domingo, 20 de diciembre de 2009

Como aquí!

El Gilito, cambia de objetivos inmobiliarios.

El sueño americano ya no es poseer sino alquilar una casa .

PALMDALE, California—La profesora Shana Richey echa de menos la habitación que decoró con calcomanías para sus hijas. El bombero Jay Fernández añora el green de golf de su jardín.

Pero desde que dejaron de pagar sus hipotecas y abandonaron sus casas, han descubierto que renunciar al sueño americano tiene sus ventajas.

Ahora ambos alquilan departamentos en el lujoso Club Rancho Drive en Palmdale. Richey tiene un departamento con piscina para las niñas y Fernández tiene uno con vista a un campo de golf, todo por una ínfima parte de los pagos mensuales previos. "Realmente, es una vida mejor", dice Richey. Antes de dejar de pagar su hipoteca, debía unos US$230.000 más de lo que valía la casa.

La creciente disposición de la gente a abandonar su propia parcela de Estados Unidos ilustra un cambio paradójico causado por el colapso del mercado de bienes raíces: pese a que empaña el concepto casi sagrado de la propiedad inmobiliaria, también está despejando el camino a una recuperación económica.

Gracias a una inusual confluencia de factores, como hipotecas muy superiores al valor de la vivienda y alquileres a precios de saldo, un número creciente de familias ha concluido que el nuevo sueño americano es alquilar.

.Algunos no se lo están pensando dos veces para dejar atrás sus casas e hipotecas, y otros simplemente dejan de pagar hasta que el banco los echa. Eso está dejando dinero para otras cosas. La familia de cinco de Richey usó parte del dinero extra para comprar entradas para Disneylandia y planea hacer un crucero a México en marzo. Fernández cena fuera con mayor frecuencia.

La tasa de propiedad de vivienda de EE.UU. registra su mayor declive en más de dos décadas, desde 69,2% en 2004 a 67,6% en septiembre de este año.

La firma de evaluación de crédito Experian y la consultora Oliver Wyman predicen que "las cesaciones de pagos estratégicas" por parte de propietarios que en realidad sí pueden pagar probablemente superarán un millón en 2009, más de cuatro veces el nivel de 2007.

Si uno de cada cinco hogares deja de pagar, las pérdidas para bancos e inversionistas podrían superar US$400.000 millones. El lado positivo, sin embargo, es una deuda mucho menor que puede ayudar a compensar el aumento del desempleo y poner efectivo en los bolsillos de la gente. Se trata de una inyección que a largo plazo podría valer más que las exenciones fiscales en el paquete de estímulo económico del gobierno.

"Es un estímulo encubierto", dice Christopher Thornberg de Beacon Economics, una consultora especializada en bienes raíces. "Cuanto antes esta gente se deshaga de sus deudas, más rápido la economía se saneará y repuntará".

El gobierno podría verse en una lucha contra corriente en su esfuerzo por ayudar a la gente a retener sus casas. Algunos analistas dicen que esa no es siempre la mejor estrategia, sobre todo si eso impide a la gente deshacerse de deudas onerosas y empezar de nuevo.

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