Apple venderá 250 iPhones a la hora
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El iPhone 5 provocó ayer infinitas colas en los nueve países donde salió a la venta. Gracias a este impulso del nuevo dispositivo, los expertos calculan que la empresa comercializará 33 millones de unidades de todos los modelos de iPhone sólo en el presente trimestre.
- ¿Es ésta la cola para comprar el iPhone?
- No, es la línea para el tren expreso de Poughkeepsie.
- No, es la línea para el tren expreso de Poughkeepsie.
Fue la respuesta del guardia de seguridad a un veinteañero sin aliento que llegó a las siete y media de la mañana a las puertas del Apple Store de la Quinta Avenida de Nueva York. Al joven la broma no le hizo mucha gracia. Más que nada porque pensó que ya se quedaría sin su iPhone 5: media hora después de que saliera a la venta, ya había cientos de personas haciendo cola para hacerse con el cotizado terminal.
Nueva York no fue una excepción, pues, además de en todo EEUU, el nuevo gadget de Apple empezó a venderse ayer en ocho países (Australia, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Reino Unido, Hong Kong y Singapur). Pero Manhattan sí es el mejor símbolo de la Applemanía que desató ayer el famoso dispositivo, pues esa tienda de la milla de oro neoyorquina es el buque insignia de la empresa. No en vano, por su caja registradora pasan unos 450 millones de dólares al año.
Ayer esas cifras subieron. Y si alguien lo dudaba, bastaba ver los datos que extendieron la alfombra roja al iPhone 5: en las reservas anticipadas antes de su salida oficial al mercado, Apple colocó 2 millones de unidades sólo en la primera hora de venta. Todo un récord. Como casi lo es la previsión de los expertos, que esperan que, gracias al impulso del nuevo aparato, se comercialicen 33 millones de móviles de todos los modelos de iPhone en sólo 3 meses. Es un ritmo de 250 teléfonos al minuto.
Al menos ayer parecía una proyección posible, pues, ante el aluvión, Apple se vio obligada a hacer una 'cola de espera B' en la Quinta Avenida. Era la destinada a los clientes que pasaban del iPhone y simplemente querían echar un vistazo a la tienda. Incluso para eso, algunos tuvieron que aguardar durante horas.
Los que hacían cola
No era el caso de Sagitarius Catharsis, que hizo cola durante más de una semana para hacerse con el dispositivo. Él es un profesional de las esperas: trabaja para una empresa tecnológica que, consciente del escaparate mundial que suponen las filas para comprar cada nuevo invento de Apple, paga a Cahtarsis para que le haga publicidad ante cualquier micrófono que se acerque. Ya hizo lo mismo en los estrenos de Spiderman o de Star Wars.
No era el caso de Sagitarius Catharsis, que hizo cola durante más de una semana para hacerse con el dispositivo. Él es un profesional de las esperas: trabaja para una empresa tecnológica que, consciente del escaparate mundial que suponen las filas para comprar cada nuevo invento de Apple, paga a Cahtarsis para que le haga publicidad ante cualquier micrófono que se acerque. Ya hizo lo mismo en los estrenos de Spiderman o de Star Wars.
Profesionales como él había muchos. Pero también había simples fanáticos de la firma, como Jessica Mellow, una neoyorquina que también hizo cola ocho días. Pero no sólo para hacerse con su teléfono. A ella le importa "la experiencia de esperar por el nuevo iPhone. Es tradición que la gente acampe por los productos de Apple y la camaradería que se forma es asombrosa", aseguraba.
Candy Miller estaba cerca suyo. Llevaba esperando desde el miércoles, "y ya entonces ya había 15 personas aquí", decía mirando hacia delante, hacia Hazem Sayed, el primero de la fila desde el pasado 13 de septiembre. "Para mí es una inversión, pues he estado probando mi nueva aplicación con la gente que está aquí, ya que es muy útil para comunicarse", explicaba este hombre de 54 años.
Cuatro puestos más adelante estaba Jackie Lin, de 15 años, que llegó a la fila con el objetivo de hacerse con un iPhone y venderlo después a quien estuviera dispuesto a pagar lo suficiente por él. Como su caso había varios más, pues una empresa -que en las colas reparte comida, gorras, paraguas, sillas de acampar o camisetas- recompensa gratamente a los primeros compradores que le revendan el nuevo terminal.
Hay usuarios que hicieron ese negocio. Pero otros, al final, decidieron quedárselo, aunque sólo fuera por recordar la hazaña y los largos días en los que compartieron baño en la tienda de Apple y se alimentaron sólo a base de comida a domicilio. Por esa espera que, literalmente, se les hizo eterna.
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