La Fed apunta a más relajación, ¿pero qué puede hacer de verdad?
Alain Galibert, Bolságora
31/08/2011 - 7:06
Ben Bernanke tiene todavía muchas herramientas en su cinturón; el problema es si tienen la suficiente fuerza para marcar la diferencia. Wall Street ha decidido interpretar el discurso del viernes pasado en Jackson Hole como una señal de nuevas acciones para intentar levantar los mercados y la economía.
Algo que poyaron el lunes los comentarios de los presidentes regionales Charles Evans y Narayana Kocherlokota, que reconocieron que apoyarán nuevas medidas monetarias o una continuación del quantitative easing. Precisamente la fórmula que adoptarán las nuevas medidas es algo que Bernanke y los demás miembros de la Fed decidirán antes de la próxima reunión del FOMC el 20 de septiembre.
Las expectativas de que se anuncien nuevas medidas subieron cuando Bernanke dijo que la reunión se alargaría de uno a dos días, lo que indica que hay que tomar decisiones importantes. El problema, según los analistas, es si un QE3 será capaz de inspirar confianza en la economía, que es lo que hace falta. Después de ampliar su balance en 2,5 billones de dólares, la confianza del consumidor se desplomó en agosto cuando la bolsa se hundió, y el empleo aún no se ha recuperado pese a casi 1 billón en estímulos gubernamentales.
Esto dibuja un escenario muy incómodo para Bernanke, en el que se puede ver obligado a actuar por las críticas sobre la escasa eficacia de los dos programas de QE anteriores. "Los datos que salgan entre ahora y el 20 de septiembre son cruciales, absolutamente cruciales", señala Quincy Krosby, estratega de Prudential Financial.
Las opciones que tiene la Reserva Federal
El mercado ha dado un claro mensaje de que espera que la Fed haga algo: el S&P 500 ha superado el mínimo que tocó tras la rebaja de la deuda de EEUU el 5 de agosto. Pero eso puede darse la vuelta rápidamente si el mercado se convence de que la Fed no va a actuar. Algunos dudan de que la Fed tenga soluciones más allá del QE, pero Bernanke sí cuenta con otras opciones. Su menú consta de cuatro posibilidades, ordenadas de más a menos probable según el consenso de los profesionales del mercado:
1. Una versión modificada de la Operación Twist de los años 60, en la que la Fed vende sus bonos a corto plazo para comprar títulos a largo plazo en un intento de reducir los tipos a largo y estimular la inversión.
2. Eliminar el interés que paga a los depósitos de los bancos, lo que impulsaría a los bancos a volver a prestar dinero.
3. Una racha de compras directas de activos, como los 600.000 millones en bonos del Tesoro que compró durante el QE2.
4. Fijar un objetivo de inflación, que mantendrá los tipos bajos mientras los precios se mantienen dentro de los parámetros fijados por la Fed.
La última opción se ha vuelto más problemática con un IPC que se disparó hasta el 3,6% el mes pasado. "Los inversores esperan que la Fed alargue la duración de su cartera (Operación Twist) al reinvertir las ganancias de los cupones en bonos del Tesoro a más largo plazo", según el estratega de Merrill Lynch Anurag Bhardwaj. "La ecuación riesgo-recompensa de un QE3, de bajar los tipos en los depósitos bancarios o de fijar un objetivo de inflación no es favorable, y por tanto estas medidas tienen una probabilidad baja".
Otra de las preguntas más acuciantes es el timing de la nueva relajación monetaria. En este sentido, lo más relevante es la evolución del paro, que parece que detendrá su tendencia positiva y volverá a crecer en agosto. Aun así, salvo que los datos empeoren de forma drástica, la Fed usará su reunión de septiembre para insinuar un posible cambio en su cartera, mientras que la acción se producirá más tarde, según las estimaciones de Goldman Sachs.
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