lunes, 3 de noviembre de 2008

Los ricos lloran más alto.

Parecia imposible que el poderosísimo país del Golfo, pinchase, después de sus espectaculares inversiones, en infraestructuras y equipamientos de lujo. La dependencia casi exclusiva del sector Inmobiliario, como a otros que conocemos de cerca, les pasará factura



Dubai: falta liquidez, se apaga el esplendor

Le está pasando algo en Dubai se descubre con mirar a los ojos a Michael. La mirada de este agente, embutido en un traje azul con corbata roja, es nerviosa y escurridiza. "No debería decirlo porque yo sólo soy un agente -susurra el muchacho bajo el tórrido sol de la tarde-, pero entre nosotros hablamos de ello y estos días, precisamente, no somos capaces de entender qué es lo que está pasando. Tenemos miedo a que explote la burbuja inmobiliaria y que los precios de las viviendas, infladas por la especulación, se desinflen como un globo pinchado. Y si pasa eso, adiós al sueldo. Nos tendremos que ir todos a casa".

Michael observa, pensativo, la bandera blanca y negra de la agencia que le dio trabajo desde que llegó de Gran Bretaña. Una bandera más entre otras muchas que hay en el barrio de Deira, cerca de la sede del National Bank of Dubai. Y, tras un minuto de silencio, repite: "Algo se está cociendo".

Es muy probable que, en las estancias doradas de su residencia, también "Su Alteza el Jeque Mohammad Bin Rashid Al Maktoum, Vicepresidente y Primer Ministro de los Emiratos Árabes Unidos y Gobernador de Dubai", como se le denomina todos los días -siempre en mayúsculas y con la foto oficial al lado- en las portadas de los periódicos, se esté preguntando también qué es lo que le está pasando a su país.

Pero dando una vuelta por el Dubai International Financial Center -zona franca en pleno centro de la ciudad, una especie de gran Wall Street árabe, donde, como en un zoco de lujo, las oficinas se mezclan con los restaurantes, tiendas de ropa, cafeterías y joyerías, y que ha convertido a Dubai en la encrucijada de las finanzas del Oriente Medio- uno se da cuenta de que la misma pregunta se la están haciendo los banqueros extranjeros, los analistas y los empleados de las empresas financieras que pueblan este enorme complejo que sigue creciendo. Se lo preguntan y no saben darse una respuesta.

¿Qué está pasando en Dubai? El grano de arena en el mecanismo perfecto ideado por Su Alteza Mohammad se llama "crisis de liquidez". Y más que un grano, es una enorme duna que desde EEUU avanza hacia Europa y ha llegado hasta aquí, donde el desierto nunca ha creado problemas.

El último lugar del mundo
Y eso que, viendo el río de dinero que corre por la Ciudad-Estado, las grandes infraestructuras en las que se trabaja noche y día, los lujosos centros comerciales, los bancos, los rascacielos, los hoteles, el tráfico caótico y alocado o los precios que siguen subiendo, éste parece el último lugar del mundo donde pueda escasear el dinero. Y, sin embargo, eso es lo que está pasando estos días y en este mismo momento.

El Banco Central de los Emiratos tuvo que proporcionar liquidez a los bancos por valor de 14.000 millones de euros y poner a su disposición líneas de crédito por valor de otros 10.000 millones, al mismo tiempo que garantizaba los depósitos. Si a eso añadimos, la situación de la Bolsa, que ha perdido el 45% desde comienzos de año, está claro que el sistema manda preocupantes avisos de socorro.

Y los avisos son muchos y proceden de todas partes. Como el que cuenta el manager de una empresa italiana del sector petrolífero: "Nada de nuevos préstamos. Los bancos están recorriendo las empresas a las que financiaron y les están diciendo que restituyan los fondos que todavía no hayan gastado y que no les harán pagar los intereses que les deben hasta hoy. ¿Cómo se denomina esto?".

Incluso dos colosos, como Amlak y Tamwell, dos bancos especializados en el crédito inmobiliario y que por sí solos controlan el 63% del mercado en los Emiratos, anunciaron una fusión de 1.255 millones de dólares para superar el actual momento de dificultades y, ahora, están en negociaciones con el Gobierno para pedirle una mayor liquidez.

A continuación llegó, como una pedrada, el aviso de Kaled Al Kadma, director general del Dubai Islamic Bank: "Los días del dinero a buen precio han terminado. Hay que prepararse a pagar mucho más por él. El Estado sufrirá y los grandes proyectos habrá que revisarlos".

Fue como una bomba. Porque el Dubai Islamic Bank es uno de los mayores financiadores de los grandes contratistas. De ahí que, al hundimiento de las bolsas que erosionó los ahorros, depreciando los valores de bancos y sociedades inmobiliarias, se haya añadido la crisis de confianza por la recesión mundial que está a las puertas. Mezclados, estos ingredientes forman un piélago en el que podría sumergirse el milagro de Dubai.

El último episodio de esta crisis, quizás el más peligroso, amenaza al propio Estado. Cinco años de crecimiento desenfrenado del mercado de la construcción han convertido a Dubai en el lugar al que afluyeron capitales de todo el mundo en busca de una alta remuneración.

8 millones por 200 metros
Y el desarrollo continúa, a juzgar por la cantidad de anuncios publicados en los periódicos: ocho millones de euros por un apartamento de cuatro habitaciones y una terraza de 200 metros cuadrados en Burj Dubai, el rascacielos más alto del mundo, mientras en el Business Bay, un edificio en construcción cercano al puerto, una oficina se vende por unos 7.000 o 8.000 euros el metro cuadrado.

