CARMEN LIEDO
REDACCIÓN
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El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, recibió a lo largo de 2017 una remuneración total de 9.470.0000 euros, con una subida del 1,3% respecto al año anterior. El millonario sueldo de Sánchez Galán duplica sobradamente el del conjunto de toda la plantilla de la térmica de Lada, una central que el alto directivo quiere cerrar.
La retribución de Sánchez Galán se distribuye entre el salario y el bonus de acciones. El salario ascendió a 6,05 millones de euros (fijos y variables), un 1,6% menos respecto a los 6,15 que percibió en 2016. Pero el presidente de Iberdrola sumó el año pasado la liquidación del bono estratético: recibió un total de 510.596 títulos con un precio de 6,7 euros por acción y un valor total de 3,4 millones de euros. En total, casi 9,5 millones de euros. Los 95 trabajadores que configuraron la plantilla el año pasado en la térmica de Lada, sumaron una cifra aproximada de 4,5 millones de euros, menos de la mitad de lo que percibe el presidente. Sobre la plantilla pende el plan de Sánchez Galán de poner fin a la actividad de la central. El rechazo del Gobierno central y del autonómico quieren poner freno a sus planes.
Sánchez Galán instó el viernes en Bruselas a impulsar medidas para «limpiar» la factura eléctrica de costes no relacionados con la energía, como impuestos o subsidios adicionales. Lo dijo en un debate sobre una iniciativa en materia de renovables liderada por la industria. Además de instar a la «limpieza» de la factura eléctrica, Sánchez Galán puso sobre la mesa la creación de «un sistema de impuestos similar a lo que hoy es el IVA».
«En el pasado, en el IVA cada país incluía su propio sistema de impuestos; lo mismo pasa ahora en la energía. Unos cobran por la generación de energía, otros por la red... Al final, no sabemos lo que estamos pagando», señaló, a lo que agregó que «no se opone» a pagar esos costes, «pero hay que conocerlos y gestionarlos».
Sánchez Galán participó en su debate con el director general de Energía de la Comisión Europea, Dominique Ristori, y con el eurodiputado luxemburgués del grupo de los Verdes Claude Turmes, quien incidió en que «la nueva geopolítica de la energía» no depende del petróleo y el carbón, sino de las «tecnologías verdes».
«Me preocupa un poco que hoy los líderes europeos presten más atención a la investigación militar que a la investigación en tecnologías verdes. La financiación de las tecnologías verdes en el próximo presupuesto europeo es más importante para la economía y la seguridad que lo militar», advirtió el eurodiputado en referencia a la cumbre de jefes de Estado celebrada hoy en Bruselas.
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