miércoles, 2 de febrero de 2011

Manualillos económicos.....

ANÁLISIS

Pero, ¿qué es el ‘core capital’?

01.02.2011 M. Martínez 1
La banca está pendiente de que el Gobierno concrete qué recursos computarán a la hora de calcular la nueva ratio de solvencia. No está claro si se aplicarán a rajatabla los estrictos criterios de Basilea III o se abrirá la mano.

La banca española busca 20.000 millones de core capital sin saber aún qué tiene que buscar. Bancos y cajas están a la espera de que el Gobierno desarrolle en el decreto ley que prepara una definición exacta de core capital o recursos propios de máxima calidad. Mientras el sector esté a ciegas en este asunto, ignorará qué fondos computan a la hora de calcular la nueva ratio de solvencia exigida por el Ejecutivo y, por lo tanto, qué laguna de capital tiene que solventar.
La Ministra de Economía anunció hace una semana que las entidades españolas deberán elevar su ratio de core capital hasta el 8% de los activos ponderados en función de su riesgo. El porcentaje podría incrementarse hasta el 10% en el caso de las cajas de ahorros, para despejar las dudas sobre la fortaleza del sector, que el Ejecutivo liga de manera directa con la desconfianza hacia España.
Según la última presentación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), los activos ponderados por riesgo de la banca española rondan actualmente los 1,91 billones de euros. Con esta referencia, una ratio del 8% supondría dotar al sistema de 153.000 millones de capital de primera calidad.
La duda está en si esta hucha millonaria tiene que ajustarse a los criterios de la estricta y nueva regulación de Basilea III o si se abrirá la mano y se situará como referencia la actual normativa, Basilea II, más laxa.
Capital pata negra
El core capital, que en Basilea III se denomina common equity Tier 1 , es la piedra angular de la futura regulación. Es capital puro, fondos que garantizan la viabilidad de una entidad en escenarios de máxima tensión. Basilea III establece que los recursos que cumplen estos requisitos son las acciones emitidas por un banco, así como las reservas, es decir, el porcentaje de los beneficios que las entidades no reparten entre sus inversores y destinan cada año a reforzar sus recursos propios. También se incluyen las acciones emitidas por filiales que cumplen determinados criterios.
Los reguladores han acordado que la base de capital de bancos y cajas tiene que estar formada, en su mayor parte, por estos recursos pata negra. La crisis financiera actual ha demostrado que en los fondos propios del sector había muchos instrumentos híbridos, títulos de peor calidad que, a la primera de cambio, se han visto insuficientes para impedir el colapso de bancos históricos.
Los fondos de máxima calidad puedan absorber pérdidas y son perpetuos, lo que da estabilidad al capital de las entidades. Son de disponibilidad inmediata y no implican ninguna obligación en términos de remuneración.
Por otra parte, Basilea III, que entrará plenamente en vigor en 2019, es mucho más exigente con las deducciones que se aplican a estos recursos. Una vez computados los fondos propios, las entidades deben pasar un segundo filtro, cuyo objetivo último es evitar una generación ficticia de capital en el sistema, es decir, que dos entidades puedan computar, cada una por separado, los mismos fondos.
Las deducciones restan un determinado importe de capital a los recursos propios de las entidades en función de ciertos riesgos asumidos. Con Basilea III, el importe de ciertas deducciones se aplica en su totalidad sobre el core capital. Con Basilea II, esta ratio no se veía tan castigada ya que una parte de las deducciones se restaba del Tier 1, un indicador de solvencia menos relevante. Incluye, además del capital y las reservas, las participaciones preferentes.
Participadas
Si se aplicara la regulación de Basilea III, los bancos y cajas que tienen participaciones en otras entidades financieras y en aseguradores se verían muy penalizadas, ya que las participaciones financieras están asociadas a importantes deducciones. El sector también está pendiente del tratamiento de las nuevas participaciones preferentes (pueden absorber pérdidas) y de las suscritas por el Frob, que podrían ser consideradas core capital.
Fuentes del sector consideran que los criterios del nuevo decreto se plegarán finalmente a Basilea II, dada la dureza de la regulación que el Comité de Basilea aprobó a finales de diciembre.

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