Este carácter apartidista fue solo un punto de partida. La reforma de la ley electoral se coló ya entre los consensos de mínimos o “tres puntos básicos”, junto a la “verdadera separación de poderes” y la regeneración política (listas abiertas), aunque no obtuvieron el respaldo generalizado de las distintas asambleas. Estas propuestas abrían ya el camino a la exploración de la vía institucional, una opción minoritaria durante los primeros meses pero que muy lentamente, y ya en un estadio de desmovilización, fue asumiéndose como necesaria.
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Fases previas
La vía institucional tardó en calar, habiéndose producido previamente evoluciones y mutaciones varias del movimiento. La más inmediata fue la descentralización del movimiento de las plazas a los barrios y pueblos (expansión para unos, repliegue para otros). De esta primera fase se pasó a la de las luchas sectoriales, con el arcoíris que representaron las mareas ciudadanas: educación (verde), sanidad (blanca), emigrantes (granate) o azul (agua pública). Es en este momento en el que coge un mayor impulso la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Su líder nacional, Ada Colau, se mostró siempre reacia a dar el salto institucional, rechazando incluso la oferta lanzada por el entorno de Pablo Iglesias, antes de crear Podemos, para que formara parte del proyecto en ciernes. Sus portavoces en Madrid, Rafa Mayoral e Irene Montero, sí se integraron en la organización, ambos sacaron acta de diputados las pasadas elecciones del 20-D y forman parte de la ejecutiva del partido.Varios meses antes del surgimiento de Podemos, otras iniciativas de carácter municipalista habían puesto los mimbres para explorar la vía institucional pero desde un punto intermedio que apaciguaba las voces críticas: los ayuntamientos. Existía el convencimiento de que las instituciones locales, por su cercanía, eran más propicias para llevar a cabo una democracia directa y experimentar con una nueva cultura política alejada de los partidos tradicionales.
El ensayo-manifiesto 'La apuesta municipalista' (Observatorio Metropolitano) acabó por dotar de base teórica a estos movimientos. Entre sus autores se encuentran Pablo Carmona, actualmente concejal de Ahora Madrid, e Isidro López, diputado regional en la Asamblea de Madrid como independiente por Podemos.
El atajo de Podemos
La brecha para abrazar la opción representativa fue abierta desde estas plataformas y los promotores de Podemos aprovecharon la oportunidad para colarse sobre ella y llevarse el gato al agua. La formación emergente tomó el atajo y se escapó del pelotón quincemayista que con paciencia y fieles a sus principios llevaban meses tejiendo esta vía. Demasiado tiempo y demasiado dogma movimentístico, como llegó a reprochar Juan Carlos Monedero en uno de los plenarios constitutivos de Ganemos Madrid, anteponiendo la eficacia a los lentos procesos asamblearios.El partido Izquierda Anticapitalista (2008), cuyos militantes se involucraron en el 15-M desde sus inicios, aunque sin conseguir capitalizarlo, fue fundamental en la génesis de Podemos. La dirigente andaluza Teresa Rodríguez o el eurodiputado Miguel Urbán son algunas de sus principales caras visibles, ambos muy activos en el 15-M, en Madrid y Cádiz, respectivamente. Su estructura sirvió de lanzadera, aunque pronto se convirtió en un lastre para la estrategia diseñada por la promotora del partido. En la asamblea constituyente de Vistalegre confrontaron con el modelo defendido por Pablo Iglesias, pero sus apenas dos centenares de militantes poco podían hacer ya con el indiscutible liderazgo que había adquirido Pablo Iglesias.
La vía institucional tardó en consumarse tres años. Podemos supo aprovechar 'la ventana de oportunidad' y ahora, coincidiendo con el quinto aniversario del 15-M, amenaza con el 'sorpasso'. Al mismo tiempo, su alianza con las plataformas municipalistas, lideradas en su mayoría por activistas del 15-M, gobiernan en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, A Coruña, Zaragoza, Cádiz o Santiago de Compostela.
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