Espaldarazo del Supremo a Obama: la parte central de la reforma sanitaria es constitucional
Respalda el “mandato individual”, que obliga a contratar un seguro, y garantiza por primera vez en la historia de EEUU la cobertura sanitaria universal.
El Tribunal Supremo de EEUU ha desvelado su secreto mejor guardado: el destino de las 2.700 páginas de la Affordable Care Act o Ley de Cuidado Asequible, la medida estrella del presidente Obama y su principal aval para las elecciones de noviembre. Una ley que quiere rubricar la mayor reforma del sistema de salud desde la creación del Medicare en la década de los 60 y objeto continuo de batallas legales impulsadas por los republicanos, por 26 de los 50 estados y por influyentes empresarios.
Esa guerra judicial fue la que cerró ayer el Supremo, al declarar constitucional el punto clave del texto. Se trata del llamado “mandato individual”, que obliga a los estadounidenses con cierto nivel de ingresos a contratar un seguro médico a partir de 2014. En caso contrario, serán multados con sanciones que progresivamente podrán alcanzar miles de dólares, aunque inicialmente el castigo será sólo del 1% de los ingresos anuales, con un mínimo de 95 dólares.
El razonamiento legal es bastante complejo. Pero se puede resumir de la siguiente forma: el Supremo comparte con los críticos que el Congreso no tiene autoridad para obligar a adquirir un seguro. Así que, en un país que tiene alergia a la injerencia pública en la libertad privada, el “mandato individual” sí es inconstitucional bajo la ley de Comercio. Pero el precepto sí queda respaldado por la ley fiscal, pues cree que las sanciones previstas para los incumplidores pueden considerarse como un impuesto. Y el Congreso tiene autoridad para fijar tributos.
“El requisito de pagar una multa en caso de no tener seguro médico puede ser entendido razonablemente como un impuesto”, dice la sentencia. “Ya que la Constitución permite tal impuesto, no es nuestro papel prohibirlo, o pronunciarnos sobre su conveniencia o justicia”, añade.
Unas palabras que muestran la complejidad de una sentencia esperada por Obama, que obtiene una contundente victoria. El fallo sobre esta ley, conocida como Obamacare y con un coste de casi un billón de dólares, da alas a su campaña presidencial, pese a que el texto requiera aún algunos ajustes. “Es una victoria para todos”, dijo tras conocer el fallo. “No hice esto pensando que era bueno políticamente; lo hice pensando que era bueno para el conjunto de la Nación", concluyó.
Una victoria que tiene como contrapartida un perdedor: los republicanos, que avanzan que derogarán el texto si ganan en noviembre. La reforma "fue mala política ayer y es mala política hoy (...), es importante que la revoquemos y reemplacemos con una verdadera reforma", subrayaba Mitt Romney, el candidato del partido. Lo paradójico es que defendió una estrategia similar a nivel estatal cuando fue gobernador de Massachusetts. Como paradójico es que ha sido precisamente el republicano John Roberts, el jefe del Supremo, quien inclinó la balanza a favor de Obama entre los 9 magistrados del Tribunal. Con su apoyo, 5 miembros respaldaron la reforma.
Wall Street
Ahora queda ver cómo será la aplicación concreta, lo que correrá a cargo del Congreso. Expectantes están los 50 millones norteamericanos (una sexta parte de la población) que a día de hoy no tienen ningún tipo de cobertura y que desde 2014 deberán acreditar en su declaración de impuestos. A ellos se les ha prometido que al aumentar el número de clientes con seguro se abaratará el sistema. La reforma quiere ir incluso más allá, y persigue que, de ese grupo, 30 millones puedan acceder a ayudas para adquirir un plan médico. Además, se mantiene el mandato para que los padres puedan mantener a sus hijos dentro de su seguro hasta que cumplan los 26 años.
Ahora queda ver cómo será la aplicación concreta, lo que correrá a cargo del Congreso. Expectantes están los 50 millones norteamericanos (una sexta parte de la población) que a día de hoy no tienen ningún tipo de cobertura y que desde 2014 deberán acreditar en su declaración de impuestos. A ellos se les ha prometido que al aumentar el número de clientes con seguro se abaratará el sistema. La reforma quiere ir incluso más allá, y persigue que, de ese grupo, 30 millones puedan acceder a ayudas para adquirir un plan médico. Además, se mantiene el mandato para que los padres puedan mantener a sus hijos dentro de su seguro hasta que cumplan los 26 años.
Las empresas de más de 50 trabajadores también están afectadas: pagarán multas de hasta 2.000 dólares por empleado si no les ofrecen cobertura. Las aseguradoras, por su parte, deberán aceptar a cualquier cliente independientemente de su historial médico, lo que impactará en su cotización en Wall Street, que también está pendiente de farmacéuticas, fabricantes de dispositivos médicos y hospitales.
De momento, HCA Holdings subía el jueves un 9,9%; Community Health, un 5,4% y Tenet Healthcare, otro 5,5%. Por su parte, Amerigroup repuntaba un 5,2% y Molina, un 7,3%.
El futuro sanitario
No sólo Wall Street es clave en esta cuestión pues, dejando de lado las ideologías políticas, lo que sí es cierto es que los costes sanitarios están azotando a EEUU, que gasta en Sanidad el equivalente al 18% de su PIB. Todo ello en un contexto en el que se critican las subidas indiscriminadas de las pólizas. No es nada irregular encontrarse unos incrementos anuales cercanos al 10%. A ello se suma que, según sus defensores, algunas compañías niegan la póliza a determinados clientes por su historial médico, dejando en la estacada a personas gravemente enfermas que sí tienen dinero para adquirir una cobertura.
No sólo Wall Street es clave en esta cuestión pues, dejando de lado las ideologías políticas, lo que sí es cierto es que los costes sanitarios están azotando a EEUU, que gasta en Sanidad el equivalente al 18% de su PIB. Todo ello en un contexto en el que se critican las subidas indiscriminadas de las pólizas. No es nada irregular encontrarse unos incrementos anuales cercanos al 10%. A ello se suma que, según sus defensores, algunas compañías niegan la póliza a determinados clientes por su historial médico, dejando en la estacada a personas gravemente enfermas que sí tienen dinero para adquirir una cobertura.
Pese a estos hechos, ni republicanos ni demócratas, sabedores de la polémica de esta cuestión, han explicado qué harán de cara a las próximas elecciones para reducir los costes sanitarios. Así que, acabado la batalla jurídica, vuelve a comenzar guerra política.
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