lunes, 19 de octubre de 2009

Campa, en clase.

Jose Manuel Campa nos explica lo duro de la salida.....solos claro.

"Lo fácil para resolver la crisis ya está hecho; ahora viene lo difícil"
José Manuel Campa. Secretario de Estado de Economía. El responsable de política económica defiende un nuevo modelo productivo y una reforma laboral que acabe con la temporalidad y la elevada tasa de paro

José Manuel Campa. - - ÁNGEL NAVARRETE AMPARO ESTRADA / FERNANDO SAIZ - MADRID - 19/10/2009 07:15

De las aulas al Gobierno. Del sector privado al sector público. Del prestigio académico consolidado a la gestión en la que le queda todo por demostrar. José Manuel Campa, economista de 45 años, fue nombrado secretario de Estado de Economía en mayo, tras reflexionar no mucho tiempo sobre la propuesta de la ministra Salgado, y desde entonces no ha parado, combinando comparecencias parlamentarias, conferencias de prensa sobre los precios y viajes a Pittsburgh yEstambul para representar a España en el G-20 y en el FMI. Él se considera un economista ecléctico, que defiende ideas keynesianas y neoclásicas, y que, desde luego, no es marxista.

Tras cinco meses como secretario de Estado, ¿cuál es su valoración profesional y personal de esta etapa?

Profesionalmente, para mí es un honor y sobre todo un desafío estar en este puesto en un momento tan singular de la economía a nivel mundial y local. Estamos en una crisis completamente impensable, con escenarios que nunca hemos conocido en la historia, y eso es intelectualmente muy estimulante. Desde el punto de vista personal, es un trabajo muy exigente y con costes personales a corto plazo, y espero poder en algún momento reequilibrar la balanza entre lo profesional y lo personal.

¿Qué supone el cambio desde el sector privado al público?

"Hay que orientar los recursos productivos hacia el exterior y a la innovación"
De entrada, te das cuenta de las limitaciones que tiene un Gobierno. Estamos en una economía de mercado orientada a los agentes privados, en la que lo importante es lo que hacen 40 millones de personas cuando se levantan cada día, y en ese escenario el Gobierno no es, en absoluto, omnipresente ni omnipotente. Lo que aprendes también es que las cosas fáciles ya están hechas, las ha hecho el anterior responsable, y lo que te queda a ti, lógicamente, es lo más difícil.

¿Cuáles son esas cosas difíciles que quedan por hacer?

Una de ellas es reasignar los recursos productivos para conseguir cambiar el patrón de crecimiento, que hasta ahora era excesivamente dependiente de la demanda interna y del sector inmobiliario. Hay que orientar esos recursos más hacia el exterior, hacia servicios con mayor contenido de valor añadido, de innovación y de conocimiento, y eso resulta costoso.

"Subir el IVA a una familia de renta baja cuando se le dan ayudas directas no es regresivo"
¿Eso es lo que pretende la futura Ley de Economía Sostenible?

Este es el objetivo a medio plazo de la política económica del Gobierno y creo que del conjunto del país, porque existe consenso en que la estructura productiva va a ser necesariamente muy distinta de la que hemos tenido hasta ahora.

Pero esa nueva estructura no es tan eficaz en términos de creación de empleo como el sector de la construcción, por ejemplo...

"El 40% de la población activa está parada o con contrato temporal y es así desde hace 20 años"
Aquí hay que distinguir entre lo urgente y lo importante. A corto plazo es importante reactivar la actividad económica, pero a medio y largo plazo las reformas que son necesarias generarán empleo en sectores distintos a los actuales, en línea con el cambio que proponemos del modelo productivo. Eso es más costoso, pero más provechoso para la economía española.

Hablando de retos difíciles, sigue encima de la mesa el debate sobre la reforma laboral. Usted firmó una propuesta, respaldada por cien economistas, que luego fue criticada abiertamente por la ministra Salgado. ¿Han hablado de esa discrepancia?

Sí, lo hemos hablado. Lo importante es darnos cuenta de que, en los últimos 20 años, hemos tenido y tenemos un mercado laboral en el que un 40% de la población activa corresponde a desempleados y ocupados con empleos temporales, con distinta composición según las épocas, y que eso no es deseable, porque genera inestabilidad. En esto tenemos consenso, estamos de acuerdo. El problema es ver cómo conseguimos combatir eso. Hay distintos enfoques y distintos documentos, todos ellos razonables.

