Joan Ribó recibe al equipo de Contexto en el Ayuntamiento de València.
Joan Ribó recibe al equipo de Contexto en el Ayuntamiento de València. ANA CERVERA DOMÍNGUEZ A diferencia de otros medios, en CTXT mantenemos todos nuestros artículos en abierto. Nuestra apuesta es recuperar el espíritu de la prensa independiente: ser un servicio público. Si puedes permitirte pagar 4 euros al mes, apoya a CTXT. ¡Suscríbete! Joan Ribó (Manresa, 1947) es una de las grandes figuras del municipalismo español. Catedrático de Secundaria, gobierna la ciudad de València desde 2015. Tras 20 años de victorias de Rita Barberà, Compromís consiguió arrebatar la alcaldía de la capital del Turia al Partido Popular, contribuyendo a iniciar un nuevo ciclo político en el País Valenciano. De la mano de un Podemos que desapareció en la legislatura de 2019 del pleno municipal y del Partido Socialista, Ribó se ha consolidado como uno de los alcaldes del cambio más longevos, y el único junto a José María González, Kichi, que continúa siendo la primera fuerza política en su ciudad. Hablamos con Ribó sobre la dimisión de Mónica Oltra, las claves de su gestión, sobre qué era eso de “poner València en el mapa”, sobre el significado del cambio, el horizonte que se abre en la izquierda española y los principales retos que debe afrontar el nuevo proyecto de Yolanda Díaz. No se habla mucho de su gestión en cierta prensa con sede en Madrid. ¿A qué cree que se debe? Pienso que es normal que no se hable de nuestra gestión en Madrid, que es España dentro de España. Nosotros somos mediterráneos y estamos muy orgullosos de haber nacido en la mal llamada periferia, que para nosotros es el centro. Queremos continuar siendo una ciudad mediterránea aunque eso signifique que hablen menos de nosotros. Usted es uno de los alcaldes del cambio con mejores resultados y una mejor proyección según auguran las encuestas. Compromís es la primera fuerza política de València. ¿Cuál es el secreto? La primera característica es que nosotros queremos partir de quiénes somos, y rehuir de tentaciones de hacer pirámides y chapuzas que se hicieron en el pasado, que sus “descendientes políticos” hemos tenido que pagar años después. Lo primero que hicimos cuando llegamos fue preocuparnos por la alimentación. Somos una de las pocas grandes ciudades rodeadas por una gran huerta, tenemos que aprovechar esto para hacer una ciudad saludable, y por eso fuimos Capital Mundial de la Alimentación. El segundo elemento es la movilidad sostenible. Somos una ciudad muy plana, con una orografía parecida a la de Ámsterdam, nos teníamos que plantear la necesidad de construir carriles bici, pensándolos con cabeza para convertir València en una ciudad para las personas y las bicis. El tercer tema es el cambio climático: la instalación de placas solares y la autosuficiencia energética siempre han sido prioridades para nosotros, y estamos trabajando con mucha fuerza en ello. Por último, la innovación es un eje crucial para desarrollar nuestra ciudad. Queremos una smart city con una concepción que le copio a Manuela Carmena: queremos ser una ciudad smart, pero sabiendo bien hacia adónde vamos. Algunos críticos afirman que aquello de las alcaldías del cambio era una farsa y que, en realidad, nada ha cambiado. ¿Qué representa para usted ser uno de los alcaldes del cambio? Pensando en Barcelona, en València o en Cádiz, me vienen a la cabeza muchas cosas que hacemos de manera diferente y, a mi juicio, mejor. Ahora bien, pensando en Zaragoza, en Madrid o en A Coruña, muchas de estas alcaldías han vuelto a manos del Partido Popular. Creo que la inestabilidad política y los problemas internos de las fuerzas del cambio no contribuyeron a mantener las alcaldías del cambio. La inestabilidad política y los problemas internos de las fuerzas del cambio no contribuyeron a mantener las alcaldías del cambio Cuando hablamos de cambio tenemos que hablar de cambio en unas coordenadas democráticas, intentando ser lo más ambiciosos posible con la legislación vigente, y conscientes de que hay muchos ámbitos en que no podemos ser tan rápidos y eficaces como deberíamos. Un ejemplo es la política de vivienda. Nos gustaría que las viviendas del banco malo pasasen a propiedad municipal o autonómica, pero eso no depende sólo de nosotros. Me encanta leer a Thomas