Los banqueros españoles piden a Draghi las mismas reglas del juego
Amparo Estrada
El BCE decidirá qué entidades deben recapitalizarse tras valorar sus activos y los test de estrés para los que exigen homogeneidad. Los bancos españoles acuden a las pruebas con un optimismo moderado.
Este lunes, a la una y cuarto de la tarde, los presidentes y consejeros delegados de la banca española, están invitados a compartir con el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, un ligero almuerzo tipo buffet en la torre del BCE en Fráncfort. Poco más de una hora para comer y después, a las dos y media, entrarán en faena. Los presidentes o consejeros delegados de los 16 bancos españoles que van a estar en la órbita de la supervisión única del BCE conocerán la metodología que va a aplicar en la valoración de sus activos, ejercicio previo a asumir la supervisión y del que quedan muchas cuestiones por aclarar. Se trata de una reunión preparatoria, que Draghi prevé acabar en torno a las cinco de la tarde, y en la que la banca española planteará la necesidad de que las reglas de juego sean iguales para todas las entidades europeas. El presidente del banco central también se reunirá este día con los franceses, griegos, irlandeses y estonios. La semana pasada ya lo hizo con otro grupo en el que estaban los alemanes.
El sistema bancario de la eurozona ha vivido una crisis sistémica en los últimos años, con intensas tensiones en los mercados bancarios, en los de deuda soberana, y una restricción del crédito que ahoga aún más las posibilidades de recuperación económica. Con el Mecanismo Unico de Supervisión, por el que en noviembre de 2014 el BCE asumirá la vigilancia directa de 130 entidades financieras europeas (aquellas cuyos balances superan los 30.000 millones de euros), de las cuales 16 son españolas, se pretende acabar con la fragmentación de los mercados y afianzar la confianza en el sistema bancario.
La homogeneidad en las puebas y la forma de valorar es una condición imprescindible para las entidades preguntadas. «No puede haber una supervisión única con reglas distintas», afirman desde el sector. Por ejemplo, se exige un nivel de solvencia igual a todas pero la forma de construir esa solvencia es distinta y el esfuerzo exigido también. Por eso, algunos bancos quieren reclamar medidas en este ámbito, algo que ya fue estudiado por el Banco de España y por la Autoridad Bancaria Europea sin que se llegara a una conclusión.
La solvencia exigida es alcanzar un 8% de capital de máxima calidad, pero la forma de calcular este es el resultado de dividir el capital por los activos ponderados por riesgo y aquí sí hay diferencias entre países y entre entidades porque Basilea II -el acuerdo de las autoridades económica europeas para medir la solvencia de un banco según su nivel de capita- permitió que las entidades pudieran estimar su riesgo siempre bajo autorización del supervisor. Según un informe de Oliver Wyman de abril de este año, que comparaba la situación en Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido, las normas en España son más conservadoras y prudentes. En la práctica, eso significa que es más difícil llegar al nivel de capital exigido. ¿Cuáles son las diferencias? Por ejemplo, en España un préstamo se considera moroso a los 90 días de una falta en un plazo de pago, en Italia y Reino Unido a los 180 días, aunque están caminando hacia una reducción de este plazo.
Cómo se determina si los activos están más o menos dañados y cuánto capital va a consumir son elementos muy relevantes a la hora de salir en la foto. Una foto en la que una parte importante de la banca española salió muy poco favorecida, pero donde una vez realizada la reestructuración aspira a quedar mejor que el resto en las pruebas de estrés.
Pruebas de estrés
Después del examen de la valoración de los activos, los 130 bancos europeos seleccionados pasarán un ejercicio de estrés. La banca española ya lo hizo con Oliver Wyman. Por eso, fuentes financieras señalan que los bancos españoles acuden a las nuevas pruebas con un «optimismo moderado» porque ya lo han pasado y afloraron todas sus debilidades, así que ahora esperan que los próximos test «evidencien las debilidades de otros países». «Son otros los que deben preocuparse» en alusión a la entidades de otros países. «Los españoles saldrán bien».
Otros elementos en discusión son los activos fiscales diferidos (DTA). En España no se permite todavía deducir de impuestos las pérdidas sufridas en ejercicios anteriores. Esta es una situación claramente discriminatoria, porque en Francia y Alemania, por ejemplo, está garantizada la deducción en las cuentas de los bancos. El Ministerio de Economía tiene previsto aprobarlo pero no acaba de salir. El 'tempo' para alcanzar el nivel de solvencia exigido también plantea dudas en alguna entidad. Basilea III -que endurecerá las condiciones de Basilea II- prevé una entrada progresiva de las exigencias de capital, pero se ha introducido libertad para que los países lo aceleren si quieren.
«Estoy deseando verte en Fráncfort» se despedía Draghi en su invitación. Veremos si, tras la reunión, la satisfacción es generalizada.
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