domingo, 29 de mayo de 2022
Tesoros ( Naturales ) perdidos....
Tras las pistas del Botánico del que un día disfrutó Oviedo
G. G.
OVIEDO
Detalle de un plano de Oviedo del año 1853 en el que se representa el desaparecido convento franciscano y el Jardín Botánico de la Universidad. Aún no existían las calles Fruela y Santa Susana, pero sí el paseo (salón) del Bombé. A la izquierda se ve la calle San Francisco y parte de la UniversidadDetalle de un plano de Oviedo del año 1853 en el que se representa el desaparecido convento franciscano y el Jardín Botánico de la Universidad. Aún no existían las calles Fruela y Santa Susana, pero sí el paseo (salón) del Bombé. A la izquierda se ve la calle San Francisco y parte de la Universidad
¿Qué ocurrió con el gran jardín que cultivó la Universidad en terrenos que habían pertenecido al convento de San Francisco?
29 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
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Entre los muchos tesoros urbanos que Oviedo fue perdiendo con el paso de los siglos, sin duda uno de los más señalados fue el convento franciscano y su iglesia que se encontraban, más o menos, donde hoy está el palacio de la Junta del Principado y que ocupaba una gran parcela de la ciudad con terrenos entre las calles Fruela y Santa Susana.
El complejo monacal fue derribado a principios del siglo XX porque se consideraba que estaba muy deteriorado. Quizá menos conocida es la historia de un gran jardín botánico que desapareció parcialmente treinta años antes, hacia 1871.
Derribo de la iglesia gótica del complejo monacal de San Francisco de Oviedo, que se ubicaba entre las calles Fruela y Santa Susana
La iglesia franciscana que se desvaneció
G.GUITER
Según contaba José Ramón Tolivar Faes (Nombres y cosas de las calles de Oviedo), esa zona sirvió de huerta y jardín al convento y estaba cerrada por una tapia que la separaba del Campo por lo que es ahora la avenida de Alemania. Con la desamortización de Mendizábal, señala, el huerto pasa a manos del ayuntamiento, que lo cede «en foro perpetuo a la Universidad en el año 1846 para ser convertido en jardín botánico y un lago». Así se hizo y, todavía hoy, quedan ejemplares vivos que, dada su antigüedad, ya estaban allí hace un siglo y medio, como cedros o palmeras.
Un plano de Oviedo del año 1894, que representa de forma muy esquemática (en el centro de la imagen) el Botánico junto al convento franciscano, junto al Campo San FranciscoUn plano de Oviedo del año 1894, que representa de forma muy esquemática (en el centro de la imagen) el Botánico junto al convento franciscano, junto al Campo San Francisco
En efecto, en el plano que hay sobre estas líneas, y que data del año 1894, se puede apreciar en el centro de la imagen tanto el complejo monástico alineado con la calle Fruela como el botánico (un tanto impreciso), con caminos en forma de estrella de ocho puntas sobre una planta casi rectangular. Uno de los lados llegaba hasta el paseo del Bombé y su superficie aproximada era, según el plano, de unos 15.000 metros cuadrados. Teniendo en cuenta el tamaño y población de la ciudad entonces, constituía un espacio considerable.
La imagen que abre este reportaje es más detallada en cuanto al convento y el jardín Botánico, pero más antigua (de 1853): todavía no existía la calle Fruela. Sin embargo, está dibujada con precisión la verdadera forma que tenía el parque. En realidad, estaba dividido en dos zonas, una más cercana al convento con fisonomía de huerta, con caminos serpenteantes para acceder fácilmente a lo sembrado. Y la segunda, un poco más allá, parecelada en 16 cuadrículas (algunas subdivididas) con una plaza central de la que salen pequeños caminos radiales.
Llega el fin
Pero la Universidad debía, por contrato, derribar el muro y sustituirlo por una verja metálica, cosa que -bien por falta de recursos o de interés- no hizo, de modo que, en 1871, el ayuntamiento se cansó de reclamar y acometió por su cuenta el derribo de la tapia. Fue el principio del fin del Botánico, que se integró en el Campo San Francisco.
El parque mismo estaba también en proceso de adaptación, explica Tolivar: «Los alcaldes Ramón Secades y Longoria Carvajal cambian definitivamente en el siglo XIX la fisonomía de lo que era una simple mancha boscosa, convirtiéndola en una especie de parque inglés, ajardinando una buena parte de su superficie y construyendo fuentes ornamentales, La Fuentona y la Fuente de las Ranas, ligadas a las grandes obras hidráulicas de la ciudad, que aún hoy pueden contemplarse limitando el Paseo del Bombé en sus extremos».
Algunos de los árboles que en su día pertenecieron al jardín Botánico de la Universidad de Oviedo, hoy desaparecido tras ser integrado parcialmente en el Campo San Francisco.Algunos de los árboles que en su día pertenecieron al jardín Botánico de la Universidad de Oviedo, hoy desaparecido tras ser integrado parcialmente en el Campo San Francisco. © Daniel Roig
Pero lo que realmente da la puntilla al Botánico es el derribo del convento y la urbanización de toda esa parte de la ciudad entre Fruela y Santa Susana: aparecerán a partir de ahí no solo el palacio de la Diputación (Junta del Principado), sino también el Banco de España (actual sede de Presidencia) y toda la hilera de edificios en una nueva calle que se llamará Marqués de Santa Cruz.
Como se ve en el plano de 1854, esa calle aún no existía. En realidad, desde el Campo hasta la calle del Rosal no había nada más que prados, aparte del convento y su iglesia. La pavimentación de Marqués de Santa Cruz parte por la mitad el Botánico.
Hoy día, a lo largo del lateral del parque delimitado por esa calle, se pueden ver esos viejos ejemplares, diferentes a los del resto de la mancha verde, que un día constituyeron el único gran Botánico que ha tenido Oviedo... y que la Universidad dejó escapar.
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