La receta Neoliberal explicada con el lenguaje de los derivados financieros
Por David Peón, Profesor de Finanzas en la Universidade da Coruña
El objetivo de este artículo es emplear el lenguaje de las opciones financieras para explicar cómo la política económica actual podría asimilarse a una estrategia de ‘activo sintético’ (en inglés, synthetic long stock, SLS). Mediante el uso de este lenguaje financiero puede mostrarse claramente de qué manera la receta es asimétrica entre agentes sociales: supone la quiebra del ‘contrato social’ existente previo a la crisis, beneficiando a unos y perjudicando a otros, y haciendo recaer los costes de la presente y futuras crisis sobre los más débiles: asalariados, pensionistas, desempleados…
Para mejor comprensión del lector no familiarizado con los derivados financieros, comenzamos el artículo con una breve introducción sobre derivados en la sección I, en la sección II describimos en estos términos el contrato social previo a la crisis, en la sección III comparamos las políticas económicas implementadas con una estrategia de ‘activo sintético’, y finalmente en la sección IV describimos de qué manera la nueva estrategia no sólo es asimétrica entre agentes sociales, sino que lejos de establecer la compensación requerida a cada una de las partes según la teoría de opciones, impone cargas adicionales sobre los sectores más débiles.
I.- Teoría de opciones. Estrategia de ‘Activo Sintético’
Las opciones son un tipo de derivado financiero que dan al poseedor el derecho a comprar (opción ‘call’) o vender (opción ‘put’) en una fecha futura un activo financiero concreto (por ejemplo, una acción bursátil), denominado subyacente (S), a un precio pactado de antemano, denominado precio de ejercicio o strike (X). Es decir, en lugar de comprar hoy en bolsa acciones de Telefónica, usted puede acordar que, en una fecha futura, usted las comprará, si le conviene, a un precio pactado de antemano.
A efectos del presente artículo no necesitamos saber mucho más de opciones. Simplemente, que estas serían las 4 posiciones básicas que un inversor en opciones podría adoptar, dos ‘largas’…
… y simétricamente, dos posiciones ‘cortas’:
Las posiciones largas (long call y long put) dan derecho a ejercitar la opción cuando nos sea favorable, y no ejercitarla cuando nos perjudique. Por ello, las posiciones largas son estrategias siempre ganadoras: como se aprecia en la gráfica, uno sólo puede ganar o ‘no perder’. Las estrategias cortas, al contrario, obligan a su poseedor a cumplir los términos del contrato cuando el poseedor de la posición larga lo exija. Por ello, son estrategias siempre perdedoras: uno sólo puede perder o ‘no ganar’.
Evidentemente, en estos términos, ningún inversor racional estaría dispuesto a contratar una posición corta y todos estaríamos interesados en las posiciones largas. La solución estriba en que el comprador de la opción (posición larga) paga un precio, llamado prima, al vendedor de la opción (posición corta) a cambio de ese derecho. La prima es el justi-precio que permite equilibrar, ex ante, las perspectivas de adoptar una posición corta o larga. El resultante para los cuatro perfiles de opciones, incluido el pago (o cobro) de la prima es entonces:
La utilidad de las opciones es permitir la transferencia de riesgos de unos inversores a otros, unos especulando con el movimiento del mercado y otros cubriéndose de esas mismas eventualidades.
Las opciones se pueden además combinar. Una de las estrategias más simples es la deactivo sintético: combinando un long call y un short put (es decir, comprando un call pagando una prima y vendiendo un put ingresando la correspondiente prima) se obtiene una posición idéntica a comprar el activo subyacente. Es decir, es idéntico comprar una acción de Telefónica que comprar un call y vender un put con el mismo precio de ejercicio. Gráficamente:
II.- El ‘contrato social’ antes de la crisis
El pacto social antes de la crisis en una economía de mercado con estado de bienestar como la nuestra o las europeas era el siguiente. Una parte de la sociedad (llámese empresarios, emprendedores, el capital…) está dispuesto a asumir los riesgos inherentes a cualquier actividad empresarial a cambio de una expectativa de beneficios superior. Es decir, en la teoría de opciones antes descrita, este sector de la sociedad adopta la posición equivalente a invertir en el activo subyacente, ganando durante los años favorables del ciclo económico y asumiendo las pérdidas en recesión (llamémosleposición 1):
La otra parte de la sociedad, incluyendo trabajadores asalariados y beneficiarios del estado de bienestar (pensionistas, parados, estudiantes…) no asume riesgos, pero tampoco los beneficios superiores de la economía cuando las cosas van bien. La remuneración percibida por este sector –salarios, estado de bienestar (educación y sanidad públicas) y protección social (pensiones y seguro de desempleo)- garantiza una remuneración independiente del ciclo económico que, en el lenguaje financiero del apartado anterior, podríamos equivaler a la remuneración del activo libre de riesgo (llamémosle posición 2):
La norma básica fundamental en toda economía de mercado que se ha quebrado en esta crisis es precisamente el de “que cada palo aguante su vela”: que los beneficios en tiempos de bonanza sean para unos pocos, mientras las pérdidas las asumimos entre todos (rescates bancarios, concesionarias de autopistas, políticas rentistas, subvenciones a sectores en declive…). Ello no hará sino incrementar el riesgo moral (moral hazard) en el futuro.