"Los Presupuestos son valientes y que nos critiquen desde ángulos opuestos es bueno"
¿Pero cuál es la propuesta del Gobierno?

Nuestra propuesta es muy clara. Estamos trabajando en tres líneas: que haya consenso generalizado, que los agentes sociales lleguen a un acuerdo sobre negociación colectiva en materia de salarios y que dentro de esa negociación se acuerde una mayor flexibilidad interna dentro de las empresas.

¿En qué consistiría esa flexibilidad interna?

"Puede haber problemas en alguna entidad financiera pequeña o mediana"
Ahí pueden entrar aspectos como reducción de sueldos, de jornada, etc. Lo importante es reconocer que ante una coyuntura excepcional la situación particular de cada empresa puede ser muy diferente, y hay que favorecer que empresarios y sindicatos, que son los que saben lo que está pasando, tengan la mayor flexibilidad posible para decidir la mejor respuesta en cada caso.

Pero eso no resuelve los problemas de estructura del mercado laboral, eso es un parche para afrontar la situación actual.

Ya, pero el problema urgente ahora es poner a cuatro millones de personas a trabajar.

¿Y la representación de CEOE, tras lo que pasó antes del verano con la ruptura del Diálogo Social, es la más adecuada para conseguir un acuerdo sobre estos temas?

Sí, por supuesto. Ahora, la negociación es bilateral entre empresarios y sindicatos, pero estoy completamente convencido de que se llegará a un acuerdo. Y cuanto antes mejor.

¿El tema de la delicada situación de las empresas del presidente de CEOE hasta qué punto puede interferir en esas negociaciones?

"El Gobierno no es,en absoluto, omnipresente ni omnipotente"
Estoy seguro de que el presidente y la propia CEOE saben perfectamente distinguir entre las actividades privadas y la representación empresarial. No debería haber ninguna interferencia.

¿En qué situación se encuentra la economía española?

Creemos que estamos en un proceso de desaceleración del deterioro de la economía. Este año seguiremos con tasas negativas, pero cada vez más suaves, y alrededor del segundo trimestre del año que viene empezaremos a ver tasas de crecimiento positivas. Pero lo importante no es crecer una o dos décimas, sino mantener una recuperación sostenida y generadora de empleo.

¿Y cuándo vamos a empezara crear empleo y se va a reducir el paro?

Para el conjunto de 2010 seguimos viendo todavía incrementos de la tasa de paro, porque los crecimientos del PIB que puede haber serán insuficientes para generar empleo neto.

¿El Gobierno no está preocupado con la deflación, después de que el IPC de septiembre haya caído más de lo previsto?

Seguimos creyendo que no va a haber un escenario de deflación. Es cierto que la inflación subyacente está a la baja, como consecuencia previsiblemente de la debilidad del consumo, pero hay factores internacionales que también han podido contribuir a ello, como la subida del euro y la debilidad de la demanda global.

Los Presupuestos establecen una subida de impuestos que podría llevar a pensar que el Gobierno está más preocupado por el déficit público que por la recuperación económica, pero al mismo tiempo el recorte del déficit es tímido... ¿Se trata de un proyecto que no es ni carne ni pescado?

Yo no creo que los Presupuestos sean tímidos o ambiguos. Al contrario, me parece que son valientes. Si además resulta que no convencemos a todos, porque nos critican aspectos de los Presupuestos desde ángulos opuestos, pues creo que eso es bueno. El Gobierno está preocupado por el déficit, por la recuperación, por todo, como es su obligación. Pero lo importante es darse cuenta de que el Presupuesto es muy progresivo, porque tiene un componente de gasto social muy elevado, y eso es lo que hacen los Estados modernos: conseguir la progresividad a través del gasto. El hecho de que suba el IVA un punto para una familia de renta baja, cuando por otro lado se le están concediendo importantes ayudas directas, no significa que el Presupuesto sea regresivo, sino al contrario.

En la negociación parlamentaria de los Presupuestos se ha planteado la posibilidad de subir el IRPF para rentas altas. ¿Cuál es la posición del Gobierno?

