El rescate de la banca: cierre en limpio ¿para quién?
Por Jorge Fabra Economistas Frente a la Crisis
Hace ahora un año esta web de Economistas Frente a la Crisis publicaba un artículo en el que se consideraba que el rescate total para la economía española era altamente probable por la dificultad a la que se enfrentaba el Tesoro para financiarse a tipos de interés sostenibles. El artículo concluía que la elevada prima de riesgo sólo se podría reducir a través de la compra masiva de deuda soberana por parte del BCE. Se consideraba que las autoridades españolas tenían muy difícil otra salida que no fuera solicitar el rescate a la Troika y con ello cumplir con la condición imprescindible para la activación del programa OMT del BCE (compras ilimitadas de deuda soberana en el mercado secundario de aquellos Estados miembros que lo soliciten al Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM).
).
Pero no fue necesario solicitar el rescate. El artículo escrito en esta Web minusvaloró el efecto que el “I will do whatever it takes” de Draghi tendría sobre los mercados. Sin desembolsar un solo euro, esas 6 palabras, más la especificación del programa de compra de bonos, consiguieron una reducción de la prima de riesgo de 250 puntos básicos, y lo que es más importante, disiparon los riesgos de ruptura del euro que hasta entonces cotizaban alto. Es un activo que debe resaltarse de la actuación de Mario Draghi, es la prueba del poder de los banqueros centrales. Es la prueba también de que los mercados no quisieron apostar contra el BCE. Tal vez sean menos valientes de lo que parecían, aunque la relajación de los plazos de la consolidación fiscal, el instrumento letal de las políticas de austeridad, también contribuyera, sin duda, a relajar las tensiones de los mercados.
El Eurogrupo ha anunciado un acuerdo político por el que España no necesitará una extensión del programa para el rescate de la banca. A falta de que las pruebas de esfuerzo de la banca y la revisión de la calidad de activos -que llevará a cabo el BCE en los próximos meses- certifiquen que la banca española está suficientemente recapitalizada y de la última revisión periódica de la aplicación de las medidas recogidas en el Memorandum de Entendimiento, las autoridades europeas han calificado como éxito el programa español y felicitan al Gobierno por su ejecución y determinación en aplicar la condicionalidad asociada al rescate. No me voy a detener aquí en los muchos peros que se podrían poner a esa valoración, empezando por la capitalización de los bancos, finalmente a costa de los contribuyentes, siguiendo por el estrangulamiento del flujo de crédito a la economía real, la fragmentación financiera, que continúa, y finalizando por la inasumible tasa de paro, consecuencia en parte de un sistema financiero disfuncional y todavía comatoso. Y no me detendré en ello porque el programa de rescate a la banca española ha sido un éxito… si nos atenemos al objetivo que se buscaba, que está muy claro a tenor de la regulación del instrumento de asistencia financiera del MEDE elegido para la recapitalización bancaria:
Article 2
Aim of a loan for the purpose of recapitalisation
1. The loan granted to an ESM Member under this form of stability support shall be restricted for the specific purpose of supporting financial institutions, including through schemes to support asset separation and disposal, while requiring fulfilment of appropriate conditionality, focused on the enhancement and viability of the financial sector as well as the institution(s) in question.
2. The aim of a loan for the purpose of recapitalising financial institutions is to preserve financial stability of the euro area as a whole and of its Member States by catering to those specific cases in which the roots of a crisis situation are primarily located in the financial sector. Such assistance shall thus seek to limit the contagion of financial stress by ensuring the capacity of a beneficiary ESM Member’s government to finance recapitalisation at sustainable borrowing costs and facilitate financial sector repair in order to eliminate vulnerabilities.