En los últimos meses, el incremento de los precios de los inmuebles comerciales rozó el 40%, con un rendimiento anual de entre el 15 y el 20%, frente al del 10-12 por ciento de las viviendas. ¿Pero cómo puede seguir digiriendo Dubai este ritmo?

Según un análisis de la Colliers International, el Emirato está construyendo la misma cantidad de oficinas que Shangai y Moscú. Con la diferencia de que, en la metrópoli china viven 20 millones de habitantes y en la capital rusa, más de diez. En Dubai, los residentes son 1,6 millones, aunque el Gobierno cuenta con incrementarlos hasta los 2,2 de aquí al 2010. Por lo tanto, ¿quién utiliza tantas oficinas?

El Dubai International Financial Center está lleno de oficinas compradas ya antes de su construcción, pero que hoy permanecen todavía vacías. En la Palm Jumeirah, la futurista isla en forma de palmera, los chalets están todos vacíos. Ya comprados, pero vacíos. ¿Por qué? "Pertenecen a árabes que invirtieron aquí una pequeña parte de su dinero y que sólo pueden vivir en sus villas una o dos veces al año", explica un agente inmobiliario europeo que vive en Dubai.

Y añade: "Están, también, los iraníes y los rusos, que llegan y compran cualquier cosa, una villa o una urbanización entera, fiándose sólo de los planos. No importa lo que compran. Pagan y ya está. Y, a veces, en dinero contante y sonante. Hasta hace dos años, aquí el mercado inmobiliario era una jungla".

La apertura puesta en marcha por el jeque de Dubai atrajo también capitales de dudosa procedencia. Los informes del Banco Mundial y de la UNODC, la Agencia de la ONU Contra la Droga y el Crimen, hablan del Emirato como un centro de referencia del reciclaje de dinero negro del tráfico de drogas de Afganistán. Incluso los narcos turcos estarían depositando sus dineros en los bancos del país.

La llegada masiva de dinero propulsó la carrera a la apertura de negocios de lujo, hoteles, atracciones para los turistas y los inversores. Con poco petróleo, un recurso que representa sólo el 6% de su PIB, el jeque de Dubai decidió abrir el Emirato a las empresas extranjeras, que pueblan por miles zonas donde no se pagan tasas y desde las que se pueden transferir capitales al exterior. Esa política atrajo a empresas financieras de todo el mundo y a turistas, a muchos turistas.

Pero fue el mercado inmobiliario el que registró el boom más tremendo. Un mercado inflado incluso por el flipping, el paso de mano en mano de carteras completas, de rascacielos o de centros comerciales, vendidos una, dos o tres veces antes de ser construidos y revaluados en cada una de esas ocasiones. Tanto que Marwan bin Ghalita, consejero delegado del Drera, la autoridad que controla el mercado inmobiliario, anunció recientemente una aceleración del proyecto de regulación del flipping, "para poner coto a la especulación", dijo, a pesar de la ralentización del mercado.

Pero la primera y clara señal de que la marca Dubai se está apagando llegó de Moody's. En un informe, con un título elocuente, Desmitificando a Dubai, la empresa de rating lanzó la voz de alarma: la crisis internacional podría transformar a Dubai en un país vulnerable, quizás el más vulnerable de todos los Estados del Golfo.

La deuda reconocida por el Emirato (excluyendo la de los bancos) es de 40.000 millones de euros, es decir el 103% del PIB de 2006 (36.000 millones de euros), pero podría ser mucho mayor dada la opacidad de las finanzas en el país. El formidable crecimiento de los últimos años se produjo apoyándose en la deuda y Moody's estima que la utilización del leverage seguirá creciendo en los próximos cinco años, para sostener las inversiones destinadas al plan estratégico elaborado por el jeque hasta el 2015.

"El perfil del riesgo del crédito de Dubai se encuentra probablemente en sus máximas cuotas -sentencia Philipp Lotter, senior vicepresidente de Moody's en el Emirato y autor del informe-. El escenario ha cambiado: la dependencia de los capitales extranjeros fue una gran ventaja para Dubai, pero ahora corre el riesgo de que deje de serlo. Hay empresas demasiado endeudadas que necesitarán refinanciarse en los próximos seis meses". De esta forma y por vez primera, el término default emerge por entre los rascacielos de la ciudad del milagro. ¡Casi una afrenta para Dubai! "En caso de problemas, estamos seguros de que Abu Dhabi intervendría", asegura, tajante, Lotter.

Su Alteza el Jeque Mohammad Bin Rashid Al Maktoum, vicepresidente y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos y Gobernador de Dubai, podría, pues, encontrarse en la embarazosa situación de tener que pedir ayuda a Su Alteza el Jeque Khalifa bin Sultan Al Nahvan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos y Gobernador de Abu Dhabi Investment Authority, el fondo soberano más potente del mundo con activos valorados en unos 687.000 millones de euros. Con el rascacielos más alto del mundo, su proyecto de mayor aeropuerto de la tierra, su posicionamiento como centro de las finanzas internacionales, la estrella de Dubai brilló, hasta ahora, mucho más que la de suvecino. Pero podría haber llegado la revancha para Su Alteza Khalifa Bin Sultan Al Nahvan.

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