Piketty al respecto de esto, y reflexionar sobre los cambios. Muchas veces, si son muy rápidos acarrean un retroceso todavía más grande después, y la historia del siglo XX está llena de ejemplos. Por eso, los cambios hay que hacerlos con el consentimiento mayoritario de la gente. A veces me gustaría ir más rápido, pero hay personas que no lo entienden, y eso es algo que debemos respetar en democracia. Mónica Oltra siempre habla de cambios irreversibles que lleguen a la sociedad para quedarse. Exacto, y esa irreversibilidad de la sociedad está muy vinculada a que, cuando planteas un cambio, sea aceptado por sectores importantes de la sociedad. A veces, al principio, hay cambios en la movilidad que no se entienden, pero al cabo de unos meses sí, y eso es algo que te hace feliz como político y como gestor. A mí me encantaría eliminar de golpe todos los coches contaminantes, pero acabaríamos viendo una reversión a medio o largo plazo, como ha pasado en Madrid. Pienso que debemos avanzar, convencer, favorecer los medios y facilitar las condiciones para que estos cambios puedan darse, siendo conscientes de que son cambios muy duros, que afectan a las carteras y al trabajo de muchas personas. Recientemente conocimos que Ada Colau optará a una tercera elección en Barcelona. ¿Usted también será el candidato de Compromís en València en 2023? Lo estoy pensando y responderé a esa pregunta cuando acabe el verano. Es una decisión que tenemos que tomar colectivamente. Antes siempre decían que la paella y la corrupción, como en València, en ninguna parte. ¿Ha cambiado la imagen de València con su gestión? Desde que entramos nosotros las cuentas están claras. València era la gran capital de la corrupción. Todavía queda algún caso en el que están involucrados Rita y sus acólitos, y quedan algunos juicios en marcha, como en el Caso Azud. No es una casualidad que hayamos bajado la deuda del 108% a menos del 25%. Ahora el dinero se dedica a lo que toca: antes era para amiguitos, negocios y pirámides y ahora es para solventar los problemas de la gente. Y esto cambia la reputación de València y nos permite pensar en la innovación y en el futuro. A lo largo de estas dos legislaturas ha gobernado con el Partido Socialista. ¿Cuál es su balance de esta coalición? Gobernar con el PSOE es imprescindible en estas circunstancias. En ciudades como Zaragoza o el principio del Gobierno de Ada Colau vimos lo difícil que era gobernar en minoría. No es bueno gobernar en minoría, porque te sometes permanentemente a los chantajes de unos y otros. El hecho de que nosotros tengamos una estabilidad que nos permite saber que se van a aprobar los proyectos que tenemos en marcha nos da mucha solidez, y mucha confianza a la gente. Evidentemente, esto tiene un coste, y hay cosas a las que tenemos que renunciar. Y cosas que hace nuestro socio con las que tenemos que ceder y que no nos acaban de gustar. Ahora bien, en estos momentos es fundamental que las izquierdas sepamos ponernos de acuerdo y gestionar mejor. Somos una ciudad que se siente orgullosa de sí misma, de su carácter festivo, del valencià, de la innovación y de su creatividad El PP siempre hablaba de poner València en el mapa. ¿Qué es para usted poner València en el mapa? Poner València en el mapa es sacarla del mapa de la corrupción y hacerle dar lo mejor de sí misma. València es una ciudad mediterránea, amable, con una lengua y cultura propias, que combina la modernidad y la innovación sin dejar de tener bien claro quién es y hacia dónde va. Somos una ciudad que se siente orgullosa de sí misma, de su carácter festivo, del valencià, de la innovación y de su creatividad. Y no queremos copiar a nadie: ¡Queremos desarrollarnos a partir de nosotros mismos! Hay cierta obstinación por parte de las derechas en defender que todos los políticos son iguales… En mi barrio, Patraix, hay unas señoras mayores de derechas. Siempre que me ven salir en la bici hacia el Ayuntamiento, dicen que me está esperando un coche oficial a la vuelta de la esquina. Cuando una persona tiene las manos sucias de corrupción intenta demostrar que todos tenemos las manos sucias. Si convence al resto de que nuestras manos están sucias, la suciedad de sus manos no se nota. La manera que tienen los corruptos de esconderse es intentar corromper a todo el mundo. Cuando