Barra libre en Liberbank
Sábado01 de febrero de 2014
En mi país hay 571.000 personas con más de 55 años y sin trabajo. Un día les dieron la carta de despido y los echaron con lo puesto, reforma laboral mediante. La mayoría no volverá a encontrar empleo. Las empresas saben que son buenos pero caros: con uno de sus sueldos pagan a dos jóvenes. Los números mandan. Alcanzar la jubilación se convierte en una odisea. De nada sirve tener más de 35 años cotizados a sus espaldas. Papel mojado. Están condenados a pasar las hojas del calendario y sobrevivir como puedan. A los afortunados les espera una pensión mínima. Otros ni eso. No hace falta poner nombres y apellidos, es la historia de muchos de nuestros padres.
Jesús María Alcalde, María Encarnación Paredes y Felipe Fernández no pueden decir lo mismo. Estos tres altos cargos de Cajastur (hoy Liberbank) se repartieron 1,2 millones de euros en indemnizaciones por poner fin a su relación laboral. Jesús y María solicitaron la prestación por desempleo el 23 de enero. Ese mismo día los nombraron para el Consejo de Administración de Liberbank. Resumen: cobran indemnización, paro y dietas. Eso sí, todo muy legal. Cuando saltó el escándalo, anunciaron que donarían la prestación por desempleo a la Obra Social. Todo un detalle.
No son los únicos a los que la vida les sonríe. López Hierro, marido de Cospedal, recibe 7.000 euros mensuales de Liberbank desde 2011 pero los papeles del contrato no aparecen hasta 2013, justo cuando se denuncian los hechos. Estas cosas pasan en las mejores oficinas. El destino es caprichoso: 2011 fue un año intenso, el PP ganó las elecciones y el teléfono de López Hierro no paraba de sonar. Red Eléctrica Española lo fichó por 250.000 euros anuales. Duró 20 días en el cargo. Llegó el escándalo y mandó cesar. Iberdrola aprendió la lección. Le ofreció un puesto en una filial (más discreto) y 60.000 euros anuales (más digerible). A Cospedal tampoco le fue mal, ese año ganó 168.000 euros gracias a sus tres sueldos.
Los 1.165 trabajadores asturianos afectados por el ERE de Liberbank (antes Cajastur) no disfrutan del mismo trato. No tendrán indemnizaciones millonarias, sino recorte de sueldos (hasta el 30%). Ya conocen el relato para estos casos: hay que reducir costes para evitar que el barco se hunda.
Wall Street es una nanocalle de New York y el templo del fraude, la codicia, la especulación y el engaño. Todo vale con tal de multiplicar los beneficios en el menor tiempo posible. No hay límites. Costa-Gavras lo resume muy bien en su última película: "Vamos a seguir robándoles a los pobres para seguir dándoselo a los ricos". Algunos pensaban que Cajastur, hoy Liberbank, manejaba otras normas. Se equivocaron. Aquí la ética también brilla por su ausencia.
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