OVIEDO
Han sido muchos años manando cerveza, carajillos, conversación, risas y música. Muchas tardes y noches escuchándola, haciéndola y también defendiéndola. Tantas como para alimentar toda una historia de la cultura popular asturiana de tres décadas en unos metros cuadrados en lo alto de la cuesta de Martínez Vigil. Eso hace amigos. Y se notó en el último día de Ca Beleño. Todos los que estaban a mano y algunos de los que no lo están tanto iniciaron a primera hora de la tarde su propio desfile en el día grande de Antroxu: una comitiva que se preveía muy larga y dispuesta a alargar al máximo los treinta años de vida del local de Frankie Delgado y Blanca Fresno.
r para las lágrimas. Seguro. Pero en las primeras últimas horas de Ca Beleño el ambiente no podía ser más animado. Pintas rodando, risas, encuentros y reencuentros y la espera por Frankie y Blanca para acompañarlos y festejar hasta que llegue el momento de empezar en otra parte. No muy lejos. El propio Frankie lo explicaba en las redes sociales, donde se sucedían las muestras de afecto junto a manifestaciones de estupor, casi de alarma, por el cierre.
«No creo que podamos ir, pero, ¿cuál es el plan para Ca Beleño?», preguntaba desde las Highlands Malcom Crosbie, guitarrista del grupo escocés Shooglenifty, uno de los cientos que ha pasado bajo el techo del lugar. «Estamos muy tristes, pero abrimos una nueva fábrica de cerveza en un lugar más espacioso para tocar y beber mucha cerveza en las montañas», ha sido la respuesta en inglés en su perfil de Facebook de Delgado. Es lo que harán a partir de ahora él y Blanca, en un negocio de fabricación de su propia cerveza, Ordum, que les va a tener muy ocupados. Y dicho como lo dice Frankie casi consuela. Casi.
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