no lo consiguen, intentan que los demás parezcamos corruptos, y que un error en un plazo administrativo sea lo mismo que haberse llevado dinero público con las manos llenas. Yo vivo en el mismo piso en que vivía desde siempre, y sigo yendo en bici. ¡Bueno, me he comprado una bici nueva porque la anterior me la robaron! Dicen que Almeida es el alcalde de España. ¿En qué piensa cuando escucha esto? En que su concepto de España no me gusta. Yo pienso en una España plurinacional y federal, donde hay comunidades que no tienen playa por mucho que quieran. Hay comunidades castellanas, comunidades mediterráneas, comunidades atlánticas… España es rica por sus lenguas, sus culturas y su diversidad. Igual que pasa con los seres vivos con la biodiversidad, la multiculturalidad es un elemento fundamental que debemos preservar, promover y mantener. Hablar de España sin entender su diversidad es la mejor manera de romper España. Parece que vienen tiempos de reagrupación de la izquierda en torno a la figura de Yolanda Díaz. ¿Cómo ve su proyecto y cuál es su visión sobre el futuro de la izquierda? Mi visión, sin duda, es entusiasta. Creo que es imprescindible que un proyecto de este tipo se consolide, siempre y cuando reúna las características de las que hablaba antes: tiene que ser un modelo descentralizado, plurinacional y que haga de la diversidad su virtud y no su problema. Díaz tiene mi voluntad y mi compromiso de apoyar su proyecto de forma entusiasta. Oltra ha dimitido de todos sus cargos en el Botànic. ¿Cuáles son los motivos reales? Creo que hay muchos motivos. El primero es el de pedir a Mónica que pueda preparar adecuadamente su defensa. El segundo es que hay una cacería muy fuerte y despiadada contra ella, organizada por la extrema derecha, de la mano de nombres muy señalados. Esta cacería se ha ampliado con los planteamientos de la justicia, y esta nueva situación suponía una presión que se podía volver insoportable a nivel personal y a nivel político: pienso que es bueno que ella pueda separarse ahora mismo de todo esto. Dicen que es una cacería contra Oltra. ¿Por qué? Evidentemente. Y está orquestada por la extrema derecha. ¿Por qué? Mónica fue una ferviente defensora de acabar con las privatizaciones de los hospitales, las ITV… Y a algunos de ellos no les gustó que sus beneficios decreciesen como consecuencia de que la Generalitat se hiciese cargo de la prestación de unos servicios que antaño les correspondían. Ahora bien, tengo dudas de que detrás de esta cacería esté únicamente la extrema derecha... ¿Está en riesgo el Botànic después de la salida y la dimisión de Mónica Oltra? Evidentemente, la dimisión de Oltra es un hecho muy importante para Compromís, pero el Botànic está por encima de las personas. Es un proyecto político planteado por todos y vamos a hacer todo lo posible para normalizar la nueva situación y dar un paso hacia adelante. Por tanto, el Botànic no está en riesgo ahora mismo. ¿Cómo cree que puede afectar este escándalo político a la carrera por la alcaldía de València, donde Compromís es la primera fuerza? Creo que no tiene un efecto directo sobre el tema, ya que el Ayuntamiento de València tiene su propia dinámica. Tenemos un acuerdo de gobierno que está funcionando y en el que estamos trabajando mucho. Estamos conmocionados por la situación, y hemos necesitado unos días para digerirla, pero ahora toca trabajar más que nunca para continuar este cambio en profundidad en la ciudad. El objetivo es claro, y no es otro que volver a garantizar un acuerdo progresista, de izquierdas y de cambio en la ciudad de València. ¿Y al nuevo proyecto Sumar de Yolanda Díaz? Es evidente que Mónica es una de las protagonistas de la creación de este nuevo espacio, y esto lo vimos en el acto de Otras Políticas. Ahora bien, también pienso que el proyecto de Yolanda Díaz es un proyecto común. Por encima de personas concretas creo que se trata de hacer un acuerdo progresista y de transformación. Hace falta, y es imprescindible en estos momentos de derechización del partido del gobierno, llegar a un gran acuerdo que permita que la izquierda transformadora, alternativa y ecologista consiga la mayor fuerza posible en las próximas elecciones. Nos jugamos mucho. AUTOR > Jordi Sarrión i Carbonell
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