La UE creará un supervisor único para los grandes bancos europeos
La Unión Europea espera poner en marcha esta misma semana la creación de un supervisor único para las grandes entidades financieras, al menos las de la zona euro. El Banco Central Europeo se perfila como el encargado de vigilar a los bancos transfronterizos y gestionar los fondos europeos de recapitalización.
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La tercera gran reforma del sistema de supervisión financiera desde el nacimiento del euro está en marcha. Y tras los tímidos avances de las dos anteriores, parece que esta vez sí se dará el salto hacia la creación de un supervisor único para los grandes bancos del continente, al menos, los radicados en la zona euro.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, presentará en breve un proyecto legislativo para establecer esa supervisión supranacional de los bancos transfronterizos. Pero el pistoletazo político de salida se espera en la cumbre europea de este jueves y viernes en Bruselas. Y formará parte de la respuesta a medio y largo plazo que la zona euro ofrecerá en esa cita a los mercados.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pidió ayer que de esa cumbre salga "un mensaje político contundente sobre la irreversibilidad del euro y un calendario claro de integración", informa Raquel Pascual. Rajoy defendió expresamente la necesidad de avanzar en la integración del sistema de supervisión financiera.
"La crisis ha demostrado que nuestro sistema de supervisión está demasiado fragmentado", señala la Comisión. Y aboga por una centralización de las tareas de vigilancia "que recupere la confianza entre los socios de la Unión Europea". Berlín ha advertido que esa centralización es condición imprescindible para la futura creación de un fondo comunitario que recapitalice al sector financiero o proceda a la liquidación de entidades inviables sin lastrar las cuentas públicas del país de origen.
El proyecto se encuentra tan encarrilado que ya ha empezado la inevitable batalla institucional para hacerse con la poderosa tarea de supervisión. El órgano natural encargado de asumirla sería la Autoridad Bancaria Europea (ABE), con sede en Londres, que desde el 1 de enero de 2011 agrupa a los supervisores nacionales e impulsa la convergencia en la regulación bancaria de los 27 socios de la UE.
Pero la credibilidad de la ABE no ha salido bien parada de las dos pruebas de estrés a que ha sometido al sector financiero europeo. Tras la primera se produjo el descalabro de la banca irlandesa. Tras la segunda, el de Bankia y otras cajas de ahorro españolas. En ninguno de los dos casos las pruebas reflejaron la gravedad de los problemas.
El Gobierno alemán no oculta su desdén por la ABE tras esos dos presuntos errores de apreciación. De modo que Berlín parece decantarse por otorgar al Banco Central Europeo (BCE) los nuevos poderes de supervisión. La canciller alemana, Angela Merkel, se reunirá mañana en París con el presidente francés, François Hollande, para tratar entre otras cosas este aspecto de la llamada unión bancaria.
La unión incluiría también, según las propuestas de Barroso, un fondo de liquidación bancaria y un fondo común de garantía de depósitos. El primer paso en esa dirección ya está recogido en dos proyectos de directiva presentados por el comisario europeo de Mercado Interior, Michael Barnier.
Ayuda mutua
Uno de ellos establece la obligación de crear fondos nacionales de garantía prealimentados por el sector (siguiendo el modelo español). El otro impone la creación de fondos, también prefinanciados por el sector, que puedan asumir la liquidación de un banco en dificultades. En ambos casos, los mecanismos nacionales estarían interconectados para ayudarse unos a otros si los recursos nacionales no fueran suficientes ante una crisis bancaria.
Se espera que el siguiente paso, un fondo común bajo un supervisor europeo, empiece a darse esta semana.
"¿Habrá que irse a Fráncfort?"
La acumulación de poder del Banco Central Europeo desde que comenzó la crisis no ha pasado desapercibida en Bruselas, donde lobbistas, abogados y corresponsales de medios de comunicación se hacen una pregunta con creciente frecuencia: "¿Tendremos que irnos a vivir a Fráncfort?".
La incógnita no incumbe solo a las necesidades logísticas de esos gremios afectados. Revela también que un organismo técnico como el BCE va ganando terreno a las instituciones políticas como la Comisión Europea.
La creación de un supervisor bancario europeo podría marcar un nuevo hito en esa deriva si los nuevos poderes se confieren a la institución dirigida por Mario Draghi en Fráncfort. Quizá por ese motivo, una parte la clase política en Bruselas prefiere la creación de un nuevo organismo con una independencia no tan marcada como la del BCE.
El instituto de estudios Bruegel considera que los bancos centrales tienen "una ventaja natural" para convertirse en el supervisor, porque de ellos depende la liquidez del sector bancario. Pero en el caso de la UE, añaden los expertos de Bruegel, el BCE podría tener dificultades en desempeñar ese papel si en la unión bancaria participan países que mantienen su propia divisa. En cualquier caso, lo que parece agotado es el sistema de supervisión nacional.
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