viernes, 1 de noviembre de 2013

Modelos en crísis ..

Crisis en Mondragón

Fagor Electrodomésticos: Luto en el corazón del cooperativismo, ¿estamos ante el final de un modelo?


La crisis de la empresa de electrodomésticos de Mondragón ha hecho temblar a los defensores de un modelo centrado en el mantenimiento del empleo y no en la maximización de los beneficios
Fagor Electrodomésticos, icono del cooperativismo vasco, ha servido de referencia durante décadas a todos aquellos que sueñan con un modelo de organización del trabajo alternativo a la empresa capitalista, donde el objetivo sea el mantenimiento del empleo y no la maximización de los beneficios. Por eso, la crisis de la compañía -germen de la Corporación Mondragón, primer grupo de Euskadi y décimo de España- ha caído como un jarro de agua fría dentro y fuera de la comarca del Alto Deba, donde Fagor Electrodomésticos tiene su sede. Pero, ¿qué ha sucedido para que se venga abajo un proyecto que era estudiado en prestigiosas escuelas de negocios como Harvard?, ¿será el cooperativismo vasco la última víctima de esta cruenta crisis?
Alejandro Inurrieta, profesor del IEB, opina que la crisis de Fagor Electrodomésticos"no tiene nada que ver" con el hecho de que se tratara de una cooperativa pues, a su juicio, una empresa con otra configuración jurídica (como una sociedad anónima o una sociedad limitada) hubiera presentado dificultades semejantes: "Se trata de una empresa que se dedicaba a vender electrodomésticos y cuando se dejan de vender viviendas, el negocio se desploma. Aunque exportan una parte de su producción, no ha sido suficiente para mantener su solvencia. Por eso, no es una culpa del cooperativismo, sino de la crisis de consumo".
Más bien al contrario, Inurrieta opina que el cooperativismo ha permitido a Fagor Electrodomésticos mantenerse a flote durante más tiempo gracias al apoyo del resto de las 110 cooperativas de la Corporación Mondragón, que aceptaron en mayo pasado volver a apretarse el cinturón y dotar un fondo de 70 millones de euros para socorrer a la compañía (aunque el apoyo solidario que ha recibido Fagor Electrodomésticos del resto de cooperativas es superior y se eleva a un total de 300 millones de euros).
"La flexibilidad de las cooperativas -que destinaron parte de los beneficios a ese fondo para Fagor Electrodomésticos-, así como el mayor compromiso de los trabajadores -que acordaron bajarse el sueldo para ayudar a sus compañeros-" alargaron la vida de la empresa, según Inurrieta, pese a que ésta llevaba en una situación delicada desde 2008, último ejercicio que cerró en números negros.
Lamentablemente, no ha sido suficiente, y Fagor Electrodomésticos solicitó otros 170 millones para seguir manteniendo la actividad de la empresa, que da trabajo a más de 5.000 personas en cinco países. En esta ocasión, no pudo lograr el apoyo del Gobierno vasco y la Corporación Mondragón, tras entender que el proyecto de reestructuración no era sostenible y que los fondos que solicitaba tampoco iban a garantizabar el futuro de la compañía (amén de que complicarían el futuro de las cooperativas viables del grupo). Una situación que, casi con toda seguridad, va a suponer el final de la empresa fundada por cinco amigos en 1956, y que se convirtió en el embrión de la Corporación, gracias a la ayuda del sacerdote José María Arizmendiarrieta, ideólogo del cooperativismo.
Hay que reconocer que, por lo simbólico de la cooperativa, el concurso acreedores de Fagor ha restado brillo a los datos que arrojan que las cooperativas han resistido mejor a la crisis que otro tipo de sociedades (las disoluciones de sociedades mercantiles se incrementaron un 14% en 2012, mientras que el cierre de cooperativas "sólo" subió el 2,4%. Y lo mismo ocurrió con el empleo: se redujo un 1,2% en las cooperativas, tres puntos menos que en las empresas mercantiles, según datos de la confederación Coceta).
Aun así, Juan Antonio Pedreño, presidente de Coceta, se empeña en destacar que el cooperativismo va más allá de Fagor Electrodomésticos, al existir en España más de 22.000 cooperativas con unos 300.000 socios trabajadores. "Es verdad que Fagor es un referente, pero se están cargando las tintas sobre un modelo, cuando es un problema de un sector, de una empresa determinada", explica Pedreño.
El presidente de Coceta destaca la vigencia del modelo (en el que el trabajador es socio de la empresa) precisamente en un momento de crisis económica en el que no se está creando empleo en el sector público ni el privado, y donde el autoempleo, individual o colectivo (mediante la constitución de cooperativas) es la única alternativa.
"El modelo cooperativo ha demostrado salvar todos los vaivenes desde hace 175 años. Aporta valores de democracia, solidaridad y participación; mientras pone a la persona en el centro de las preocupaciones. Esto es especialmente relevante si recordamos que estamos en esta crisis porque otras personas o corporaciones no han tenido en cuenta estos valores", defiende Pedreño, quien recuerda que otro de los méritos de este modelo ha sido el de mantener el empleo en el ámbito rural, dado que el 45% de la producción agraria española se produce en cooperativas.
"Es un régimen mucho más eficiente que una forma jurídica tradicional, al poseer un conjunto de incentivos para la productividad e implicación de los trabajadores", apunta por su parte Inurrieta.
Si bien, tanto Pedreño como Inurrieta coinciden en señalar que el modelo del cooperativismo de Mondragón es difícilmente replicable, pues éste se fraguo en un tiempo y lugar que poseía un caldo de cultivo idóneo para que prendieran las ideas del sacerdote José María Arizmendiarrieta, fundador de la escuela politécnica, embrión de la Universidad de Mondragón.
"En este momento actual, sería irrepetible volver a crear Mondragón. Se creó en unos tiempos, circunstancias y situación determinada.", explica Pedreño. Para empezar, porque en el caso de Mondragón se trata de un grupo de cooperativas que se ayudan entre sí, mientras que "el cooperativismo que existe en España es de empresas individuales".
Los otros dos grupos de cooperativas de relativo tamaño, Clave en Cataluña y Asces en Valencia, son la unión de empresas cooperativas individuales con el objetivo compartir algunos servicios, pero carecen de la filosofía del cooperativismo que sí pervive en Mondragón.
"Más allá de Mondragón, no hay mucha tradición en España porque somos individualistas y porque el riesgo que implica el apostar por tu empresa con tu dinero no está arraigado. Además, en España el tejido está compuesto de empresas pequeñas y eso condiciona mucho. Mondragón tiene miles de trabajadores", añade Inurrieta.
En todo caso, hay que reconocer también que las cooperativas de Mondragón han tenido que hacer concesiones para poder competir a nivel global, como llevar la producción a otros países más baratos o la creación de estructuras de otras formas societarias. Aun así, "los principios que rigen a la corporación Mondragón son los cooperativos, que es lo realmente importante", según Pedreño.
En ese sentido, aunque no estamos ante el fin de un modelo y aunque Fagor Electrodomésticos sea sólo una parte de toda la Corporación de Mondragón (sólo representa el 8% de las ventas del grupo), justo es reconocer que, hoy, el cooperativismo está de luto.


Leer más:  Fagor Electrodomésticos: Luto en el corazón del cooperativismo, ¿estamos ante el final de un modelo?  http://www.finanzas.com/noticias/empresas/20131101/fagor-electrodomesticos-luto-corazon-2535645.html#VwZ1ad4T0pVYQsWo
Consigue Links a tus Contenidos en  http://www.intentshare.com

No hay comentarios: