«Más Bolsa, por favor»: el ahorrador se anima al riesgo en los fondos
Regina R. Webb
Comienzan a desaparecer de las carteras los garantizados, «que no dan nada», en favor de estrategias mixtas e incluso de emergentes
Las bolsas europeas han salido de rally, con los ahorradores de copiloto. Excusando la pausa para corregir estas últimas semanas, el cómodo recorrido al alza no solo no ha tentado a los inversores a bajarse en la primera parada -como ya sucedió el año pasado-, sino que algunos hasta piden pisar más el acelerador. Los datos de Inverco así lo demuestran.
Hay nueva estrella en las carteras de los inversores nacionales: los fondos globales. Han entrado en este tipo de estrategia 688 millones de euros el pasado agosto, con lo que acumula un crecimiento de más del 46% al sumar 9.587 millones más en lo que va de año. Y el lado contrario de la moneda: los garantizados perdieron 602,326 millones de euros en el mes de agosto. Con ello, ya han huido más de 2.000 millones de euros de los fondos más conservadores que se le ofrece al inversor. Las alternativas tradicionales para dar los primeros pasos en activos de mayor riesgo, los fondos mixtos, también siguen creciendo a un ritmo sano y son los segundos que más crecieron el mes anterior, cuando entraron 294 millones.
Esa movilización de depósitos hacia fondos es una respuesta directa a los bajos tipos de interés que dominan. «Las soluciones más exitosas están siendo aquellas que no limitan los activos en los que el gestor puede invertir, pero que sí ponen límites al riesgo máximo que puede asumir, lo que aporta cierto confort y una flexibilidad en la gestión que no tienen los activos puros de renta fija, renta variable o divisas», explica Mariano Arenillas, director general de Deutsche AM para Iberia. «En muchas ocasiones, una cartera diversificada y equilibrada puede mitigar las fluctuaciones de mercado», añade.
Así ahorran los profesionales
El inversor más profesional, por el mero hecho de tener una mejor formación financiera, tiende a tomar decisiones más ajustadas a los requisitos del mercado del momento. No se limita a los fondos que le ofrecen en su oficina bancaria, como siguen haciendo la mayoría de los ahorradores españoles, lamenta José María Luna, de Profim. También se aventuran a buscar valor en los vehículos de gestoras internacionales y a ellas, ahora, les piden más riesgo en sus carteras. En Schroders notan en las peticiones de sus clientes, «mucha más demanda por productos de renta variable o de renta fija, pero corporativa», reconoce Inés del Molino, directora de cuentas de Schroders.
Con la victoria de Emmanuel Macron en las presidenciales de Francia los inversores al fin se animaron a escuchar lo que los asesores llevan casi recomendando desde principios de año: encontrar las oportunidades en la Bolsa europea. En Schroders notan ese «vuelco» por la clase de activos. Tanto en los que levantan el pie del freno y van largos en Bolsa, como los que prefieren el cinturón de seguridad que ofrece una estrategia de retorno absoluto, un estilo de inversión que busca dar una rentabilidad positiva siempre, en un periodo de 12 meses. «Es una manera de no estar expuestos completamente al comportamiento de los mercados, pero sí poder aprovechar las ventajas que ofrece la renta variable europea», explica Del Molino.
Pero incluso reconoce que nota a los inversores más lanzados. Por ejemplo, vuelven a pedir Bolsa de países emergentes e incluso se han abierto de nuevo a la renta variable asiática. Sorprende que sea tan pronto después del susto que dieron las Bolsas de China, pero se debe a que los mercados de Asia son de lo más desarrollado dentro de la categoría de emergentes, explica la experta de Schroders. Y no solo tienen apetito por sus acciones.
La deuda también arriesga
También piden deuda de emergentes, pero, aquí sí, con un enfoque de retorno absoluto. Las peticiones de deuda gubernamental prácticamente se han extinguido, salvo casos muy puntuales. Ahora el interés está en deuda crediticia de mayor riesgo, el «high yield», como se denomina en la jerga, y que sea, también de países europeos. Ana Rivero, directora de producto y market intelligence de Santander AM España, coincide. Quienes pueden asumir cierto grado de riesgo en su inversión prefieren combinar activos bursátiles y deuda corporativa de diferentes emisores ya que así pueden «aprovechar la volatilidad de los mercados con una asignación de activos dinámico y pegado a la actualidad de los mercados», explica.
Rentabilidad, ¿sin arriesgar?
Pese a haber chapoteado en aguas de mayor riesgo, los inversores verdaderamente conservadores no se alejan demasiado de la orilla. Los expertos reconocen que siguen encontrándose con clientes que demandan estrategias de inversión de baja volatilidad, con poca exposición a activos de riesgo. Es la sensación que le sigue dando a Luna, de Profim, que aún hay que hacer una labor importante de educación financiera. «La mayor parte de los ahorradores busca rentabilidades, pero con poco riesgo». Y ello les supone un reto cada vez mayor a las oficinas bancarias. «La situación persistente de tipos de interés en mínimos, e incluso negativos en la curva monetaria del euro, ha hecho que sea extremadamente complicado ofrecer rentabilidades positivas a la inversión sin asumir un mayor porcentaje de activos de bolsa, crédito, o renta fija con mayor potencial», reconoce Rivero, de Santander AM España. Conscientes del reto tras su experiencia con la nula rentabilidad en depósitos en Alemania a los que buscan principalmente preservar su capital, en Deutsche AM propone un fondo que invirtiese en bonos corporativos y financieros con baja sensibilidad a los cambios en los tipos de interés del BCE, «para aquellos clientes que, sin querer asumir grandes riesgos quieran preservar el capital invertido a la vez que reciben algún rendimiento positivo», explica Arenillas.
Lo que pide al ahorrador, y lo que debería exigir:
La industria celebra la firmeza con la que notan el cambio de tendencia hacia los fondos de inversión, pero aún quedan retos por delante. La gran mayoría cimentados en mejorar la cultura financiera. Los ahorradores españoles siguen cometiendo algunos fallos. Errores que pueden salir muy caro si se tiene en cuenta que hablamos de invertir para su futuro. El primero y más grave que señala José María Luna, de Profim, es que hay quienes aún se limitan a aceptar lo que les dan en la oficina bancaria. Con un depósito bastaba con buscar el más rentable, con un fondo no. Si a elegir un hotel le dedica horas, ¿por qué no también con un fondo? Esto es un problema porque muchos invierten sin saber lo que tiene su fondo, y luego llegan los disgustos... Un mixto, el fondo más recomendado a los temerosos, no solo tiene algo de Bolsa, también deuda de mayor riesgo, como la subordinada. «Hay que hacer todas las preguntas que necesite a su asesor del banco», insiste Luna. Entender perfectamente todo lo que pone en la ficha del fondo. Es vital comprender qué ha comprado. ¿Por qué gana? ¿Por qué pierde? Y cuánto le están cobrando por ello. Una comisión merece la pena pagarla, pero solo si el fondo se lo merece.
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