sábado, 22 de septiembre de 2012

Manualillos de Inversión ( 2 )

¿Es útil tener una tarjeta de crédito de un banco que no es el tuyo?


Cuando alguien formula una pregunta de este tipo que hace referencia a un determinado producto financiero, la respuesta siempre es la misma: depende.
[foto de la noticia]
De forma automática nos surge la pregunta ¿de qué depende?
En primer lugar depende del potencial contratante, de sus características personales y económicas. Hay productos financieros mejores para unos y peores para otros, según la situación del cliente. En el caso concreto delas tarjetas de crédito que no obligan a cambiar de entidad financiera, su utilidad dependerá de que el cliente realmente vaya a necesitar el crédito que le otorgarán y, en segundo lugar, que sepa utilizar adecuadamente una herramienta que permite disponer de liquidez al momento pero a costes que suelen superar el 20% anual (el doble que un préstamo personal en estos momentos).
Un usuario que no tenga necesidades de liquidez o bien que su entidad financiera le conceda rápidamente un préstamo personal en buenas condiciones (por ejemplo préstamos nómina preconcedidos) no tendría necesidad de solicitar una tarjeta de este tipo, salvo que se la otorgaran en condiciones muy favorables.
Las propias características del producto también determinan la respuesta a las cuestiones de su idoneidad. Para que una tarjeta de crédito que nos permite domiciliar los pagos en nuestra cuenta corriente de siempre, sin necesidad de abrir cuenta en esta entidad, resulte útil, lo primero es que no tenga comisión anual. Importante también es que al tipo de interés TAE sea lo menor posible. Tipos de interés inferiores al 20% podríamos considerarlas baratas, y por encima serían más caras.
Uno se podría preguntar para qué necesita una tarjeta de crédito adicional si su banco ya le ha concedido una. Varias son las posibles respuestas:
Que el límite de crédito de la tarjeta adicional sea mayor, o bien a pesar de no ser mayor completa las eventuales necesidades de liquidez. Si tenemos in límite de crédito bajo, seguramente un extra nos resolverá algún problema en algún momento.
Que por sus condiciones financieras, nos resulte más rentable endeudarnos con la tarjeta que no obliga a cambiar de banco que con la actual.
Para diversificar riesgos, en el sentido de que en algún momento puntual nos puede interesar más tener dispuesto crédito en dos tarjetas diferentes que en una sola. Entre las razones que existen para operar así está la de poder jugar con las formas de pago mensual de ambas, para que la cuota a pagar no se nos dispare.
Hay gente que está totalmente en contra del crédito, por considerarlo muy caro y que no es la solución. Normalmente esta gente no ha necesitado nunca de manera perentoria disponer de dinero para pagar una factura extraordinaria o para llegar a fin de mes en un momento determinado. A los que sí nos ha ocurrido este tipo de eventualidades puntuales, sabemos que guardar una bala en la recámara financiera nos puede sacar de una situación de peligro inminente.
Debemos aprender a usar las tarjetas de crédito, como medio de pago en situaciones coyunturales de falta de liquidez y nunca de forma continuada. Sin embargo, haciendo un buen uso de ellas, nos pueden ser muy útiles y evitarnos dolores de cabeza y ayudarnos a cumplir con nuestros compromisos de pago.
Las armas crediticias las carga el Diablo, pero hasta los Santos se valen de ellas para conseguir alimentos.
Pau A. Monserrat, economista de iAhorro.

No hay comentarios: