La falta de uno de los elementos del Balance- el Activo y su colocación-colapsa los resultados.
La banca se hace el harakiri: la sequía del crédito pasa factura a su cuenta de resultados
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@Carlos Sánchez - 31/03/2009 06:00h
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La banca se hace el harakiri: la sequía del crédito pasa factura a su cuenta de resultados
Es la pregunta que merodea por la cabeza de las autoridades económicas y de los propios banqueros del país. ¿Cuánto tiempo aguantará el sistema financiero sin dar créditos? ¿Nueve meses, un año, dos años…? La respuesta, como es lógico, nadie la conoce. Pero los especialistas están de acuerdo en una cosa. Si el desplome del crédito continúa durante un periodo prolongado de tiempo, bancos y cajas de ahorros lo van a pasar mal. Muy mal. Al fin y al cabo, unos y otros viven de prestar dinero, por lo que si el negocio sigue seco, como sucede ahora, su cuenta de resultados sufrirá. Y mucho.
Un dato ofrecido hace apenas una semana por el presidente de la AEB, Miguel Martín, define mejor que ninguna otra estadística hasta qué punto el deterioro de la actividad económica –con su secuela de desempleo- está contaminando el balance del sistema financiero. El índice de cobertura de la morosidad bancaria -teniendo en cuenta tanto las coberturas específicas como las genéricas en relación a los dudosos- se situó el acabar el año 2008 en el 91%, es decir muy lejos del 190% alcanzado un año antes. En apenas doce meses, por lo tanto, se ha reducido a la mitad el colchón que tenían los bancos para hacer frente a la morosidad. Pero si el índice de cobertura se aplica sobre el balance individual de cada banco en lugar del consolidado, el resultado todavía es más elocuente. Se ha pasado, en apenas 365 días, del 248% al 82%, lo que da idea de la velocidad a la que crece la morosidad.
El Banco de España ha estimado que si se considera un nivel de cobertura de morosos similar al promedio europeo (en torno al 50%), dicho fondo permitiría cubrir las pérdidas asociadas a una ratio de morosidad en torno al 4% -ahora se encuentra en el entorno del 3%-. A partir de esa ratio, bancos y cajas tendrán que tirar de su propia cuenta de resultados. Y los que dicen los ‘stress test’ realizados hasta ahora (pruebas de esfuerzo) es que con los beneficios de un año se podrían cubrir ratios de morosidad del 7%. Pero si se añaden tres cuartas partes de los beneficios de dos años consecutivos, la cobertura de las pérdidas llegaría hasta ratios de morosidad del 9%.
¿Es probable ese escenario? En este contexto tan difícil, hay un raro consenso. Lo peor está por venir. Y no sólo debido al crecimiento de la morosidad, sino también como consecuencia de que bancos y cajas, ante el agravamiento de la actividad económica y de la solvencia de familias y empresas, han restringido al máximo la concesión de créditos. Algo que, como es lógico, perjudica a los agentes económicos, pero también al propio sistema financiero, que tiene abierta una imponente red de oficinas cuyos empleados no tienen un crédito que llevarse a la boca. En palabras de un directivo de una caja de ahorros, “antes los directores prestábamos dinero, ahora lo que hacemos es intentar cobrarlos”.
Sequía de créditos
La consecuencia de tal parálisis no puede ser otra. La cuenta de resultados de bancos y cajas de ahorro comienza a resentirse. Según los datos del Banco de España, la rentabilidad media del sistema financiero respecto de los fondos propios ha caído del un 20,7% al acabar el año 2007 al 12,5% actual, lo que indica claramente el impacto que está teniendo en su cuenta de resultados la sequía del crédito. Y todo ello en un contexto de aumento de los costes del pasivo. Los fondos que captan bancos y cajas de ahorros de clientes e inversores se han disparado hasta el 4,2%, prácticamente el doble que hace un par de años.
Se está produciendo, como sostiene el propio Banco de España, una recomposición del pasivo, lo que unido al menor ritmo de avance del crédito hace que el saldo entre la nueva financiación otorgada a los agentes económicos y la captada (créditos nuevos menos depósitos nuevos) se haya ido cerrando progresivamente. Dicho en otros términos mucho más comprensibles, la banca capta hoy más dinero del que presta, para lo cual se ha visto obligada a aumentar la rentabilidad de sus productos. La Caja Castilla La Mancha, por poner un ejemplo, ofrecía el llamado depósito ‘express’ al 4,5% con vencimiento a un mes, cuando la inflación ha caído hasta ser negativa en marzo (-0,1%).
Para no ver perjudicado su balance, el sistema financiero ha optado por aumentar, sin embargo, la rentabilidad de sus operaciones de activos hasta el 5,6%. Es decir, que el sistema financiero paga más por captar ahorros, pero también cobra más por prestarlo debido a que se ha ensanchado el diferencial entre el Euribor y los tipos aplicados a su clientela.
Malo ha sido 2008, peor será 2009
Pero no está claro que esta vaya a ser solución. Sin crédito, no hay negocio. Y lo que dicen las estadísticas es que la restricción crediticia se está cebando en el caso de los hogares. Si a lo largo de 2007 bancos y cajas prestaron a las familias 97.497 millones de euros adicionales a las deudas que ya tenían contraídas (917.571 millones de euros), en el último año la cantidad prestada por las entidades financieras se situó en tan sólo 38.534 millones. Es decir, bastante menos de la mitad que el año anterior.
La comparación es todavía más espectacular si se tiene en cuenta que si en el último trimestre de 2007 bancos y cajas prestaron a las familias 21.000 millones de euros, en igual periodo de 2008 el flujo real se ha desplomado hasta los 4.014 millones. Sin embargo, lo verdaderamente relevante es que en diciembre el crédito no sólo no tuvo un saldo positivo, sino que cayó en 4.277 millones de euros. Es decir, que ni siquiera se han cubierto las amortizaciones, pese a que ya en diciembre el Tesoro Público adquirió activos o avaló a la banca para estimular la liquidez.
De hecho, la financiación al conjunto del sector privado, una vez deflactada para eliminar el efecto de los precios, creció en enero un 3,5%, la tasa más baja desde que se tienen series históricas. Y hasta las propias autoridades económicas y financieras han asumido que a lo largo de 2009 se llegará a alcanzar una tasa negativa, lo que significa lisa y llanamente que la banca dejara prácticamente de conceder nuevos créditos. La pregunta sigue siendo la misma. ¿Hasta cuándo aguantará la cuenta de resultados del sistema financiero esta situación? Sobre todo teniendo en cuenta que ningún indicador macroeconómico es consistente con la idea de que la recuperación se producirá antes de 2010.
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