domingo, 17 de julio de 2022
Yá me lo decía hace unos años Tomás....
Ola de calor
«Esta ola de calor tiene que ver, de forma directa o indirecta, con el cambio climático»
Los datos que maneja el catedrático emérito Tomás Díaz ponen de manifiesto que Asturias tiende cada vez más hacia un clima mediterráneo
JESSICA M. PUGA
GIJÓN.
Domingo, 17 julio 2022, 01:45
Las estadísticas son datos. Las que tienen que ver con el clima llevan tiempo advirtiendo de un cambio climático generalizado. Los expertos no dudan en achacar a este las altas temperaturas que toda España, incluida Asturias, lleva registrando la última semana. «Ante fenómenos climatológicos de este tipo, muchos investigadores tienden a relacionarlos directamente con el cambio climático, mientras que otros no están muy seguros de que sean efecto directo, aunque sí indirecto», expone Tomás Díaz, catedrático emérito de Botánica de la Universidad de Oviedo, quien zanja: «Algo tiene que significar».
La cuestión no es que se produzcan cada cierto tiempo fenómenos extremos, llamemóslos raros, bien sea en forma de calor, lluvias torrenciales o tormentas. «Es lógico que se den, lo que ocurre es que, según las predicciones del Panel Intergubernamental para el Estudio del Cambio Climático, estos van a ser cada vez más frecuentes», explica José Ramón Obeso, catedrático de Ecología y parte del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad, órgano de la Universidad de Oviedo, CSIC y Principado de Asturias.
Asturias no se ha librado de esta ola de calor, la segunda que se registra en España en lo que va de temporada, producida por una DANA o depresión aislada en niveles altos que el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología José Luis Arteche define como un centro de bajas presiones en altura que, en este caso, está haciendo que circule aire cálido de origen norteafricano sobre la península y parte de Europa, añadiendo un plus a la propia insolación del verano y que hace que las noches no tengan tiempo de refrescar el ambiente por irradiación hacia el espacio, como sería lo normal. «Lo más curioso de lo que estamos viviendo es que se está prolongando durante muchísimos días», ahonda Obeso.
La temperatura del mar en la costa no tiene por qué ir pareja a la del exterior. César González-Pola, científico titular del Departamento de Oceanografía Física del Instituto Español de Oceanografía, lo explica: «Hay un efecto, el afloramiento, por el que cuando hay nordeste más o menos sostenido surge agua fría de la profundidad hacia la superficie. Por eso a lo largo de la semana, mientras la región superaba los 30 grados, la temperatura del mar llegó a estar a 19 grados. Cuando no ocurría, el agua llegó a estar a 22 grados esta semana».
Para empezar a hablar de cambio climático hay que diferenciar entre meteorología y clima. Porque no es lo mismo abordar unos fenómenos concretos que ocurren en un momento dado y durante un periodo que empezar a hablar de condiciones medias que, por tanto, se dan durante un periodo de tiempo prolongado que suele establecerse en los 40 años. Es decir, que «el hecho de que un día o una semana haga mucho calor o mucho frío prácticamente no tiene incidencia sobre el promedio», explica Obeso, que incide en que la cuestión es que cada vez «van a ser más frecuentes estos acontecimientos extremos».
Mediterráneo en Asturias
El cambio climático, señalan los expertos, está dejando un aumento de la temperatura media del planeta de algo más de un grado y de cara a futuro se espera que sea de dos. Es una cuestión generalizada que no repercutirá de la misma forma en todo el planeta. España mismo es un ejemplo de la variedad de posibilidades. «Mientras que en unos lugares habrá lluvias muy fuertes con inundaciones, en otros habrá sequías más prolongadas, tal sería caso del área mediterránea», ahonda Obeso, quien hace una advertencia al respecto: «Que Asturias no tenga sequía o calores no significa que no vayamos a notar las consecuencias».
Tanto Obeso como Díaz coinciden en señalar que el clima de Asturias, templado por definición y todavía vigente, está tendiendo cada vez más al clima mediterráneo. Y la costa levantina, al desértico. Los puntos donde se está notando de manera más clara, enumeran, son la costa oriental y el valle del Navia. Las diferencias entre uno y otro las detalla el catedrático emérito de Botánica: «En el templado, que abarca todo el norte peninsular, no existe periodo de sequía estival y de haberla esta es inferior a los dos meses, mientras que en el mediterráneo la sequía dura más de dos meses».
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Estar preparados
«Tener consciencia de que esto va a ocurrir cada vez de manera más habitual y estar preparados para ello es lo que tenemos que hacer», recuerda Obeso, al tiempo que destaca la importancia de tener los sistemas que nos permitan dar una respuesta rápida y efectiva. Porque, al final, todo esto redunda en una alarma sanitaria.
«Tenemos que buscar las formas de paliar estas situaciones, no digo evitarlas», dice Díaz, al tiempo que expone que Europa y parte del norte de América son los lugares más concienciados respecto a los efectos del cambio climático e incide en la responsabilidad del ser humano en tanto la emisión de gases de efecto invernadero. El futuro pasa por concienciar para que, poco a poco, se vayan buscando soluciones. «Espero que el mensaje cale antes de que ya no haya nada que hacer», apunta Díaz.
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