El Gobierno ha hecho su propuesta. El anteproyecto está ahí, y eso es lo que defiende el Gobierno. Veremos lo que ocurre en el Parlamento.

¿El Gobierno está preocupado por el sector bancario? ¿Quedan pérdidas por aflorar?

Aunque a veces se genere mucho ruido, el diagnóstico del Gobierno sobre el sector bancario no ha cambiado. Creemos que no hay riesgo de falta de solvencia generalizada en las entidades de depósito ni en ninguna de las más grandes. Sí creemos que hay un exceso de capacidad y que existe una concentración excesiva de riesgos en el sector inmobiliario. La combinación de ambos factores sí puede acarrear problemas en alguna entidad pequeña o mediana, y para eso hemos creado el Fondo de Reordenación Bancaria.

¿El proceso de fusiones lleva el ritmo adecuado?

Nuestra posición es que cuanto antes se hagan mejor, que se orienten claramente a mejorar la eficiencia y que tengan el menor coste posible para el ciudadano.

¿Y la velocidad va bien?

La velocidad va como va. Para nosotros, cuanto antes mejor.

Pero el problema del crédito sigue sin resolverse y las pymes tienen muchos problemas de liquidez. Muchos no entienden que con los tipos oficiales al 1%, las líneas del ICO de refinanciación o liquidez les pidan el 5,40% o más. ¿Eso hay que aceptarlo o el Gobierno va a hacer algo?

El Gobierno ha hecho bastantes cosas y sigue trabajando a través de las líneas del ICO. Se seguirá trabajando mientras exista la percepción de que hay segmentos donde el crédito debería llegar y no llega. No se trata de que el crédito deba crecer en su conjunto ni de que deba llegar a todo el mundo que lo pida, debe llegar a aquellos que tengan proyectos atractivos y rentables y capacidad para devolverlo. Es lógico que las primas de riesgo aumenten, porque el entorno económico no es el de hace dos años. El tipo de interés al que un agente recibe la financiación es el resultado de su situación y de su riesgo.

La bolsa sube, los bonus se disparan, los bancos vuelven a ganar mucho dinero... ¿Realmente ha cambiado algo en la economía mundial?

Creo que mucho. Dentro del G-20 y de otros foros internacionales se está trabajando en el rediseño del sistema regulatorio, de remuneración, requisitos de capital, de liquidez, etc. De lo que se trata es de generar mecanismos para que los excesos del pasado no se repitan y en eso se está trabajando.

¿Pero no están apareciendo otra vez esos excesos? Hay voces de advertencia sobre la generación de nuevas burbujas, como las de Soros y Stiglitz

Hay gente que opina así, otros opinan lo contrario. Lo importante es construir un marco donde la posibilidad de que nuevos excesos se vayan generando en el futuro sea más difícil, más improbable.

Pero lo que llega al ciudadano es que el ex consejero delegado de BBVA se lleva una pensión vitalicia de tres millones de euros. ¿Eso se puede o se quiere regular y limitar?

Hay todo un trabajo desarrollado para evitar el impacto de modelos inadecuados de remuneración, el G-20 quiere que se supervise su cumplimiento con efecto sobre la remuneración de 2009, incluyendo la posibilidad de que si no hay beneficios recurrentes esta retribución variable revierta a la institución.

Pero Goirigolzarri se lleva tres millones al año.

Esto no es noticia, se sabía desde hace tiempo porque el banco publica las retribuciones de su alta dirección.

Las pensiones sólo se visualizan cuando alguien se jubila. En todo caso, ¿no hay manera de regular esto?

El supervisor sí tiene que tener capacidad de actuación cuando exista la posibilidad de que esos recursos que han salido de la empresa tengan que ser sustituidos por recursos públicos. Si por las políticas de remuneración u otras, una entidad incrementa la probabilidad de tener que ser ayudada con recursos públicos, ahí sí tiene el supervisor algo que decir. A la luz de las recomendaciones del G-20, una parte de la remuneración podría incluso exigirse que se devuelva si la entidad deja de tener beneficios o su estabilidad se ve afectada. Si no es el caso, y un ente privado con el apoyo de sus accionistas ha tomado una decisión, no es labor del Estado intervenir en ella.

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