Un aniversario agridulce para Schumacher
24/08/2011 | 20:25
Después de tres semanas de parón, el gran circo del motor vuelve al trabajo en Bélgica y lo hace con un protagonista poco habitual en los últimos tiempos: Michael Schumacher. Este fin de semana se cumplen 20 años desde el debut del piloto alemán en la F1 y a pesar de tan señalada fecha, las perspectivas de que el Káiser pueda disfrutar de una jornada memorable en el circuito de Spa son escasas.
Durante sus 20 años en la F1, Schumacher se ha convertido en leyenda. Con siete títulos y 91 victorias a sus espaldas, el alemán es el piloto a imitar, el ídolo a seguir. O al menos así era hasta la temporada 2010, cuando decidió regresar a la máxima competición tras cuatro años de retiro. Seguramente el Káiser no esperaba un retorno tan complicado. Ni sus seguidores tampoco.
Mucho ha llovido desde que el 25 de agosto de 1991 un joven Schumacher de 22 años debutaba en la F1 a los mandos de un monoplaza de la escudería Jordan. Aunque partió séptimo en la parrilla de salida, aquel día el alemán no pudo acabar la carrera al romper el embrague de su coche. Cinco lustros después, nadie se sorprendería de que el Káiser no cruzara la línea de meta.
Desde su vuelta a los circuitos en 2010, el hombre récord de la F1 cotiza a la baja. La temporada pasada fue la primera que Schumacher completó sin pisar ni una sola vez el podio y, visto lo visto, podría no será la última -su mejor resultado en la presente campaña fue un cuarto puesto en el GP de Canadá-. Los problemas de Schumi para adaptarse a los nuevos neumáticos y la falta de competitividad mostrada en el primer tramo del campeonato, –su compañero de escudería Nico Rosberg le ha superado con asiduidad desde la primera carrera-, han convertido al Káiser en blanco de las críticas. Tanto es así, que el alemán ha tenido que salir al paso para desmentir rumores sobre su posible retirada al final de la temporada –tiene contrato con Mercedes GP hasta 2013 a razón de siete millones al año-.
Los últimos errores cometidos por Schumacher, impensables en su primera etapa en la F1, han convertido al piloto alemán en blanco de todas las críticas justo antes de la cita de Belgica. El circuito de Spa, el de su debut, debería ser el próximo fin de semana escenario de homenajes al Káiser, pero lo único que llegan desde el mundo de la F1 son reproches. Ex pilotos como Alan Prost, David Coulthard o Niki Lauda, han dedicado palabras poco cariñosas al siete veces campeón del mundo.
Lauda ha sido uno de los más críticos con el otrora líder indiscutible del paddock: "tiene que ser honesto consigo mismo. Se presenta como una persona relajada que se está divirtiendo, aunque interiormente no lo está, ninguno de los grandes se lo pasa bien sin ganar. Si de verdad estuviera tan relajado, Mercedes tendría que invitarle a retirarse".
Duras palabras para un piloto irrepetible, cuyos logros difícilmente serán superados. Su bajo rendimiento ha borrado las simpatías que antes le mostraban las grandes personalidades de la F1, incluido el patrón del gran circo, Bernie Ecclestone. El octogenario mandamás también ha cargado las tintas recientemente contra el desvalido Schumi al asegurar que “es triste es verle luchar en los últimos puestos”.
Las críticas le llueven, su pilotaje ya no es el mismo y los errores son cada vez más notables, pero hay algo que no ha cambiado en Schumacher; se niega a arrojar la toalla. “A pesar de algunos rumores divertidos y algunas estúpidas historias falsas, sigo repitiéndome a mí mismo que vais a tener que verme en el año 2012, os guste o no". Unas declaraciones desafiantes que demuestran el comprensible desgaste del Káiser. A fin de cuentas, aunque Carlos Gardel asegure en su canción ‘Volver’ que 20 años no es nada, dos décadas en la F1 es mucho tiempo.
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