III.- La receta neoliberal: una estrategia de activo sintético socialmente asimétrica
El pacto social antes descrito resultaba favorable a los intereses del primer grupo si los periodos de auge son largos, la productividad y los márgenes empresariales elevados, y las recesiones cortas y poco habituales. Pero al hecho de sufrir la peor recesión desde la Gran Depresión se suma la preocupación de que en el futuro los crecimientos de productividad y los márgenes empresariales sean menores, y las crisis económicas y de beneficios empresariales más frecuentes. Así que el pacto social, al primer grupo, ya no le parece un buen negocio.
La receta neoliberal impone transformar la posición 1 en su equivalente activo sintético, pero asignando el long call a grandes empresas y multinacionales y el short put a asalariados, pensionistas y desempleados:
a) los rescates bancarios y a concesionarias de autopistas, las políticas de generación de rentas en sectores regulados (déficit tarifario, peajes solares, registradores y notarios…) y otras medidas mitigan las pérdidas en recesión de las grandes empresas trasladando el coste al contribuyente. Con todo, el principal trasvase de riesgos del primer sector al segundo lo constituyen las sucesivas reformas laborales: en periodos de auge, el empresario obtiene todos los beneficios; en recesión, el trabajador asume los riesgos en forma de despido (no es de extrañar que en el ideal de la CEOE, tal despido debería ser libre y gratuito). Traducido al lenguaje de opciones, al primer grupo se le está facilitando una opción long call (posición 3)…
b) mientras a las clases sociales, simétricamente, se les impone un short put(posición 4)…
…soportando los costes en recesión por las razones antes citadas (incremento de deuda pública por los rescates, reforma laboral) y por más razones adicionales: reforma de las pensiones, recortes en educación y sanidad, privatizaciones, exclusión social, desigualdad…
En este esquema, los únicos que mantienen la posición 1 son autónomos y pymes: a ellos no los rescatará nadie, ni se les asignan políticas de rentas, difícilmente se beneficiarán de reformas laborales (desde luego no los autónomos) y para ellos sí que vale aquello de “cada palo que aguante su vela”.
IV.- De política asimétrica a burla
La estrategia anterior es asimétrica e impuesta a los sectores más débiles de la sociedad bajo el dogma ‘no hay alternativa’. Con todo, puesto sobre la mesa, la transformación del contrato social en un long call para unos y short put para otros podría ser aceptable si cada parte paga (cobra) el precio justo por la opción asignada. Traduciendo: si los beneficiados por la transferencia de riesgos están dispuestos a abonar una compensación a cambio de su nueva posición, mientras las clases sociales reciben una compensación por los nuevos riesgos y costes asumidos.
Estableciendo un precio justo ambas partes salen ganando y perdiendo en distintos contextos económicos. A la postre, la política implementada supondría una transferencia de riesgos a las clases sociales a cambio de una mayor participación de éstas en los beneficios en tiempos de prosperidad. En políticas concretas, dicha compensación podría consistir, por ejemplo, (i) en que las rentas de capital y los beneficios empresariales soportasen mayores tipos impositivos, contribuyendo en mayor medida al financiamiento del estado del bienestar y, en particular, a la sostenibilidad de las pensiones; (ii) mayores salarios y complementos (conciliación, etc.) para los trabajadores; o (iii) a establecer mecanismos de participación de los trabajadores y clases sociales en los beneficios empresariales en los ciclos favorables de la economía.
Lejos de tal cosa, la receta neoliberal no sólo no sube los salarios sino que impone la devaluación salarial, e impone que la sostenibilidad de las pensiones sea garantizada vía recorte de derechos sociales (retraso edad de jubilación, pérdida de poder adquisitivo de las pensiones, etc.), manteniendo como dogma inmutable que las pensiones se financien con cotizaciones sociales y no vía impuestos. Traducido al lenguaje de opciones, al poseedor del long call no sólo no se le está exigiendo que pague la prima correspondiente sino que obtiene mayores ingresos a cambio (rebajas salariales, políticas rentistas), mientras que el poseedor del short put no sólo no recibe la correspondiente compensación, sino que se le imponen mayores cargas adicionales. Gráficamente:
La política es clara: la primera estrategia es siempre ganadora, la segunda siempre perdedora. El capital siempre gana; las clases sociales siempre pierden. ¿Sigue usted sorprendido ahora de que el Ibex roce los 10.000 puntos con el paro al 27%? La solución a la crisis es un caramelo para el primer grupo y un robo al segundo. Más aún, la dimensión de tal burla no está tanto en los costes que la gran mayoría de la población está asumiendo en la presente crisis (que también), sino en que la receta neoliberal sienta las bases de una transferencia de riesgos de las grandes empresas al resto de la sociedad a coste cero para las primeras, garantizando que las futuras crisis sean también una burla al ciudadano medio.
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