¿Tiene la zona euro la medicina indicada?
Algunos economistas cuestionan los beneficios de los planes de austeridad
Por BRIAN BLACKSTONE
FRÁNCFORT—Europa sigue adelante con sus ajustes fiscales a pesar de las crecientes críticas de los economistas y líderes políticos, que señalan que las medidas están erosionando la frágil economía de la región.
La discusión está entrando en una fase decisiva conforme Europa se encuentra al borde de una nueva recesión. Las contracciones en las manufacturas se extendieron desde las economías periféricas del Mediterráneo hasta las grandes potencias como Alemania y Holanda, según encuestas. La tasa de desempleo en la zona euro trepó hasta 10,8% en febrero, indicó la agencia de estadísticas de la Unión Europea, un nuevo máximo en el bloque.
El ministro de economía español, Luis de Guindos, se quejó esta semana de que su país atraviesa una situación en la que haga lo que haga, lleva las de perder, puesto que los mercados esperan que recorte el déficit fiscal, pero las medidas de austeridad también pueden socavar la confianza de los inversionistas.
Mario Monti, primer ministro italiano, y el Fondo Monetario Internacional, encabezado por Christine Lagarde, han hecho un llamado para que los países más saludables de Europa adopten medidas que estimulen el crecimiento, con el fin de compensar los profundos recortes fiscales en las economías periféricas.
En medio de las preocupaciones por el debilitamiento del panorama económico en Italia, el ministro de Industria, Corrado Passera, dijo el martes que su gobierno no recortaría más gastos. "Con austeridad, no se crece", advirtió.
Hasta el momento, estas voces no han conseguido hacer cambiar de parecer a los pesos pesados de la zona euro, el Banco Central Europeo y Alemania, que insisten en que la fórmula de austeridad para todos, combinada con reformas estructurales a largo plazo de las economías, es la única salida a la crisis de la deuda soberana.
El BCE , que el miércoles anunció que mantendrá su tasa de referencia en 1% pese al debilitamiento de la economía, argumenta desde hace tiempo que la austeridad puede generar crecimiento al calmar los temores de las empresas y consumidores sobre las finanzas de los gobiernos.
"La consolidación puede inspirar confianza y por ende impulsar el crecimiento de la economía" afirmó la semana pasada Jens Weidman, director del banco central alemán y miembro del consejo del BCE .
Hasta los detractores de la austeridad reconocen que algunos países endeudados, que afrontan altos y volátiles costos de financiamiento en los mercados, no tienen alternativa. Por eso, a España e Italia no les queda otra que ceder ante la presión del mercado y reducir sus déficits, aunque tienen que pagar un precio económico alto, para probar que se toman en serio la disciplina fiscal, señalan economistas.
Sin embargo, otros países, como Holanda y Francia, también están siendo presionados por las autoridades europeas para que reduzcan sus deudas públicas rápidamente a pesar de que sus costos de financiamiento son más bajos.
Numerosos economistas alertan que corren el peligro de imitar innecesariamente las medidas de austeridad que merman el crecimiento, impuestas a países como Grecia y Portugal, que han perdido el acceso a los mercados.
El FMI y otros han advertido que los planes de austeridad dañan el crecimiento, al menos a corto plazo. Un número creciente de economistas argumenta que, para muchos países, la austeridad no es una forma efectiva de sanear las cuentas a largo plazo.
En países donde el endeudamiento es barato, como Estados Unidos, Alemania, Francia y Holanda, la actividad económica que se pierde como consecuencia de las medidas de austeridad hace que las deudas soberanas supongan una carga mayor, no menor, explica Brad DeLong, profesor de economía de la Universidad de California, en Berkeley, quien investigó los efectos de la política fiscal.
La austeridad es "un gran error en esos países donde el costo del financiamiento es muy bajo. Es hora de invertir", señaló Paul De Grauwe, profesor de economía de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica.
El Reino Unido, un miembro de la UE que no utiliza el euro, también se ha subido al tren de la austeridad, poniendo en marcha en 2010 un plan de recortes de varios años.
Algunos analistas sugieren que estas iniciativas han apuntalado la confianza de los mercados mientras han evitado un alza en los costos de financiamiento. Con todo, el Reino Unido se ha movido a un ritmo más lento que otros países europeos con grandes deudas públicas. A pesar de que en los dos últimos años el déficit británico ha disminuido, todavía representa 8% del Producto Interno Bruto.
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