sábado, 1 de abril de 2017

Podem y los comunes...

Pablo Iglesias tiene un problema con su marca en Cataluña, una factura que podría pagar cara en las elecciones generales de 2020
Podem y los comunes están condenados a entenderse. Ni Podem, ni los comunes, ni la dirección madrileña dudan de ello. Enfrentarse en las urnas sería un suicidio para ambas partes, razonan, atomizando el espacio electoral no independentista a la izquierda del PSC. La pregunta sigue siendo el cuándo y el cómo. Todo sigue abierto. Las peticiones de dimisión de Albano Dante se hacen más fuertes a medida que se acerca el toque de la bocina. De no cerrar un acuerdo ni dar un paso atrás, una dimisión en cadena de los miembros de la dirección podría provocar la creación de una gestora. Madrid tomaría las riendas de las negociaciones, pero con el nuevo partido ya construido.
La máxima de los comunes, aceptada por formaciones históricas como ICV o EUiA, pasa por formar un partido, nunca una coalición electoral. La única vía abierta pasaría por retrasar el calendario del proceso fundacional, lo cual descartan fuentes cercanas al grupo promotor, o en último caso renunciar a formar parte de los órganos del partido y presentar listas para las primarias antes de las elecciones, como independientes. Cualquiera de las soluciones, incluso un acuerdo de última hora, dejará a Podem en un plano secundario de la política catalana, fracturado y con una escisión de cuadros, orgánicos y parlamentarios, que se integrarían en el nuevo sujeto político. Pablo Iglesias tiene un problema con su marca en Cataluña, una factura que podría pagar cara en las elecciones generales de 2020.

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