El objetivo era “preservar la estabilidad financiera de la zona euro en aquellos casos en los que las causas de la crisis encuentran su origen en el sector financiero”. En ningún caso el objetivo era facilitar el crédito a las pymes, ni reducir el desempleo, ni siquiera reducir la prima de riesgo. No. Sólo se trataba de garantizar que el sector financiero se pudiese capitalizar a un coste inferior para el Estado. La línea de crédito al Gobierno de hasta 100.000 millones de euros ha permitido la recapitalización y la condicionalidad asociada al rescate, con la creación del banco malo y la transmisión de activos inmobiliarios fallidos o de dudoso cobro a esta nueva sociedad de gestión de activos (SAREB), ha reducido parte de las vulnerabilidades bancarias. Cumplido el objetivo, cerrado el programa.
Tanto para el caso español como, sobre todo, para el caso del programa irlandés, el cierre del programa “en limpio”, es decir, sin línea de acompañamiento que actúe como red de seguridad, es un movimiento no exento de riesgos. La clave reside en que, al salir del programa de asistencia financiera, se está perdiendo en realidad la posibilidad de solicitar la activación del programa del BCE de compra de bonos, OMT. La decisión del Gobierno Irlandés, y en menor medida del español, es, por tanto, un acto de fe. Es como la película de Indiana Jones y la Última Cruzada en la que el protagonista tiene una última prueba consistente en dar un paso adelante, al vacío, con la fe de que un puente invisible evitaría su caída por el precipicio. En la película, Harrison Ford no podía caer y su acto de fe le salió bien, cruzó el precipicio y llegó hasta el cáliz de la eterna juventud. No tenemos motivos para pensar que en esta ocasión el resultado será distinto y que Irlanda y España se precipitarán al vacío. Al fin y al cabo las muy católicas naciones han dado pruebas fehacientes de su penitencia. El problema es que, en realidad, quienes no han caído han sido los bancos y sí han caído, sin embargo, las heridas del flagelo sobre los ciudadanos y la economía productiva.
¿Cuál podría haber sido la alternativa? Se podría haber apostado por una vía segura: solicitar una línea de crédito precautoria, pero no utilizarla. Con esto se hubiesen conseguido dos objetivos esenciales para la gestión financiera de la crisis: por una parte mantener la ventana abierta al programa OMT, una especie de seguro a todo riesgo que hubiera seguido presionando, precisamente, la prima de riesgo a la baja y, por otra, asegurar la no desestabilización de las finanzas públicas no utilizando los fondos disponibles en la línea precautoria para no incurrir en más deuda. En el juego de la credibilidad es importante la distinción entre la utilización de los fondos y tener la posibilidad de utilizarlos. Mostrar potencia de fuego contra la especulación, hubiera bastado. El BCE ya nos ha enseñado ese camino. Con capacidad de disuasión se hace innecesario disparar. Por supuesto que no todo es tan sencillo y tal vez haya variables adicionales que pudieran estar ocultas, pero lo que es seguro es que en clave política –para el gobierno español y para la Troika- declarar un “cierre en limpio” era proclamar el “éxito” de la operación. El Gobierno español tenía esa necesidad y la Troika también tenía la necesidad imperiosa de tener un éxito político en los programas español e irlandés. El juez y el juzgado, el controlador y el controlado han tenido intereses convergentes. Ambos necesitaban un cierre limpio del rescate a la banca para poder seguir insistiendo en la misma política.
Pero los recursos disponibles hay que utilizarlos con inteligencia, y con inteligencia han sido utilizados pero no la dirección que más hubiera interesado a los intereses generales del país. El resultado de las pruebas de esfuerzo bancario deben todavía despejar las dudas sobre el balance de los bancos y la coyuntura no nos es completamente ajena. Habernos mantenido bajo el paraguas abierto por el BCE, es una opción perdida, un tributo pagado a los intereses políticos del Gobierno y de la Troika.
Al fin, el grado de limpieza de esta salida del rescate de la banca, no depende más que de la perspectiva desde la que se contemple. El “cierre en limpio” es –como tantas veces hemos constatado ya- una expresión que recurre a una terminología no neutral: ¿Limpio? ¿Para quién? No es economía, es ideología.
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