¿Inclinará Luis de Guindos la balanza del BCE en favor de las 'palomas'?
Este lunes, la candidatura irlandesa daba un paso atrás y dejaba solo al español Luis de Guindos como único pretendiente a hacerse con la vacante que dejará libre el portugués Vitor Constancio en la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE) el próximo 31 de mayo.
De este modo, y si no hay ninguna novedad significativa de aquí al 23 de marzo, fecha en la que se realizará la designación oficial, Luis de Guindos aparecerá el próximo 14 de junio sentado junto a Mario Draghi en la tradicional rueda de prensa posterior a las reuniones de política monetaria del Consejo de Gobierno del BCE.
Si los pronósticos de los analistas son correctos, el español desembarcará como segundo de abordo en la máxima autoridad monetaria de la zona euro en un momento el que la entidad esté empezando a endurecer el tono de su discurso.
Continuar con los estímulos
Hasta la fecha, lo que sabemos con certeza es que el banco de bancos europeos tiene intención de mantener al menos hasta el mes de septiembre del presente año su programa de compra de activos, dotado de una cuantía de 30.000 millones de euros al mes.
En su último comunicado sobre política monetaria, la institución todavía incluía la coletilla “o hasta un fecha posterior y, en todo caso, hasta que el Consejo de Gobierno observe un ajuste sostenido de la senda de inflación que sea compatible con su objetivo de inflación”.
Este último aspecto, la posibilidad de prorrogar de nuevo la expansión cuantitativa, parece que va perdiendo fuerza, en opinión de los analistas, que ven ahora más probable que el ente emisor decida cerrar ya el grifo de la liquidez sin más prolongaciones.
Lo mismo ocurre con los tipos. El último escrito oficial de la autoridad monetaria deja meridianamente claro que espera que los tipos de interés, situados ahora mismo en el cero absoluto (0,00%), “se mantengan en los niveles actuales durante un período prolongado que superará con creces el horizonte de sus compras netas de activos”.
Sin embargo, son varias las voces que apuntan a que ese “periodo prolongado” podría ser solo un puñado de meses y que sea incluso el propio Mario Draghi el que lleve a cabo el primer ajuste de tipos al alza antes de finalizar su mandato en octubre del año próximo, cerrando así la boca a aquellos que veían a Draghi como el primer presidente del BCE que dejaría su cargo sin realizar al menos una subida de tipos de interés.
El próximo 8 de marzo, el primer espada de la banca europea volverá a someterse al escrutinio de los medios, escudado todavía por Constancio. Si consigue colocar sus mensajes y empezar a hablar mínimamente de seguir adelante con el tappering sin que el mercado reaccione con una pataleta, la situación podría ser más fácil para el aterrizaje de Luis de Guindos…. Por el contrario, si el discurso de Draghi vuelve a pinchar en hueso, como pasó en su última comparecencia, el debut del español puede que no sea excesivamente plácido.
Aval de Francia y Alemania
En cualquier caso, Luis de Guindos llegará con el nada despreciable apoyo de las dos grandes locomotoras de la economía europea, Alemania y Francia. El ministro germano de Finanzas, Peter Altmaier, lo consideró una "elección excelente", mientras que su homólogo galo, Bruno Le Maire, lo ha calificado como “el hombre adecuado, para el puesto adecuado”.
Sin embargo, dado que le tocará moverse sobre un hielo muy fino, especialmente durante el primer año de su mandato, es lícito preguntarse qué está enviando España al Banco Central Europeo. ¿Será un halcón que venga apoyar las decisiones del próximo presidente (tal vez el alemán Weidman)? ¿O una paloma que venga a ser el contrapeso ideal de los países del sur ante los halcones del norte? En mi modesta opinión, ninguna de las cosas. España ha enviado un político y Europa parece haber comprado la idea.
Digo que no es ni halcón ni paloma porque cuesta encontrar alguna declaración suya hablando sin tener puesto el sombrero de ministro de un país del Sur de Europa en plena crisis financiera y así, claro está, es mucho más difícil.
La baja inflación es "buena"
Sin embargo, sí que me parece un detalle muy significativo el hecho de que, apenas unos días después de anunciar su candidatura y darla por hecha desde el minuto uno, comentase lo bueno que era para los hogares españoles que la desaceleración de la inflación en España en enero hasta el 0,6%
Esto, como digo, me parece especialmente destacable, habida cuenta de que el Banco Central Europeo (BCE) tiene un único cometido y solo uno: que la inflación se sitúe próximo al 2% pero por debajo de esta cota. Decir por tanto que es bueno que la inflación subyacente permanezca por debajo del 1%, pensando en el poder adquisitivo de los hogares, no son las declaraciones de un halcón ni de una paloma, son las declaraciones de un político.
