sábado, 23 de julio de 2022
Recomendado....Interesante reflexión de Raúl Sanchez Cedillo
Raul Sánchez-Cedillo hace, a mi juicio, el mejor análisis de las continuidades históricas y la naturaleza del poder en España. Desde las páginas de El Salto, Raúl dice:
Si a algo me recuerdan las voces omnipresentes de Villarejo y sus secuaces, mandos policiales, periodistas, políticos, es a una España invariante, que se remonta como mínimo a la Restauración canovista. Lo valleinclanesco no ha cambiado, la idea y la práctica patrimoniales del Estado español –por lo demás completamente normales y ajustadas a la realidad de las relaciones de y del poder de clase– no ha hecho más que aumentar, salvo el paréntesis de la Segunda República y luego de la Transición, con el inevitable reparto patrimonial, desigual e inestable, que estructura el régimen autonómico del Estado, siempre en crisis. Son las voces chabacanas, zafias, soeces, sórdidas, confiadas, que en cada una de sus inflexiones, timbres, dejes, estilos e idiolectos condensan cientos de miles de páginas sobre la naturaleza de la forma estado española. Villarejo es ya, pero lo será más con el tiempo, un signo condensador, un epítome de una democracia concedida, garantista los lunes y autoritaria el resto de la semana, modernizadora a todas horas pero fundada en el privilegio de clase y religioso en la educación, que no superó nunca el impacto del neoliberalismo sobre el sistema de pesos y contrapesos que hubiera podido servir para estirar una interpretación más progresiva de la Constitución. En esa medida, y a fortiori, la figura de Villarejo es la prueba de cargo contra la ilusión eurocomunista y socialdemócrata de una interpretación garantista, laborista y socializante de la Carta Magna.
Raúl juega en otra liga quizá no apta para todos los públicos, pero es difícil de superar su precisión analítica y la brutalidad de su prescripción política. No hay margen para una gobernanza democrática en el Régimen del 78, nos vendría a decir. No siempre estoy de acuerdo con el no way de Raúl y con la forma en que mitifica ciertas expresiones de la protesta social pero, como digo, nadie supera su precisión a la hora de describir lo que hay, aunque no aterrice con la misma precisión en lo que habría que hacer.
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