Este entre ellos, estarán a la cola de todo......
Lo que su banco no le dice cuando le ofrece acciones preferentes
Publicado el 17-05-09 , por M. Martínez
La banca ya ha colocado 4.000 millones en preferentes y Caja Madrid emitirá 3.000 millones más. Los expertos dicen que la rentabilidad no compensa el riesgo.
La oferta y la demanda continúan, de momento, encontrándose. El interés de las entidades financieras por emitir participaciones preferentes sigue hallando contrapartida en la receptiva respuesta que el pequeño inversor está dando a estos activos. Desde diciembre de 2008, cuando BBVA inauguró la nueva oleada de este tipo de colocaciones, bancos y cajas han lanzado al mercado 4.000 millones de euros en participaciones preferentes, un híbrido entre la renta fija y variable (ver gráfico). La cifra, además, aumentará en breve, cuando Caja Madrid concrete la emisión en la que trabaja. Su importe podría alcanzar los 3.000 millones y, como las anteriores, se distribuirá entre clientes. La entidad está haciendo una agresiva campaña para captar potenciales inversores a través de sus oficinas.
En un momento en el que la banca tiene necesidad de mejorar sus recursos propios, el sector ha encontrado en la emisión de preferentes un filón para recapitalizarse a precios ventajosos. Los intereses que ofrecen las últimas colocaciones de estos instrumentos llegan a alcanzar el 8,25%, un rendimiento que puede captar la atención del minorista, pero que es insuficiente para compensar los riesgos que conllevan. Los inversores institucionales no las encuentran atractivas en un contexto de tensiones financieras.
Gancho
Los expertos señalan que el gancho de la rentabilidad es uno de los dos factores que están facilitando la colocación de preferentes. “Se están vendiendo a base de rentabilidad alta y esfuerzo comercial. La red comercial supone buena parte de la explicación”, indica Alberto Roldán, director de análisis de InverSeguros. Pero las firmas coinciden en que el rendimiento que ofrecen estos activos es insuficiente para compensar los múltiples riesgos que implican.
En primer lugar, las preferentes son instrumentos perpetuos. El banco o caja suele reservarse una opción de amortización a partir del quinto año, pero no siempre sucede así. El minorista no tiene ningún control sobre el horizonte temporal de su inversión y no puede planificar cuándo recuperará los fondos aportados inicialmente.
Otra de las incertidumbres va ligada precisamente al precio de recompra de la deuda. Si la entidad decide finalmente amortizar las preferentes y lanzar una oferta de adquisición, el precio de compra puede ser inferior al de emisión, con lo que el ahorrador recibirá por sus activos menos de lo que pagó por ellos. Así ha sucedido, por ejemplo, en las últimas recompras realizadas en España (ver cuadro), en las que las entidades han pagado entre un 40% y un 50% del valor nominal del activo.
Hay ocasiones, en cualquier caso, en las que el inversor puede beneficiarse de acuerdos individuales alcanzados con la entidad para la recompra de las preferentes al 100% de su valor. Es frecuente que cuando un ahorrador comunica al banco o caja su interés por vender las participaciones, la entidad intenta encontrar un potencial comprador entre su red de clientes. Pero la recompra no está garantizada. El banco tampoco puede adquirir directamente el producto para incorporarlo a su autocartera, porque ese activo no podría computar como capital.
La iliquidez del mercado secundario en el que cotizan las preferentes es otro hándicap importante. Si el minorista no quisiera aceptar la oferta de compra del banco por esos títulos, podría desprenderse de ellos en el mercado secundario. Pero éste se caracteriza por su alta iliquidez, es decir, por la dificultad para cerrar operaciones de compra y venta a precios interesantes. Las participaciones que acaba de recomprar Sabadell al 40%de su valor nominal estaban cotizando en el mercado al 30% de su valor. Es decir, que de haber desinvertido en el mercado, la pérdida para el inversor hubiera sido incluso mayor.
Por otra parte, la rentabilidad que ofrecen estos productos (en forma de cupón), uno de sus principales atractivos, tampoco está garantizada. El pago de intereses de las preferentes está condicionado a que la entidad obtenga beneficios, premisa que se complica en un escenario de recesión económica. Standard&Poor’s, de hecho, rebajó a principios de abril el ráting de las emisiones híbridas (preferentes y deuda subordinada) de 60 entidades europeas, entre ellas, nueve españolas (Santander, BBVA, Popular, Banesto, Sabadell, Bankinter, La Caixa, Caja Madrid e Ibercaja). La firma de calificación advirtió sobre la posibilidad de que la banca suprima los intereses que paga por sus emisiones con el objetivo de reforzar su capital. S&P cree que esta restricción podría incluso ser impuesta por los gobiernos, para preservar la liquidez y la solvencia de las entidades.
El supervisor avisa
La propia CNMV ha advertido al sector financiero sobre estas emisiones. La última vez, hace diez días. El supervisor incide en la necesidad de distinguir entre asesoramiento y comercialización. “Los servicios de asesoramiento y la colocación de productos financieros presentan importantes diferencias que obligan a que se establezca una frontera clara entre ambas actividades, de manera que el nivel de protección que recibe el inversor se adecúe al servicio prestado”, aclara.
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