Tras consultarlo con varios compañeros de diversos medios, veo que su percepción se sitúa bastante en línea con la mía. Yo les he planteado a ellos la misma pregunta que he tratado de responder yo anteriormente: ¿Qué envía España al BCE un halcón o una paloma? Estas han sido sus respuestas.
Sergio J. Rivas, redactor de Economía Internacional de Europa Press
Si bien se espera un Guindos 'paloma' porque conoce de primera mano lo que ha representado la intervención del BCE a la hora de reanimar la economía y por aquello de mantener la tradición de los representantes españoles (y de los países del Sur en general) en el BCE, lo cierto es que el ministro no es un banquero central y va a tener que convertirse en uno sobre la marcha, así que lo más lógico y previsible sería adoptar un tono neutro, y aprovechar el año y pico que compartirá con Draghi, con la trayectoria de política monetaria de la zona euro más o menos encauzada, para hacer 'unas prácticas'.De cara a 2019, con la llegada del nuevo presidente, y si todo va según lo previsto, comenzado el viraje hacia la normalización monetaria, probablemente veamos un Guindos más asentado y menos 'paloma'. Sin llegar a transformarse en 'halcón', Guindos contribuirá en el futuro en más de una ocasión a decantar los equilibrios de poder dentro del Consejo de Gobierno en una u otra dirección, aunque habrá que esperar a 2019 para ver cómo queda finalmente el reparto de papeles entre 'halcones' y 'palomas' tras el baile de sillas.
Miquel Roig, corresponsal en Bruselas del diario económico Expansión.
De Guindos llega con fama de que será más paloma que halcón, pero en cualquier caso hay que tener en cuenta que, aunque eso sea cierto, sería una paloma que se instala como número dos del BCE con el aval de Berlín.De momento, el propio De Guindos se ha negado a clasificarse en una de las dos categorías y ha dicho que él lo que es "pragmático". Bien, habrá que ver qué significa esto en la práctica, pero, de momento, sus primeras palabras sobre política monetaria se inclinan más bien hacia el lado de las palomas. El martes mismo, en rueda de prensa, dijo que las medidas extraordinarias de política monetaria son solo para tiempos extraordinarios, pero justo después añadió que Europa puede estar entrando en una etapa de nueva normalidad donde las herramientas no convencionales dejen de serlo y empiecen a ser más usuales.
Agustín Monzón, redactor de Economía de El Independiente
Resulta difícil encasillarlo como halcón o paloma, ya que a lo largo de su mandato en el ministerio ha ido ajustando su visión sobre la política monetaria a las circunstancias. Es cierto que, en los últimos tiempos, sus declaraciones han sido más proclives a defender las políticas de estímulo puestas en marcha por el BCE y esto tiene poco de sorprendente, ya que puede considerarse a España como uno de los principales beneficiados del éxito de estas medidasOtra cuestión a valorar es cómo se conjugarían sus posturas con las de una hipotética presidencia alemana a partir de 2019, si, como se especula, Weidmann sucede a Draghi el próximo año, y trata de aplicar unas políticas monetarias más estrictas, como defienden algunos países del centro y Norte de Europa. Ahí la experiencia política y la fuerte personalidad de Guindos pueden ser útiles a la hora de buscar equilibrios en el seno del banco central.
Borja Jiménez, jefe de Economía y Empresas de OKDIARIO
Luis de Guindos apenas ha hablado de política monetaria, entre otras cosas porque ha sido ministro de Economía en España, un país de la eurozona y, por tanto, sin tales competencias. Sin embargo, dada la época de 'normalización' que ha atravesado el futuro vicepresidente del BCE, son muchos quienes le califican como paloma, ya que una de las principales preocupaciones del país al que llevaba la cartera económica era el desempleo, con lo que muchas de sus medidas, o las de su Ejecutivo, se han implementado, no para controlar la inflación, sino para paliar otros males.En el BCE, sin embargo, le tocará hacer de halcón, ya que todo parece estar encarrilado para ir quitando la 'bombona de oxígeno' que está haciendo funcionar a una Europa que necesitaba asistencia urgente. Al son de la Fed de Powell, al regulador europeo le tocará retirar estímulos; algo que, bajo el punto de vista del mercado, será entendido como una política agresiva. Conclusión: llega como paloma, marchará como halcón.
Es, como anticipaba, una pregunta difícil de responder e incluso el propio Luis de Guindos rehúye de estos dos calificativos y se autoproclama como “pragmático”. Por lo tanto, tal vez sea más correcto decir que España está enviando al BCE huevo en forma de político del que podrá salir una paloma o un halcón en función de las circunstancias en las que lo incuben en los próximos años.
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