En Grecia, la corrupción endémica se ve claramente
Por JAMES ANGELOS
La isla de Zakynthos (Zacinto), famosa por sus ruinas venecianas y aguas turquesas, tiene desde hace un tiempo un nuevo apodo en Grecia: "la isla de los ciegos".
El Ministerio de Salud griego está investigando Zakynthos después de que funcionarios locales sonaran las alarmas tras detectar un número inusualmente alto de solicitudes de pensiones por ceguera.
En torno a 1,8% de la población de la isla, que tiene unos 39.000 habitantes, cobró ese subsidio el año pasado, según el Ministerio de Salud. Ese porcentaje es nueve veces más alto que la prevalencia de ceguera estimada para muchos países europeos en un estudio de 2004 publicado por la Organización Mundial de la Salud.
Entre los que solicitaron la pensión por invidencia en Zakynthos, indica un funcionario, se encontraban un conductor de taxi y un cazador de aves.
Zakynthos se ha convertido en un símbolo de la corrupción endémica que contribuyó a la implosión financiera del país. "Parece que los 'ciegos' de Zakynthos sólo veían el color del dinero", decía un artículo en el periódico griego Ethnos.
Pero la isla no está sola en esto, según los funcionarios, que aseguran que las solicitudes por discapacidad fraudulentas son un problema en todo el país, lo cual le cuesta al gobierno cientos de millones de euros al año.
Grecia, bajo presión de acreedores internacionales, está tomando medidas más agresivas para combatir la corrupción y recortar los gastos. Sin embargo, la ofensiva contra el fraude por discapacidad, enturbiada por acusaciones de posible complicidad política e imprecisiones, demuestra lo complejas que resultan estas iniciativas de reforma.
Algunos de los que recibieron los pagos por discapacidad y que ahora están siendo investigados argumentan que no tenían alternativas, conforme las medidas de austeridad azotan sus bolsillos en un país donde las pensiones y los salarios son cada vez menores.
El alcalde de Zakynthos, Stelios Bozikis, contó en un programa de televisión griego cómo un grupo de ciudadanos enojados con los recortes presupuestarios lo rociaron con yogur en un evento reciente. El jefe municipal lo consideró "un honor".
Un registro centralizado
En un intento por eliminar el fraude, el Ministerio de Salud griego empezó recientemente a exigir que los solicitantes de pensiones por discapacidad en todo el país se registraran en una base de datos centralizada, para lo que debían presentarse en persona o enviar a un representante. El registro resultó en una reducción de 36.000 solicitudes frente a 2011, según cifras del gobierno.
El Ministerio asegura que las solicitudes ausentes probablemente eran falsas: en muchos casos reflejaban múltiples reclamos por la misma discapacidad o pedían pagos en nombre de beneficiarios fallecidos. También alega que algunos médicos aceptaron dinero por dar diagnósticos falsos y que algunos políticos locales aprobaron las solicitudes para ganar votos. Sólo 190 de las casi 700 personas que han estado cobrando la pensión por ceguera en Zakynthos participaron en el registro, señala el ministerio.
Incluso cuando las autoridades oficiales prometen medidas drásticas, a algunos les preocupa que la campaña corra el riesgo de estigmatizar a las personas discapacitadas, presentándolas como inválidos en sillas de ruedas y que utilizan bastones blancos, tal como parece predominar en la cobertura mediática. "La representación de las personas con una discapacidad en los medios de comunicación es absolutamente insoportable", lamenta Yannis Vardakastanis, presidente de la Confederación Nacional de Personas Discapacitadas de Grecia.
El viceministro de Salud, Markos Bolaris, que asumió el cargo a mediados del año pasado, dijo que el nuevo programa pretende asegurar que los limitados recursos del país alcancen a los que realmente los necesitan. Previos gobiernos en Atenas deberían haber detectado el fraude, puntualizó. "Si a algunos no les importó en el pasado, ahora nos tiene que importar".
Ciertos funcionarios locales y nacionales le echan la culpa al ex prefecto de la isla, Dionysios Gasparos, cuya firma era imprescindible para autorizar los pagos. Gasparos niega las acusaciones y arremetió contra el viceministro por incurrir en "juegos políticos". También denunció al oftalmólogo del hospital público de Zakynthos, Nikolaos Vartzelis. "Yo no soy quien los declara ciegos", dijo Gasparos. "Es el oftalmólogo".
A fines de marzo, Vartzelis renunció. Dijo que estaba listo para jubilarse y negó las acusaciones de que había emitido falsos diagnósticos o aceptado dinero a cambio de respaldar solicitudes fraudulentas.
En una entrevista antes de renunciar, Vartzelis reiteró sus decisiones. "Hay casos de personas que no tienen un hombro en el que apoyarse. No tenían pan para comer y tal vez ahí fuimos todo lo benevolentes que pudimos", dijo. "Fuimos benévolos pero dentro de los límites de la ley".
Juego político
El médico culpó a las rivalidades políticas por la publicidad por el fraude de las prestaciones por ceguera. "Debería saber que Zakynthos es una isla muy bonita", dijo. "Tiene muchas cualidades. Pero es una isla de chismes".
Una anciana en la isla, contó que apenas tiene para comer con su pensión mensual de 300 euros (US$400) sin el subsidio por ceguera, que sumaban otros 724 euros cada dos meses, más otros beneficios como descuentos en su cuenta de electricidad. Reconoció que ve pero se quejó de problemas en la vista.
Ante la pregunta de cómo consiguió el subsidio, mencionó la importancia del rousfeti, un término dado a los favores especiales recíprocos. Cuando se le pidió que especificara si pagó un soborno, prefirió guardar silencio.
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