«Medusa», una «quest» de Menéndez Salmón
Con «Medusa», una obra que replantea la pregunta de si el horror puede representarse, Menéndez Salmón se confirma como uno de los nombres decisivos de la narrativa española
Día 24/09/2012 - 13.39h
El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón ha dado cima a la ascensión que emprendió con La ofensa, primera de las obras de suTrilogía del mal. Con ella comunica Medusa, tanto en el aspecto temático (vuelve a estar protagonizada por un joven alemán que colabora en la guerra de los nazis), como sobre todo en su poética: ha sido concebida para replantear la gran pregunta de si el horror, la sevicia, en sus estados más hondos y perversos, puede representarse; también la consecuencia moral de ello.
De manera que Medusa enlaza con la primera obra de la trilogía y con la obra reflexiva sobre la función del arte que la continuó. Estamos, entonces, ante una pentalogía, un ciclo compuesto por cinco títulos en un círculo que parece cerrarse y que ha llevado con justicia a Menéndez Salmón a ser uno de los escritores decisivos de la nueva narrativa española.
Su manera de estar solo
Es autor de una producción coherente que vuelve sobre sí misma y tiene un estilo que se distingue y es inconfundible porque no se parece a ningún otro. Aúna lo reflexivo y lo poético, los dos lugares desde los que despliega un yo narrativo personal, porque por encima de todo Menéndez Salmón parece escribir para poner orden en las cuestiones que le preocupan. Su literatura es un precipitado de su manera de estar en el mundo.
Sexo y algún poema
En su aspecto externo es una quest. Un narrador que se auto-representa con los años y la procedencia del autor realiza la búsqueda de un oscuro artista del que va ofreciendo diferentes planos: lo que se sabe de su infancia y desdichado desamor familiar; lo que cita de sus opiniones y reflexiones en una correspondencia epistolar con un amigo judío, Stelenski, que será su albacea.
La corona del horror del siglo XX, desde Dachau a Hiroshima, la ha arrostrado este joven novelista, que nos da su gran libro, porque ha creado en él al artista y a su obra. Medusa es el comentario de ambas y, sobre todo, la única respuesta del verdadero artista al arte, y del escritor al mito: hacerlo, crearlo, darle vida.
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