'Sell in May and go away': Este año conviene hacer caso
Fabrizio Quirighetti
Habrá oído usted a menudo el refrán bursátil anglosajón'sell in May and go away' (literalmente, «vende en mayo y vete») pero debo confesar que nunca le he hecho caso. La mayoría de las veces porque nunca he sido muy propenso ala compraventa estacional, dado que en materia de inversión tiendo a pecar de cartesiano, pero además porque era demasiado codicioso y, por si fuera poco,porque no era tan valiente como para acatar ese audaz adagio. Pero este año es distinto: los fundamentales son débiles, el margen de revalorización es escaso y me doy con un canto en los dientes si saco un cero por ciento de rentabilidad. Al menos por unas cuantas semanas o meses.
Además, desde mediados de febrero, los precios de los activos de riesgo han subido como la espuma con la ola de reflación masiva provocada por la postura acomodaticia de los principales bancos centrales, y en especial de la Fed. Una vez más, las políticas monetarias han reaccionado con suficiente agresividad a una dinámica de crecimiento más débil de lo esperado y las consiguientes preocupaciones en torno a la deflación, exacerbadas por el encarecimiento del dólar, el abaratamiento de las materias primas y los desequilibrios estructurales de los mercados emergentes, que retroalimentan sus propios daños colaterales. En otras palabras, el envite del banco central ha comprado algo de tiempo, pero no ha cambiado el triste panorama general, aquejado de unos pobres fundamentales, una baja inflación y un elevado endeudamiento.
Como este cambalache de la reflación ha apreciado con creces las valoraciones de modo generalizado, los mercados de valores caminan por la cuerda floja... O bien los inversores creen que la cosa está funcionando y, en algún momento, la Fed tendrá que tomar el toro por los cuernos (es decir, subir los tipos a mayor ritmo o más de lo esperado), o bien empezarán otra vez a dudar y los bancos centrales ya habrán quemado hasta el último cartucho creíble(salvo tal vez el conocido como «helicóptero de dinero»). Y lo que es peor, la percepción de estanflación podría incluso prevalecer por unos meses, dado que siguen predominando unos datos económicos más débiles de lo esperado, mientras que la inflación (y sus expectativas) ciertamente crecerá en paralelo al actual repunte de precios del petróleo y a una posible aceleración del crecimiento salarial en Estados Unidos,según apunta el Libro Beige de la Fed.
A este entorno macroeconómico desafiante se añade una elevada valoración, otra vez, en muchas clases de activos (en especial en deuda pública, que ha sido la punta de lanza del encarecimiento de todas y cada una de las clases de activos), la falta de crecimiento de los beneficios (¿pueden incrementarse los márgenes? ¿Podría ser la ingeniería financiera más «creativa de valor»?), algunas incertidumbres políticas como el Brexit, y supongo que ni siquiera debería usted atreverse a dar un gran paso al lado, desinvertir de forma generalizada y esperar a que se aclare el panorama y vengan mejor dadas para (volver a) entrar. Y el caso es que al final lo hice... Vendí justo antes de mayo y ahora me tomaré unos días de respiro.
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