La CECA intenta que las Cajas, con sus provisiones casi a cero, tengan otros márgenes de actuación con los morosos.
El gozo de las cajas en un pozo: MAFO no quiere cambiar la contabilidad de la morosidad
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@Eduardo Segovia - 21/03/2009 06:00hDeja tu comentario (1)
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El gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez (Reuters).
La petición más importante de la 'carta a los Reyes Magos' que las cajas de ahorros han planteado esta semana en el Congreso ha pasado casi desapercibida: cambiar la normativa contable para que no haya que provisionar los créditos morosos en dos años. Esto significa, en román paladino, que los bancos tienen que apuntarse como pérdida el 100% del importe de un crédito moroso en el plazo de dos años. Esto es tan importante porque, si se les permite alargar el plazo, desaparecería la mayor amenaza que se cierne ahora mismo sobre el sector, porque reduciría notablemente el impacto del vertiginoso aumento actual de la morosidad.
Sin embargo, esta petición del presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, tiene muy difícil salir adelante, según distintas fuentes, ya que el Banco de España es reacio a adoptarla por vario motivos. El primero es una cuestión filosófica: Miguel Ángel Fernandez Ordóñez, gobernador del regulador bancario, acepta flexibilizar todo lo posible las normas, pero sin llegar a cambiarlas.
Un ejemplo es el famoso 'tuneo' de las cuentas de 2008 en la que todas las entidades han reducido el beneficio a la mínima expresión para provisionar la mayor cantidad posible de activos tóxicos, pero sin llegar a entrar en pérdidas por muchos activos de este tipo (sobre todo crédito promotor e hipotecas de baja calidad) que tengan. Otro ejemplo es la autorización para quedarse con activos inmobiliarios antes de que entren en mora, a cambio de provisionar un 10% de su valor (pretendía que fuera el 30%, pero se plegó a las peticiones del sector).
Ahora bien, ahora ya no estamos hablando de ser flexible dentro de la norma, sino de cambiarla. Una norma, la circular 4/2004 de solvencia, que, además, no sólo afecta a las cajas, sino al conjunto del sistema. "No tienen sentido cambiar una norma general para beneficiar a unos pocos que ahora mismo tienen problemas", opina un experto consultado. Además, este calendario de provisiones del que se quejan las cajas no se ha establecido porque sí, sino basado en criterios actuariales; en este caso, en la experiencia del anterior ciclo económico completo (1991-1997). "Para cambiarlo, habría que demostrar que las circunstancias son distintas en el ciclo actual, y nadie lo ha hecho", añade este experto.
Pero es que, además, esta normativa acaba de ser cambiada -en noviembre- para que las entidades puedan gastarse más rápidamente las provisiones genéricas ahora que la morosidad aprieta (para los profesionales del sector, reduce el suelo de esta provisión del 33% del alfa media de los créditos de una entidad al 10%). "Si acaba de cambiar la norma para hacerle un favor al sector, no va a cambiarla cinco meses después para hacerle otro", asegura una de las fuentes consultadas.
"No soluciona el problema, sólo lo alarga"
Otra de estas fuentes estima que un cambio de esta naturaleza sería como "cambiar las reglas en medio del partido". Ahora bien, reconoce que, si Estados Unidos suprime finalmente la norma del mark to market (la que obliga a los bancos a valorar sus activos a precios de mercado y a apuntarse ingentes pérdidas por el desplome del precio de las titulizaciones hipotecarias, los derivados de crédito, etc.), se abrirá la veda para que otros países cambien sus leyes para ayudar a su sector financiero.
Asimismo, los expertos están convencidos de que una medida así tendría efectos muy negativos para la cotización bursátil de la banca e incluso en el rating de la misma, porque "fuera de España sería muy difícil de explicar, y todo el mundo la interpretaría como una relajación de los criterios para salvar a la banca, lo que implica que la banca necesita ser salvada".
Pero la principal razón que dan las diferentes fuentes es mucho más general: que no serviría para solucionar el verdadero problema de las cajas y, en general, del sistema financiero. "Sólo serviría para alargar la agonía, aunque es verdad que podría permitir a algunas entidades salvarse si la recuperación llega de verdad en 2010, entidades que lo van a pasar muy mal con la norma actual", admite una de ellas. Otra añade que "la verdadera solución es identificar claramente qué entidades son solventes y cuáles no, y las que no lo son deben quebrar".
Sólo se provisionan en dos años las hipotecas de riesgo
Por otro lado, Quintás no contó toda la historia en el Congreso. Él se quejó de que una entidad tiene que provisionar al 100% un préstamo hipotecario moroso en un plazo de dos años, pese a que eso equivale a decir que la casa que garantiza el préstamo (y con la que se queda el banco) no vale nada. En realidad, existen dos calendarios de provisiones, el corto (dos años) y el largo (seis años). Y el largo es el que se aplica en general a los créditos hipotecarios excepto -y ahí viene lo importante- a los que se concedieron por más del 80% del valor de tasación del inmueble. Esos se provisionan con el calendario corto porque, lógicamente, tienen más riesgo.
Así pues, la petición del presidente de la CECA contiene un reconocimiento implícito de que buena parte de las hipotecas concedidas por las cajas durante la burbuja inmobiliaria financiaron más del 80% del valor del piso, ya que dio por hecho que las hipotecas (en general) se provisionan en dos años y no dijo nada del calendario largo. Algo que, por otro lado, tampoco es sorprendente: si no fuera así, no habría cajas con problemas, ni sería necesario rescatar entidades, ni viviríamos un baile de fusiones como el actual.
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