lunes, 16 de mayo de 2022
La Belleza se esfuma...
Editorial : La belleza salvará al mundo
#arte #geopolítica #mundo
Este número 165 es un paso importante en la historia del GEAB, ya que rompe con la sacrosanta tradición del anonimato de los artículos, hasta ahora siempre firmados colectivamente por el «equipo LEAP». En este mundo de después que se mueve en todas las direcciones, creemos que una publicación sobre el futuro debe incluir una mayor diversidad de puntos de vista. Por eso inauguramos el «GEAB a pluma» sobre un magnífico tema, el Arte, escrito por una gran profesional del sector, Isabelle Kowal.
No hay muchas buenas noticias que compartir sobre el futuro en este momento. Pero como al GEAB no le gusta estar en sintonía con los miedos de todos, este número hablará mucho de Arte… más prosaicamente del «mercado del arte». En primer lugar, porque tanto el arte como el mercado del arte están en proceso de transformación, como todo lo demás. Pero también porque el arte parece ser uno de los raros refugios seguros en una crisis en la que ni el dólar, ni el oro, ni el bitcóin, ni los bienes inmuebles parecen ser refugios verdaderamente tranquilizadores.
Esto no es por accidente. Todo el mundo es consciente actualmente de que los sueños proyectados por el pensamiento prospectivo a partir de la observación obsesiva de las «nuevas tecnologías» como único dato para imaginar el futuro (como si el futuro fuera una ciencia dura y no humana), no se harán realidad[1]. Es cierto que las nuevas tecnologías contribuyen al cambio de paradigma global, pero por un lado, no son más que el fruto del imperativo de cambio ligado al redimensionamiento demográfico global y, por otro, tendrán que abrirse camino en una realidad social compleja y naturalmente resistente al cambio.
Todo ello conduce a la crisis civilizatoria que el GEAB viene describiendo desde hace 16 años. Una crisis que, a estas alturas, consiste en una pérdida total de puntos de referencia: el mundo de antes ha desaparecido, pero el mundo de después no es realmente lo que habíamos imaginado. Este tipo de período es propicio para el cuestionamiento existencial, que naturalmente conduce a la religión, la filosofía y, por supuesto, el arte.
El replanteamiento de todos los fundamentos de una sociedad proporciona un inmenso espacio para la imaginación artística creativa donde se inventarán los principios y valores del próximo modelo. Ha llegado el momento de las nuevas formas estéticas, cuya identificación tropieza actualmente con los dos escollos clásicos: la especulación y el institucionalismo, ambos conservadores a su manera.
Los grandes inversores tienen como objetivo el beneficio y cuentan con su poder financiero para «crear éxitos» que pueden resultar efímeros y contribuir a los fenómenos de burbuja, mientras que los institucionalistas se mueven por aspectos sociales/morales y valoran un «arte comprometido» (hablar de los problemas de la sociedad o ayudar a las categorías desfavorecidas) que se aleja de la objetividad necesaria para detectar las verdaderas formas del futuro.
Veremos en el artículo de Isabelle Kowal que estas dos categorías tienden actualmente a dividir cada vez más el mercado del arte. Esto es a la vez una mala y una buena noticia, ya que es probablemente en el espacio entre estos dos sesgos donde surgirán formas sostenibles, propicias para la inversión de los pequeños actores «inteligentes» del futuro.
El mercado del arte es, por tanto, un sector de inversión tan prometedor como plagado de escollos, y la visión sistémica de la anticipación puede ayudar a arrojar nueva luz al respecto: cuanto más clara sea la visión del futuro, más inteligentes serán nuestras apuestas por el arte del mañana. Pero como siempre la mejor guía en la anticipación es la intuición, si está bien informada: ¡deja que el Arte te conmueva de nuevo!
Busca a la Comunidad de GEAB en Linkedin para debatir sobre este tema.
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