59.000 MILLONES A PARAÍSOS FISCALES EN 2011
¿Cómo
es posible que el dinero siga yendo a salvar a los Bancos y al cierre
de 2010, seis de década diez empresas del Ibex tenga sociedades
domiciliadas en países que son considerados por la ley española como
paraísos fiscales?
¿Cómo es posible que de un día para otro se disponga de 100.000 millones de euros para la denominada reforma financiera, y, al mismo tiempo, en los hospitales madrileños, Esperanza Aguirre esté reduciendo los presupuestos para fármacos contra el cáncer y se niegue a seguir dando el tratamiento contra el sida a personas sin papeles con la tarjeta sanitaria caducada?
¿Cómo es posible, que no se aumente el número de inspectores de Hacienda para intentar acabar con el fraude fiscal, que supone más de 70.000 millones de euros, y sin embargo se amplíe la amnistía a los delincuentes fiscales hasta diciembre de 2013 para que puedan legalizar su dinero sucio y opaco?
Pues es posible, porque lo que hace el Gobierno no tiene nada que ver con los deseos de una población dócil que, aunque no está de acuerdo en su mayoría con las decisiones que se adoptan, todavía prefiere pensar que se encuentra maniatada hasta las siguientes elecciones, en lugar de ser activa para cambiar la orientación un Gobierno que son ellos los que lo han elegido.
El dinero y el egoísmo determinan la vida de estas élites económicas, pero no puede determinar los objetivos de unas sociedades democráticas que tienen su fin en la igualdad y la libertad de las personas.
Hay que decirlo con claridad, dando la batalla del lenguaje que quiere ganar la derecha con eufemismos que solo pretenden la confusión y el engaño. Los paraísos fiscales socavan la democracia. El modelo de capitalista financiero globalizado, al aumentar la desigualdad, la exclusión y la pobreza, está debilitando la democracia y puede acabar con ella si los ciudadanos no se movilizan y se convierten en sujetos activos y libres que deciden la agenda de sus Gobiernos.
Las consecuencias indirectas, que para los ciudadanos tienen los paraísos fiscales, son muy graves en cuanto a recortes de derechos sociales, laborales y de ciudadanía. Por ese motivo, hay que acabar con ellos
¿Cómo? Ya lo he escrito en otros artículos, acordando su eliminación con la fecha tope 2015 de verdad, sin las trampas de los acuerdos bilaterales, y redirigiendo sus fondos para cumplir con los objetivos del milenio. Es necesario poner en marcha una batería de iniciativas nacionales (un nuevo gravamen especial para todo movimiento de fondos que tengan como origen o destino un paraíso fiscal; no reconocimiento de personalidad jurídica a las sociedades constituidas en paraísos fiscales para intervenir en el tráfico mercantil español; prohibición de tener filiales o sucursales en paraísos fiscales a entidades bancarias españolas) e internacionales que requieren un fuerte impulso político. A partir de 2015, los paraísos fiscales quedarían completamente prohibidos, y los Estados que los mantuvieran serían excluidos de todos los organismos financieros internacionales y asumirían medidas severas de aislamiento financiero. Desde este momento hasta el 2015, los capitales que abandonasen los paraísos fiscales no serían penalizados, tributarían a un nivel inferior, y a cambio, los fondos obtenidos serían puestos a disposición de organismos financieros internacionales reformados para ayudar al cumplimiento de los objetivos del Milenio.
La otra opción es que los ‘Rinconetes’ y ‘Cortadillos’ de las finanzas del siglo XXI sigan viviendo de acuerdo a sus códigos de avaricia, mientras el sistema democrático se va cayendo como un castillo de naipes. Tú decides o decidirán por ti.
Oscar Iglesias
¿Cómo es posible que de un día para otro se disponga de 100.000 millones de euros para la denominada reforma financiera, y, al mismo tiempo, en los hospitales madrileños, Esperanza Aguirre esté reduciendo los presupuestos para fármacos contra el cáncer y se niegue a seguir dando el tratamiento contra el sida a personas sin papeles con la tarjeta sanitaria caducada?
¿Cómo es posible, que no se aumente el número de inspectores de Hacienda para intentar acabar con el fraude fiscal, que supone más de 70.000 millones de euros, y sin embargo se amplíe la amnistía a los delincuentes fiscales hasta diciembre de 2013 para que puedan legalizar su dinero sucio y opaco?
Pues es posible, porque lo que hace el Gobierno no tiene nada que ver con los deseos de una población dócil que, aunque no está de acuerdo en su mayoría con las decisiones que se adoptan, todavía prefiere pensar que se encuentra maniatada hasta las siguientes elecciones, en lugar de ser activa para cambiar la orientación un Gobierno que son ellos los que lo han elegido.
El dinero y el egoísmo determinan la vida de estas élites económicas, pero no puede determinar los objetivos de unas sociedades democráticas que tienen su fin en la igualdad y la libertad de las personas.
Hay que decirlo con claridad, dando la batalla del lenguaje que quiere ganar la derecha con eufemismos que solo pretenden la confusión y el engaño. Los paraísos fiscales socavan la democracia. El modelo de capitalista financiero globalizado, al aumentar la desigualdad, la exclusión y la pobreza, está debilitando la democracia y puede acabar con ella si los ciudadanos no se movilizan y se convierten en sujetos activos y libres que deciden la agenda de sus Gobiernos.
Las consecuencias indirectas, que para los ciudadanos tienen los paraísos fiscales, son muy graves en cuanto a recortes de derechos sociales, laborales y de ciudadanía. Por ese motivo, hay que acabar con ellos
¿Cómo? Ya lo he escrito en otros artículos, acordando su eliminación con la fecha tope 2015 de verdad, sin las trampas de los acuerdos bilaterales, y redirigiendo sus fondos para cumplir con los objetivos del milenio. Es necesario poner en marcha una batería de iniciativas nacionales (un nuevo gravamen especial para todo movimiento de fondos que tengan como origen o destino un paraíso fiscal; no reconocimiento de personalidad jurídica a las sociedades constituidas en paraísos fiscales para intervenir en el tráfico mercantil español; prohibición de tener filiales o sucursales en paraísos fiscales a entidades bancarias españolas) e internacionales que requieren un fuerte impulso político. A partir de 2015, los paraísos fiscales quedarían completamente prohibidos, y los Estados que los mantuvieran serían excluidos de todos los organismos financieros internacionales y asumirían medidas severas de aislamiento financiero. Desde este momento hasta el 2015, los capitales que abandonasen los paraísos fiscales no serían penalizados, tributarían a un nivel inferior, y a cambio, los fondos obtenidos serían puestos a disposición de organismos financieros internacionales reformados para ayudar al cumplimiento de los objetivos del Milenio.
La otra opción es que los ‘Rinconetes’ y ‘Cortadillos’ de las finanzas del siglo XXI sigan viviendo de acuerdo a sus códigos de avaricia, mientras el sistema democrático se va cayendo como un castillo de naipes. Tú decides o decidirán por ti.
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