sábado, 6 de junio de 2015

El Peso del ladrillo...


El peso del «ladrillo» en el patrimonio baja la desigualdad




El reparto de la riqueza en España es menos desigual que el de la renta por dominar la propiedad de vivienda. Pese a todo, a los expertos sigue sin gustarles que los hogares ahorren sobre todo en «ladrillo».

Del último informe de la OCDE se ha destacado especialmente el gravísimo incremento de la desigualdad de ingresos en el mundo, que ha alcanzado su nivel más elevado de los últimos treinta años años. España se encuentra entre los países con mayores diferencias en la renta que obtienen los hogares. El paro, las reformas laborales y los cambios fiscales tienen la culpa de que eso sea así. 
De lo que se ha hablado menos, en cambio, es de que España sale mucho mejor en la foto sobre la distribución de la riqueza. En primer lugar, porque es el sexto país, tras Luxemburgo, Estados Unidos, Canadá, Australia y Reino Unido con mayor volumen de patrimonio por hogar, con alrededor de 350.000 euros. En segundo lugar, porque es el primer país de los países de la OCDE en volumen de patrimonio sobre el nivel de ingresos. De acuerdo con los datos de esta institución, los hogares españoles tienen, de media, en patrimonio, el equivalente a nueve años de ingresos.Un colchón importante. Y, hablando de ratios de desigualdad, tenemos que el patrimonio medio del 5 por ciento más rico es nueve veces el que posee la media, frente a las 90,7 veces del país más desigual del mundo, que es EE.UU., o de las 43,9 veces de Holanda o las 34,7 veces de Austria. Otro dato: en España, el 10 por ciento más rico acumula un 43 por ciento de la riqueza, mientras que en EE.UU., este porcentaje roza el 80 por ciento y en Noruega ronda el 50 por ciento. En definitiva, como dice explícitamente el informe de la OCDE, en España, en términos relativos, es decir, en comparación con otros países, la desigualdad en el reparto de la riqueza es reducida. 
Pero, ¿a qué se debe? Pau Marí-Klose, profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza, comenta que hay varias razones. En primer lugar, el bajo nivel de endeudamiento de los hogares en relación con el resto de los países de la OCDE. En España, el 20 por ciento más pobre tiene un patrimonio de 10.400 dólares, de media, mientras que en Estados Unidos es negativo (-19.059 dólares), al igual que en Noruega, Holanda o Finlandia. Además, según continúa Marí-Klose, nos encontramos con que la inmensa mayoría de la población española tiene vivienda en propiedad (algo más del 80 por ciento, de acuerdo con la última Encuesta Financiera de las Familias que elabora el Banco de España y que es de 2011). «Las clases medias tienen un patrimonio inmobiliario importante», comenta Marí-Klose. Y, por último, señala que contribuye a la reducida tasa de desigualdad de la riqueza en España la tardía emancipación de los jóvenes, lo que frena el crecimiento de hogares pobres, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en el mundo nórdico o Alemania. 
Parecería, pues, a primera vista, acertada la decisión de los españoles de comprar una vivienda, porque es una vacuna contra el desigual reparto de la riqueza. La propiedad del piso en el que se vive democratiza la riqueza, se podría decir. Según la tabla que tenemos sobre estas líneas, la inversión en activos financieros es muy minoritaria, sobre todo entre los hogares de menor renta.Apenas un 11 por ciento de las familias invierten en acciones y sólo un 2,1 por ciento en valores de renta fija, por ejemplo, porcentajes que en el caso del 20 por ciento de hogares con menor renta bajan hasta el 3,2 y el 0,8 por ciento, respectivamente. 
En contra
Los datos dicen esto. Pero, ¿qué opinan los expertos financieros de que el patrimonio de los españoles esté fundamentalmente en vivienda?, ¿creen que conviene renunciar a esta vacuna contra la desigualdad? Enrique Borrajeros, de Efpa, se muestra en contra de que la primera decisión de inversión de los españoles, desde que tienen 25 años, sea la compra de una vivienda. «Se asume un sobrecoste por un servicio que se resolvería más fácilmente con el alquiler», afirma Borrajeros. Además, en su opinión, la adquisición de una casa detrae unos recursos que podrían destinarse a otra cosa y cita el caso de Jesús Encinar, fundador de idealista.com, que primero emprendió y sólo decidió comprarse una vivienda cuando su negocio era más que rentable. Y, para quien no quiera emprender, en opinión de Borrajeros, siempre puede buscar otras alternativas en el mundo financiero para destinar el ahorro que, en otro caso, estaría cautivo en la compra de una vivienda, como la renta variable, para subirse al ciclo económico, o delegando la gestión de los ahorros. «Una vivienda te ancla, te impide hacer muchas cosas, obliga a asumir un riesgo financiero muy elevado, aunque se crea lo contrario», remata Borrajeros. ¿Qué hay más arriesgado que pedirle al banco 700.000 euros a largo plazo y a un tipo de interés variable para comprar una casa? Aunque, quizás, el verdadero peligro lo sufre la economía general, porque los recursos, el ahorro, se vierte en la vivienda y no en actividades con más retorno.
Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB, por su parte, comenta que es cierto que como todo el mundo compra vivienda, al final el patrimonio de los españoles termina estando muy a la par, pero añade que quien haya diversificado adquiriendo activos financieros en los últimos años, ha visto incrementada su riqueza respecto a quienes únicamente han invertido en vivienda. Porque mientras las acciones han subido desde 2011 y mientras la renta fija ha vivido un auténtico «boom», la vivienda ha perdido un gran porcentaje de su valor. Los informes siempre van con un poco de retraso respecto a la realidad. ¿El próximo que publique la OCDE mostrará un deterioro en la distribución de la riqueza en España por esta causa?

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