mou-buenoEl estado de nerviosismo extremo al que Mourinho
ha llevado al club se ha multiplicado en la medida que el Barcelona
recorta distancias en la clasificación liguera. Mantiene el Madrid una
posición de privilegio en las dos competiciones a las que aspira, una
posición que hubiera firmado cualquier madridista a principios de
temporada. Pero para Mou parece no ser suficiente. A través de su marioneta Karanka
sigue mandando mensajes cifrados sobre un presumible complot arbitral
que no tiene pies ni cabeza. Manda a su segundo a hacer otra vez el
ridículo extremo y además evita preguntas incómodas y de difícil
respuesta. Por ejemplo: ¿Por qué Granero vuelve al ostracismo
del banquillo en beneficio de un Khedira inoperante? ¿Por qué se le
sigue consintiendo a Pepe que siga mancillando el escudo que defiende
con imágenes que bordean el esperpento como su coz a Arbeloa que causa
furor en Internet? Esas cuestiones, esos porqués, no le
interesan al portugués y Karanka no tiene la suficiente entidad como
para ser un interlocutor válido en cuestiones trascendentes. Él sólo
vale para poner la jeta cuando su jefe le manda al frente sin más
posibilidad que ser sumiso ante el pensamiento único.
Afortunadamente hay gente dentro de ese vestuario que no necesita seguir el guión dictado por el jefe porque su calidad les pone a salvo de cualquier reprimenda y les hace incuestionables. Por eso Casillas y Alonso salen después de un partido disputado por gladiadores y se niegan a hacer el ridículo hablando sobre supuestos complots arbitrales.
Porque ellos saben que para ganar una competición tan dura como la liga
hay que ser fuerte ante los baches, hay que ser valiente y el lloro
constante debilita el mensaje. Entiendo el calentón de la gente después
del partido porque hubo varias jugadas polémicas, pero la afición -que
estuvo sobresaliente- tiene que escoger entre el mensaje de dos de los
pilares del vestuario o el mensaje de una marioneta que habla de manera
mecánica para no olvidar ninguna de los palabras que le ha transmitido
su superior. El madridismo tiene que decidir si la imagen de su equipo
es la de dos campeones del mundo mirando con optimismo al frente después
de un partidazo o prefieren la de un tipo rebozándose como una croqueta
para terminar dándole una coz a un compañero...Estoy seguro que jugando como ante el Valencia el Madrid terminará ganando la Liga, pero lo tiene que hacer a través del fútbol y la valentía de sus estupendos futbolistas, sin perder fuerza en el camino con distracciones inútiles que suenan a la excusa de un perdedor. Y en el Madrid no caben los mensajes victimistas y de perdedores.
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