■ Esmeralda Gayán
La paciencia de Bruselas con
España se agota. Las autoridades
comunitarias han pedido al
Gobierno de Mariano Rajoy que
ponga el punto y final a la reestructuración
del mapa bancario,
para que la economía española
pueda recuperar la senda del crecimiento.
En Europa están dispuestos a
echar una mano al ministro Luis
de Guindos y sacan la cartera.
Le ofrecen la Facilidad Europea
de Estabilidad Financiera
(FEEF), el fondo de rescate de la
zona euro que desde el año pasado
está autorizado a participar en
la recapitalización de entidades,
incluso en países que no han sido
rescatados, caso de España.
Pero De Guindos se resiste y
la banca, también. El motivo es
que, de hacerlo, se podría estigmatizar
aún más a los bancos
españoles y las emisiones de
deuda pública, también castigadas
por la volatilidad de la prima
de riesgo.
El propio sector bancario considera
que la opción del fondo no
está encima de la mesa en estos
momentos. Pero los analistas
recuerdan la creciente dependencia
de las inyecciones de liquidez
del Banco Central Europeo
(BCE) como una señal de debilidad
de la banca.
De hecho, en estos momentos,
los bancos españoles tienen un
serio problema de financiación:
sus 1,4 billones en depósitos no
dan para cubrir su cartera de créditos,
que asciende a 1,8 billones.
Eso sin tener en cuenta que
una buena parte de los créditos
al sector privado, el 60%, están
asociados al sector inmobiliario.
La dependencia del ladrillo,
junto a las altas tasas de morosidad,
próxima ya al 8%, y las
subastas de entidades nacionalizadas
todavía en marcha, llevan
a desconfiar a los inversores
extranjeros, que prefieren meter
su dinero en los bancos de otros
países. Los números del Banco
de España así lo reflejan: entre
enero de 2011 y 2012, los inversores
foráneos sacaron 56.562
millones de sus cuentas bancarias
españolas.
Ante esta fuga de capitales y
con unas acuciantes necesidades
de financiación a largo plazo,
las entidades españolas se
vean obligadas a pedir dinero
prestado a Mario Draghi, mientras
urgen al ministro a que acelere
las subastas pendientes.
Pero la pregunta del millón es
de dónde sale el dinero para
hacerlo. La patronal de los bancos
ya ha preguntado a De Guindos
que aclare cómo se va pagar
la reestructuración de las entidades
intervenidas. El Ejecutivo de
José Luis Rodríguez Zapatero
financió las primeras intervenciones
con cargo al Fondo de
Reestructuración Ordenada
Bancaria (FROB), creado para
este fin, pero después pasó la
factura al Fondo de Garantía de
Depósitos (FGD), la hucha que
alimenta la propia banca, para
evitar el impacto en las finanzas
públicas.
Ahora el Gobierno debe decidir
cómo llenar esta hucha, que
en estos momentos apenas dispone
de unos 2.000 millones, una
cantidad que apenas llegará para
cubrir la subasta de Banco de
Valencia. De Guindos ya ha
dicho que no está dispuesto a
que el saneamiento de la banca
le cueste un euro al contribuyente
español.
El ministro tendrá que hacer un
sudoku para resolver la situación.
Tiene tres caminos. El primero
pasa por pedir una derrama a las
entidades, incrementando la
aportación del dos por mil actual
al tres por mil de los depósitos.
El segundo sería adelantar las
aportaciones correspondientes
al próximo ejercicio. Hay una tercera
vía, que consiste en utilizar
el FROB, que emitiría deuda para
prestarle al Fondo de Garantía de
Depósitos.
Los banqueros se decantan por
esta solución, ya que se niegan a
asumir más parte de la factura de
la reestructuración. La mochila de
la última reforma financiera empieza
a pesar en sus espaldas. Les
obliga a aumentar sus provisiones
y reducir sus beneficios. Así, la
patronal de la banca, la AEB ha
presentado las cuentas de los
bancos en España. Sus socios
anotaron un beneficio conjunto en
2011 de 8.295 millones de euros,
un 41,1% menos que un año
atrás. El año pasado, las entidades
dedicaron 22.972 millones a
atender el deterioro de su cartera
de créditos, un 7,9% más que
un año atrás.
En 2011, nueve bancos registraron
pérdidas. El caso más destacado
fue el del intervenido Banco
de Valencia. La filial de Bankia
anotó las mayores pérdidas del
gremio: 871 millones de euros.
Pero llama la atención que todos
los demás son extranjeros. Así,
Barclays ocupa la segunda posición,
con unos números rojos de
227 millones. Le siguen Lloyds
Bank International (-44,7 millones),
Citibank (-42,8), GE Bank (-
25), EBN (-18), BNP Paribas (-
6,4), Banco Pichincha (-3) y Selftrade
Bank (-2).
A los bancos extranjeros no terminan
de cuadrarles las cuentas.
Según el Banco Internacional de
Pagos (BIS), la banca extranjera
se está desprendiendo de buena
parte de sus posiciones en España
y los países periféricos. Así, los
activos de la Eurozona frente a
bancos españoles han caído en
45.000 millones de dólares.
Luis de Guindos está tratando
de convencerles de que vuelvan a
traer su dinero a España a golpe
de giras internacionales. El ministro
se pasa el tiempo subido a un
avión, rumbo a Estados Unidos,
China, Alemania, y a dónde haga
falta con tal de recuperar la
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