miércoles, 20 de abril de 2022
Los Gabachos serán necesarios...
Las elecciones presidenciales de Francia son importantes para todos nosotros
18 de abril de 2022
CHRIS PATTEN
Los votantes franceses tienen toda la información y las pruebas necesarias para comprender el mal que representa el presidente ruso Vladimir Putin. Si toman la decisión equivocada el 24 de abril, no podrán usar la ignorancia como defensa.
TARN-ET-GARONNE – En las sociedades abiertas, existe una estrecha relación entre unos medios de comunicación responsables y sin censura, por un lado, y la democracia y el estado de derecho, por el otro. Los ciudadanos debidamente informados en las democracias asumen su parte de responsabilidad por lo que hace su gobierno. Uno debe esperar que los votantes franceses lo hagan el 24 de abril asegurando que el actual Emmanuel Macron derrote a Marine Le Pen, su rival nacionalista de derecha, en la segunda ronda de las elecciones presidenciales del país.
Política
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Por el contrario, las autocracias dependen de su capacidad para ejercer el máximo control sobre la mayoría de los aspectos (políticos, económicos, sociales y culturales) de la vida de un país. Y fundamental para ese control es determinar qué se le permite saber al público sobre lo que realmente sucede dentro y fuera de su propia sociedad. Para evitar el aumento de las críticas y el malestar, los gobiernos no democráticos deben acabar con la libertad de expresión y de investigación, difundir noticias falsas y crear una narrativa que apoye el gobierno autoritario.
En China, por ejemplo, las autoridades describen la represión de los musulmanes uigures en Xinjiang como simples medidas antiterroristas limitadas y reeducación pacífica. Cualquier sugerencia de que los musulmanes son encerrados en campamentos, torturados y separados de sus hijos, o que las mujeres son sometidas a esterilizaciones y abortos forzados, queda descartada. Algunos abogados de derechos humanos argumentan que estas políticas son crímenes contra la humanidad y tal vez incluso ejemplos de genocidio .
En Hong Kong, una ciudad que alguna vez fue libre y ahora está esposada por el gobierno chino, los periodistas son encarcelados por cargos falsos y los medios de comunicación son silenciados y clausurados. Si la ciudad aún no es enteramente un estado policial, los agentes de seguridad matones ciertamente ahora la dirigen.
El ex policía John Lee, elegido por las autoridades de Pekín para ser el próximo jefe ejecutivo de Hong Kong , cree claramente que cualquier cuestionamiento de las políticas gubernamentales equivale a sedición. Lee no sabe nada sobre temas económicos y sociales, pero todo lo que un títere del gobierno chino necesita saber sobre cómo encerrar a la gente.
Asimismo, en Rusia, años de control estatal sobre los medios de comunicación y mentiras desvergonzadas han ayudado a moldear el apoyo público a la guerra del presidente Vladimir Putin contra Ucrania, que se ha caracterizado por los asesinatos a sangre fría de ciudadanos y la destrucción de sus hogares y, de hecho, , de ciudades enteras.
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Al público ruso se le ha dicho durante mucho tiempo que Ucrania está dirigida por neonazis , que el país representa la punta de lanza de una amenaza de la OTAN para la seguridad de Rusia y que los hablantes de ruso en Ucrania han sido víctimas de ataques genocidas. Dadas todas estas mentiras, no sorprende que la mayoría de los rusos parezcan apoyar a Putin y sus funcionarios del Kremlin a pesar del creciente número de bolsas para cadáveres que regresan al país. Después del adoctrinamiento, muchos rusos confunden blanco y negro.
Otros países con gobiernos antiliberales, aunque no totalmente autoritarios, adoptan una línea similar con respecto a la libertad de expresión. En Hungría, que sigue siendo miembro de la Unión Europea a pesar del desprecio rutinario del primer ministro Viktor Orbán por los valores fundamentales de la UE, los medios de comunicación están controlados en gran medida por compinches del gobierno . Orbán aseguró su reciente victoria electoral en parte mediante el uso corrupto de los fondos que su gobierno recibió de Bruselas. Actualmente es el eslabón más débil de la fuerte oposición de la UE y la OTAN a la guerra de Rusia en Ucrania.
Pero Orbán no es el único líder político europeo en este campo. Le Pen, cuya campaña para la presidencia francesa está parcialmente financiada por un préstamo de un banco húngaro cercano a Orbán, ha sido durante mucho tiempo un admirador de Putin y recientemente pidió a Occidente que dejara de suministrar armas a Ucrania y prometió retirar a Francia del ejército integrado de la OTAN. comando si ella gana. El brillo de la campaña no puede ocultar los puntos de vista extremistas de Le Pen, y Putin ciertamente debe estar esperando que ella prevalezca.
Nadie en Francia, o en otras democracias donde los líderes nacionalistas extremos parecen simpatizar con Putin, puede pretender no estar seguro de lo que está sucediendo en Ucrania o sobre el destino de aquellos en Rusia que valientemente se oponen a la guerra. Los votantes franceses tienen toda la información y las pruebas necesarias para tomar una decisión seria sobre su actitud ante el mal que representa Putin. No tienen la excusa de los rusos o los chinos, a quienes se les niega un entorno mediático libre.
Pero, sin duda, no faltarán las excusas en caso de que se rompa la resolución de Europa o Estados Unidos frente a Ucrania, como Putin espera que suceda a su debido tiempo. Para algunos, las quejas económicas anularán cualquier preocupación moral. Así como la codicia a menudo supera cualquier preocupación por los derechos humanos cuando se trata de China, la perspectiva de tener que pagar facturas de energía más altas cegará a algunos ante los crímenes de Putin.
En el núcleo insidioso de gran parte del nacionalismo populista se encuentra una visión estrecha de la naturaleza de la comunidad, que abruma cualquier aceptación de la responsabilidad cívica y humanitaria. El arma más grande de Ucrania es el coraje de sus ciudadanos. En el resto de Europa, nuestro compromiso con los valores que deberían sustentar las democracias abiertas está en juego. Este es el núcleo del juicio que los votantes franceses deben hacer en las elecciones presidenciales.
Francia, que tanto ha hecho desde la Ilustración europea para promover y defender la libertad, la igualdad y la fraternidad, vuelve a luchar por estas virtudes. La lucha política de Macron es también la lucha de la democracia. Si los ciudadanos franceses toman la decisión equivocada el 24 de abril, no podrán usar la ignorancia como defensa.
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