Al cierre: Alemania y el concepto político de Europa
BMS
jueves, 24 noviembre 2011, 17:59
Francia y Alemania deberían trazar una nueva línea Maginot en
alguna parte cerca de Niza. Sí, esa línea de fortificación y defensa
que Francia construyó a lo largo de su frontera con Alemania e Italia
tras el fin de la Primera Guerra Mundial para defenderse de la primera.
Así lo afirma a Seeking Alpha David P. Goldman, responsable del departamento de investigación de Banc of America Securities y antiguo responsable de estrategia de crédito en Credit Suisse.
Goldman opina que Alemania no es lo suficientemente grande como para rescatar a los países del sur de Europa, lo que quedó más que patente ayer con el resultado de la subasta de deuda. “La mejor solución sería apear a los rezagados del autobús y dibujar una línea en los Alpes, justo entre Francia y Bélgica”. Recordemos que hoy Angela Merkel volvió a negarse a modificar el papel del BCE y a la creación de los Eurobonos, lo que llevaba a Sarkozy a reconocer las diferencias entre París y Berlín en cuanto al mandato de la máxima autoridad monetaria, y a las Bolsas europeas a perder todo lo que habían recuperado durante la mañana (al cierre terminan con pérdidas del 0,3% de media y con el Ibex35 dejándose un 0,23%).
Goldman, sin embargo, entiende a Alemania. Explica que poco se puede hacer por esos países cuya economía depende, en una tercera parte, del mercado negro. “Italia y Grecia son comparables a Turquía: el Estado solo ve una de cada tres transacciones. Hay mucha corrupción y se está produciendo una muerte demográfica gradual. A largo plazo los problemas presupuestarios de España, Italia y Grecia no tendrán solución, así que mejor que quiebren cuanto antes, ¿no es así?”, nos dice.
“La cultura política de estos países está corrupta hasta la médula. Pero ya saben lo que se dice, 'muerto el perro, se acabó la rabia'”. Goldman propone que, para ello, se subasten activos estatales importantes y que el Gobierno pierda el acceso a las fuentes de corrupción. La solución no es aplicar medidas de austeridad, sino llevar a cabo una revolución en la vida económica y social, realizar una transformación en la manera de hacer las cosas. “El problema es que los políticos nunca accederán a ello, porque eso implicaría poner fin a su sustento, y la población tampoco, porque eso implicaría un modo de vida más anglosajón: habría que aceptar un trabajo donde estuviera la oferta y no al lado de casa, ver a los familiares lejanos 'de pascuas a ramos' y no cada domingo, y tomarse dos semanas de vacaciones al año, y no dos meses enteros”.
Alemania y Francia, por el contrario, solo tienen un sexto de su economía corrupta. “He aquí por lo que es difícil que el Euro como divisa común tenga sentido: solo tendría sentido si las economías integradas fueran de este tipo; ha sido un error pensar que las economía del sur podían encajar en el pack”.
Finalmente, Goldman termina con una interesante reflexión. “El problema de los alemanes viene por su obsesión ideológica de Europa como concepto político, resultado de su terrible pasado. No les gusta pensar que son alemanes, prefieren pensar que son europeos. Pero no se han dado cuenta de que los modelos políticos son como los modelos de coches: no puedes tener uno que no esté dentro de tus posibilidades. Y los mercados están advirtiendo a Merkel y Sarkozy que el coste de rescatar a sus vecinos del sur es demasiado elevado. En este momento, lo ideal sería exposición cero a Europa”.
Sara Busquets
Goldman opina que Alemania no es lo suficientemente grande como para rescatar a los países del sur de Europa, lo que quedó más que patente ayer con el resultado de la subasta de deuda. “La mejor solución sería apear a los rezagados del autobús y dibujar una línea en los Alpes, justo entre Francia y Bélgica”. Recordemos que hoy Angela Merkel volvió a negarse a modificar el papel del BCE y a la creación de los Eurobonos, lo que llevaba a Sarkozy a reconocer las diferencias entre París y Berlín en cuanto al mandato de la máxima autoridad monetaria, y a las Bolsas europeas a perder todo lo que habían recuperado durante la mañana (al cierre terminan con pérdidas del 0,3% de media y con el Ibex35 dejándose un 0,23%).
Goldman, sin embargo, entiende a Alemania. Explica que poco se puede hacer por esos países cuya economía depende, en una tercera parte, del mercado negro. “Italia y Grecia son comparables a Turquía: el Estado solo ve una de cada tres transacciones. Hay mucha corrupción y se está produciendo una muerte demográfica gradual. A largo plazo los problemas presupuestarios de España, Italia y Grecia no tendrán solución, así que mejor que quiebren cuanto antes, ¿no es así?”, nos dice.
“La cultura política de estos países está corrupta hasta la médula. Pero ya saben lo que se dice, 'muerto el perro, se acabó la rabia'”. Goldman propone que, para ello, se subasten activos estatales importantes y que el Gobierno pierda el acceso a las fuentes de corrupción. La solución no es aplicar medidas de austeridad, sino llevar a cabo una revolución en la vida económica y social, realizar una transformación en la manera de hacer las cosas. “El problema es que los políticos nunca accederán a ello, porque eso implicaría poner fin a su sustento, y la población tampoco, porque eso implicaría un modo de vida más anglosajón: habría que aceptar un trabajo donde estuviera la oferta y no al lado de casa, ver a los familiares lejanos 'de pascuas a ramos' y no cada domingo, y tomarse dos semanas de vacaciones al año, y no dos meses enteros”.
Alemania y Francia, por el contrario, solo tienen un sexto de su economía corrupta. “He aquí por lo que es difícil que el Euro como divisa común tenga sentido: solo tendría sentido si las economías integradas fueran de este tipo; ha sido un error pensar que las economía del sur podían encajar en el pack”.
Finalmente, Goldman termina con una interesante reflexión. “El problema de los alemanes viene por su obsesión ideológica de Europa como concepto político, resultado de su terrible pasado. No les gusta pensar que son alemanes, prefieren pensar que son europeos. Pero no se han dado cuenta de que los modelos políticos son como los modelos de coches: no puedes tener uno que no esté dentro de tus posibilidades. Y los mercados están advirtiendo a Merkel y Sarkozy que el coste de rescatar a sus vecinos del sur es demasiado elevado. En este momento, lo ideal sería exposición cero a Europa”.
Sara Busquets
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