Llenos de aire....
La banca española atesora más deuda pública que nunca
El Banco Central Europeo (BCE) lo tiene todo dispuesto para ejercer mañana de perfecto anfitrión. La entidad presidida por Mario Draghi abrirá por segunda vez en su historia su superbarra libre, es decir, una operación mediante la que prestará a sus invitados, los bancos europeos, tanto dinero como le pidan, a un plazo de tres años y en unas condiciones muy favorables, con un interés que por ahora no se puede definir con total precisión, pero que rondará el 1%.
En el único precedente de una operación de estas características, que tuvo lugar el 21 de diciembre, el BCE sació la sed del sector con una inyección de 489.200 millones de euros que repartió entre 523 entidades. Para la segunda ocasión, que en principio será la última -aunque fuentes del mercado sostiene que si hace falta el BCE convocará más operaciones de este tipo-, las quinielas están muy abiertas, puesto que oscilan entre una cantidad próxima al medio billón de euros, similar a la de hace dos meses, y el billón de euros.
A la espera de lo que depare la cita de mañana, lo que sí comienza a ser visible es la huella de la primera operación. Sobre todo en la deuda pública. Los últimos datos conocidos así lo confirman, en especial en varios de los países más expuestos a la crisis. En enero, los bancos españoles e italianos atesoraron más deuda europea que nunca. Los primeros incrementaron su tenencia de títulos en 23.100 millones de euros, hasta 229.600 millones, según datos del BCE difundidos por la agencia Reuters. Del total, y según los datos ofrecidos por el Tesoro Público, 119.099 millones de euros se encuentran en deuda española, casi 25.000 millones más que en diciembre. En cuanto a la banca italiana, aumentó su cartera de deuda en 20.600 millones, hasta 280.000 millones.
Segunda semana sin compras
Estas cifras constatan que Draghi está consiguiendo uno de sus propósitos, consistente en que su extraordinaria política de liquidez ayude a calmar la crisis de la deuda periférica. "Básicamente, el BCE está subcontratando la compra de deuda pública a los bancos", sostiene Thomas Mayer, economista jefe de Deutsche Bank, en declaraciones a Bloomberg.
Los bancos le están siguiendo el juego, aplicando así la denominada operación Sarkozy porque el primer ministro galo instó precisamente a la banca a que dedicara el dinero del BCE para comprar deuda, porque supone una fuente de beneficios para las entidades. ¿El motivo? Los bancos ganan el margen existente entre el interés que les pide el BCE y la rentabilidad que les ofrece la deuda pública -ayer, por ejemplo, el rendimiento de los bonos españoles a tres años se situó en el 3%-.
Con esa liquidez reciclada en compras de deuda pública, Draghi entiende que su presencia directa en el mercado ya no resulta tan necesaria. Como consecuencia, entre el 20 y el 24 de febrero la institución monetaria no dedicó ni un euro a la compra de títulos soberanos por segunda semana consecutiva, algo que no ocurría desde julio y agosto de 2011.
Menor contracción del crédito
Otro efecto colateral del préstamo de diciembre consiste en que, al menos en enero, sirvió para contener la contracción del crédito en la región. Si en diciembre el flujo de préstamos a los hogares de la eurozona menguó en 7.000 millones de euros, en enero creció en 8.000 millones, para un total de 5,24 billones. En cuanto al crédito a las empresas, sólo decreció en 1.000 millones, hasta los 4,71 billones, cuando en diciembre lo había hecho en 35.000 millones. De forma global, el préstamo a los residentes de la eurozona creció en enero a una tasa anual del 1,4%, superior al 1% de diciembre, aunque el grueso de estos préstamos se canalizó al sector público, no al privado. Estas cifras certifican que, por ahora, Draghi ha cumplido parte de su propósito -evitar un colapso del crédito-, pero no todo, puesto que el crédito sigue llegando con cuentagotas a la economía real.
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