Aquel 6 de mayo de 2009 cambió para siempre el rumbo de un Barcelona que no conseguía sacudirse los complejos a pesar de haber maravillado dos años antes con el doblete de Frank Rijkaard y Ronaldinho Gaucho. Lo hizo de golpe y porrazo en Stamford Bridge hace casi nueve años gracias al remate de Andrés Iniesta desde la frontal del área, desatando la euforia en Barcelona y la ira -seguramente ningún lector habrá olvidado las quejas de Didier Drogba sobre el césped- de los jugadores del Chelsea hacia el árbitro que, según entendían, les había privado de alcanzar la primera final de la Champions League de su historia.
El propio César Azpilicueta, que apenas despuntaba en el Osasuna, explicó ayer en As que "los aficionados del Chelsea siguen con aquel derechazo clavado en su corazón". El lateral añade que "Andrés les sigue generando pesadillas", motivo por el cual esta noche "seguramente no sea bien recibido en Stamford Bridge", algo a lo que el manchego está poco habituado pues desde 2012 recoge aplausos por cada estadio de la Liga que pisa, con la única excepción de San Mamés, que acostumbra a pitarle por exactamente el mismo motivo, el gol que le dio a España su primer Mundial.
De hecho no será la primera vez que Iniesta regrese al lugar de los hechos. Lo hizo en 2012 pero el centrocampista no realizó un buen partido y el Barcelona cayó eliminado ante el Chelsea que acabaría como campeón de la mano de Di Matteo. Pero a pesar de que han pasado seis años desde la última vez que ambos equipos cruzaron espadas, ocho desde el 'iniestazo', nadie olvida a Tom Henning Ovrebo, el árbitro cuyos errores desembocaron en tan fatal desenlace para los intereses del Chelsea. "Fue una noche infernal" explica en una entrevista a Goal en la que también admite que fue "mi peor partido internacional".
Su actuación sigue escociendo incluso en España, donde el pasado domingo el diario más vendido del Estado le dedicó la portada al colegiado de un partido de hace nueve años, buena prueba de que algo cambió aquel 6 de mayo de 2009 en el que el Barcelona aprendió a ser un equipo campeón, a ganar a pesar de estar jugando con uno menos durante media hora por una injusta expulsión a Eric Abidal que suele obviarse en estas crónicas a través del tiempo. Porque aquel día el Barcelona pasó de ser un buen equipo a uno de leyenda tras asegurarse el primer -y único- sextete de la historia del fútbol español. Que en Londres no olviden a Iniesta se puede entender. Que en España, donde incluso el Santiago Bernabéu ovaciona a menudo al capitán del Barcelona, haya quien siga obsesionado con Ovrebo da una buena medida de la importancia de aquel partido.
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