El empresario Blas Herrero encabeza un grupo de inversores dispuestos a entrar en el grupo a través de una ampliación de capital
Ni Duro Felguera ni la banca acreedora han tenido vacaciones de Navidad. Ambas partes están inmersas en una compleja negociación que tiene dos procesos paralelos. Uno de ellos, el que más urge al grupo asturiano, pasa por la liberación de avales. El otro es la renovación del acuerdo de espera o 'standstill' que vence el próximo lunes, 15 de enero. Mientras tanto, un grupo de inversores, con el asturiano Blas Herrero a la cabeza, negocia su entrada en la compañía a través de una ampliación de capital.
La liberación de avales solo está pendiente del visto bueno del BBVA. El resto de las entidades financieras ya han aceptado el acuerdo por el que Duro aportaría las garantías de un proyecto en Perú. Una vez frustrada la venta de su sede en Madrid a un fondo luxemburgués, la compañía que preside Acacio Rodríguez ha encontrado otra vía para aportar un depósito de fondos por entre siete y ocho millones de euros procedentes del citado proyecto en el país andino. De esta forma, el 'pool' bancario liberaría avales hasta 20 millones de euros con los que la empresa podría hacer frente a los impagos urgentes y le permitirían volver a contratar.
Respecto a la ampliación del 'standstill' (prórroga bancaria), los conocedores de la operación de reestructuración dan por hecho que el 'pool' bancario otorgará una nueva prórroga a la ingeniería asturiana más allá del próximo 15 de enero, cuando finaliza el periodo -que ya prorrogaron en septiembre- para sellar la refinanciación de la deuda y encontrar un socio que entre en el capital del grupo.
Una vez aprobada la refinanciación de la deuda por parte de la banca acreedora, la idea de Duro es aprobar una ampliación de capital, que podría estar en el entorno de los 100 millones, a la que estarían dispuestos a entrar entre tres y cuatro 'family office' o grandes patrimonios, encabezados por Blas Herrero. «Esta operación sería muy interesante para la propia compañía y para los bancos, que entienden que Duro sabe hacer muy bien las cosas», explican fuentes conocedoras del proceso.
Según las mismas fuentes, «para salir a Bolsa con una ampliación de capital y que la operación salga bien hacen falta: un plan de negocio -que Acacio Rodríguez ya ha puesto en marcha-, un buen equipo directivo -acaba de aprobarse una reorganización-, una buena historia que vender -Duro tiene tras de sí una historia de más de 150 años de experiencia y prestigio internacional- y que el mercado esté abierto y en buena disposición. Si se dan estas circunstancias, el éxito está asegurado. A los inversores les va a interesar una empresa con un balance fuerte e inmaculado, como puede dejarse el de Duro renegociando la deuda con la banca», agregan. Y a Duro le interesa un socio «fiable, que entienda el negocio y permanente, que no se deje llevar por el valor puntual de la compañía» en bolsa.
Desde el estreno de 2018 el parqué le sonríe a Duro, una cuestión clave a la hora de la ampliación de capital. La media de acciones que se mueven al día desde que comenzó el año está en el entorno de las 700.000, cuando antes no llegaban a 300.000. La capitalización del grupo se sitúa -al cierre de la Bolsa de ayer- en 81, 9 millones de euros. En lo que va de año acumula una subida del 60%.
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