La vuelta de PEPE EL DEL POPULAR.
«Quiero dar la cara, aunque me metan 10 años»
«En los 18 años que llevo en México no he hecho otra cosa que trabajar», afirma José Pérez
El bancario, buscado por un fraude de 36 millones, asegura que huyó «por presiones»
«Yo no me llevé ese dinero, y así voy a demostrarlo a las autoridades españolas»
Su voz sólo se altera un poco cuando envía «un abrazo» a su padre y sus hermanos en Asturias. «Durante estos 18 años les he visto muy poco», confiesa. Habla José Pérez Díaz, Pepe el del Popular, el estafador más buscado, detenido por la Policía el lunes en Ciudad de México cuando acababa de recoger un visado para saltar a los Estados Unidos. «Quiero dar la cara, aunque me metan diez años», asegura a LA NUEVA ESPAÑA desde el penal de Veracruz el presunto responsable de un desfalco de 36 millones de euros (6.000 millones de pesetas). La estafa afectó a unos 300 clientes de la sucursal del Banco Popular que dirigía en Puertochico, en Santander, hasta el 5 de mayo de 1991. Ésa fue la fecha en la que lo dejó todo y emprendió una huida de 18 años.
En una conversación telefónica desde el penal Ignacio Allende del puerto de Veracruz, el bancario demuestra que tiene ganas de hablar. «Yo no me llevé ese dinero, y así lo demostraré a las autoridades españolas», señala. Tiene ganas de regresar y acabar con una aventura que ha cambiado su vida por completo.
Por lo pronto, cuando la Interpol le echó el guante, ya no estaba con Esperanza Murillo, su primera esposa sevillana y compañera de fuga, al menos durante la época inicial. «Hace muchos años que nos separamos; ahora vivo con otra compañera, con la que tengo un hijo de 10 años», confiesa este hombre de 58 años, cuya voz suena afable, cálida, con un ligero, ligerísimo acento mexicano.
José Pérez Díaz espera en el penal la decisión sobre su extradición. Realmente no se trata de una cárcel en sí. Su denominación oficial es la de Centro de Readaptación Social (Cereso), una fórmula mixta sin los rigores de las cárceles y en el que se permite hablar con los internos. Las condiciones de vida, sin embargo, no deben ser muy buenas en un centro en el que conviven 1.500 reclusos. Allí está instalado en la llamada Estancia F.
«En el penal no tengo un solo peso y además las llamadas me las cargan a mí, o sea que no puedo hablar mucho rato», asegura con naturalidad el hombre al que le espera en España un juicio. ¿Ni un solo peso? ¿Cómo es posible? «Durante los 18 años que llevo en México no he hecho otra cosa que trabajar, no me traje una sola peseta de España y es lo que diré ante el juez», afirma un hombre que ha sido calificado como un auténtico «encantador de serpientes», que lograba meterse en el bolsillo a políticos y empresarios. «Estos años he trabajado sólo de empleado comercial», añade. Nada de la buena vida de un multimillonario, vamos, o eso es lo que afirma.
Entonces, ¿por qué se fue? Pepe el del Popular no lo duda un momento. «Por temores, por las presiones», asegura. Con ello abona una teoría que ya corrió en su día, que José Pérez Díaz dejó España porque su vida peligraba tras el descubrimiento de la «banca paralela» que tanto el Banco Popular y el ministerio público le imputan y por los cuales le piden 22 años de cárcel.
No se hace muchas ilusiones de lo que le espera una vez que le extraditen. Sus delitos hubiesen prescrito en abril de 2012, quince años justos después de que se le declarase en rebeldía. Su ex mujer, Esperanza Murillo, ya no debe temer nada de la Justicia, porque su responsabilidad por un supuesto delito de apropiación caducó en 2007.
Ya entre rejas, lejos de su Linares natal, el pueblo de Allande donde creció, José Pérez se acuerda con cariño de su padre y de sus hermanos. «Quiero mandar un fuerte abrazo a mi familia y decirles que voy a dar la cara», afirma con la voz tomada por la emoción. Pepe el del Popular también confirmó la sospecha que muchos han tenido a lo largo de estos años: que mantenía algún tipo de contacto con sus familiares.
De hecho, muchos santanderinos que le conocieron de la época de Puertochico han regresado de México asegurando haberse encontrado con Pepe. También se emociona un poco cuando se le indica que en Santander aún hablan bastante bien de él, por los créditos que concedió en su sucursal a mucha gente que realmente lo necesitaba: «Todo eso vamos a verlo, quiero que la gente conozca quién es Pepe realmente».
La conversación, que tuvo lugar a las nueve y media de la noche en España (dos y media de la tarde en México), se vio interrumpida por una llamada de la Embajada española en México. José Pérez Díaz ya ha entrado en contacto con el abogado que le asesorará durante todo el proceso de extradición, que será tan largo como él quiera. Si recurre ante la Corte Suprema de la República, el proceso puede demorarse.
Pepe el del Popular tiene ganas de hablar, y jura que lo hará ante el juez. Ante la llamada de LA NUEVA ESPAÑA le pudo también el corazoncito asturiano. «Era el periódico que leía cuando estaba en Asturias», aseguró. Muchos años tendrán que pasar, tal como van las cosas, antes de que vuelva a pisar libremente la región que le vio nacer.
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