que los inversores privados tuvieran que hacerse cargo de una parte de la factura de la deuda de los países con problemas. Presionada por su electorado, Merkel lanzó esa idea y precipitó la presión sobre Irlanda, rescatada apenas un mes después, y Portugal que tuvo que pedir ayuda la pasada primavera. Y desde entonces, cada vez que volvía una relativa calma a los mercados, Berlín ha atacado por ese flanco. A mediados de abril, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, reclamó una reestructuración obligatoria para Grecia, cuando ya parecía que se imponía la visión del BCE, es decir, reestructuración voluntaria y suave, y volvieron las tensiones a los mercados.
En el caso griego se da prácticamente por descontado un adelanto electoral. La votación del pasado 30 de junio en el Parlamento que ofreció apoyo al plan de austeridad por 78.000 millones de euros, supuso únicamente una compra de tiempo, para evitar la quiebra del país. La cita con las urnas puede ser incluso después del verano aunque lo cierto es que será antes de que acabe el año. "Aquí es donde los verdaderos problemas comienzan. Papandreu podrá haber sobrevivido a un voto parlamentario, pero las posibilidades de sobrevivir a unas elecciones generales es bastante remota", dicen desde el entorno comunitario.
No hay que olvidar a Holanda y Finlandia, "con Gobiernos de ultraderecha cuya posición ha sido asumida por el centro político de ambos países que se han vuelto nacionalistas y en cierta medida antieuropeos", cuenta José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney quien destaca su posición de bloqueo constante en la toma de decisiones "y de poner palos en la rueda con lo que se complican más las cosas. Y es que los holandeses quieren el paquete completo en lo que se refiera a Grecia. No sólo suspensión de pagos sino también la quita en la deuda".
Lo que ocurrirá en las próximas semanas, incluso días, es prácticamente una incógnita. Ese es el gran asunto porque, "si tuviéramos un ministro de Economía europeo, sabríamos las decisiones que iba a tomar. Pero tenemos 17 ministros, de los que seis están en pleno proceso electoral". Señalan las fuentes consultadas.
Cesión de soberanía
Las peticiones de varios responsables europeos sobre la necesaria culminación de la construcción europea ponen sobre la mesa la debilidad del proyecto. Hemos durado exactamente nueve años. El presidente del BCE sigue demandando en solitario la creación de un Ministerio de Finanzas europeo, además de la necesidad de establecer un mecanismo institucional que resuelva estas crisis financieras con unidad política y unidad fiscal. "Sí, podemos perder soberanía", explica el gestor de renta variable de Inversis, "pero económicamente ¿qué ha hecho España durante los últimos doce meses sino seguir los mandatos de Europa?. Trichet lo tienen mucho más difícil que Bernanke. Lo que es insostenible y está demostrado es que la política monetaria no puede estar desligada de una política fiscal".
Y es que, una cesión de herramientas políticas o económicas hacia una entidad supranacional sería menos doloroso que una ruptura del euro. Para todos, afirman los expertos. No hay que dejarse engañar con el argumento de que los alemanes nos están soportando porque ellos venden el 75% de sus productos en Europa.
"Salidas del euro", no se pueden descartar opina Nicolas Cachanosky, doctor en Economía y Adjunct Faculty en Suffolk University, Boston para quien esta circunstancia puede que no se produzca a corto plazo "pero en la medida en que no se corrija el problema del déficit fiscal el euro no va a dejar de estar en peligro". Contemplar abandonos del euro es malo para todos, opinan algunos analistas. Sin embargo, Díaz Giménez, tiene una visión distinta. "Polonia, sin pertenecer a la moneda única, está saliendo de la recesión económica mejor que otros países que la integran".
Aunque todo es posible en esta situación, dice Ad van Tiggelen, Estratega Jefe de ING Investment Management, "todavía es firme determinación de mantener la zona euro en su forma actual, en interés de todos los involucrados. Al final, la estabilidad necesaria sólo puede ser alcanzada mediante la aceptación de la responsabilidad mutua de los orígenes de la crisis actual soberana y avanzando hacia una mayor integración fiscal lo que significa austeridad en el sur y una importante transferencia de dinero desde los países del norte".
DEFÍCITS, DEUDA Y PIB
* Crecimiento negativo.
Fuente: Eurostat
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