Vaya globito de colores!
Los vencimientos de deuda taponan el grifo del crédito
Suenan acordes de recuperación económica en algunas de las economías más desarrolladas. Después de atravesar un annus horribilis, sobre todo el último trimestre de 2008 y la primera parte de 2009, la economía mundial parece tomar el buen camino. Las cifras del PIB del tercer trimestre muestran que Estados Unidos se recupera con solidez, o que Alemania y Francia se están consolidando. Sin embargo, en España los brotes verdes se hacen de rogar. El Banco Central Europeo espera que la economía de la zona euro avance, de media, un 0,8% el año que viene, un porcentaje que mejora notablemente el 0,2% pronosticado en septiembre. El último informe de estabilidad financiera global del Fondo Monetario Internacional indica que los diferentes riesgos que se cernían sobre la economía han ido reduciéndose, a la vez que las condiciones financieras mejoran y la vocación por el riesgo se incrementa.
Sin embargo, los expertos alertan de un factor que puede dificultar aún la salida de la crisis: los vencimientos de deuda de la banca. El perfil de vencimientos a los que se enfrenta la banca europea, en general, y la española, en particular, es muy elevado. El pico se produce en 2010, con cerca de 350.000 millones de euros de deuda que va a vencer para la banca europea, más del doble que en 2009. Existe un volumen de vencimiento también muy importante en 2011, por encima de los 250.000 millones. En muchos casos son créditos que se concedieron en la época de las vacas gordas y que en los dos próximos años tocan a su fin. Visto que venían mal dadas en 2008 y 2009, las entidades financieras ya reajustaron su nivel de crédito, discriminaron entre lo bueno y lo malo y los vencimientos descienden de forma exponencial a partir de 2011.
Los bancos y cajas se van a enfrentar a mayores necesidades de capital en los próximos años y a una mayor presión sobre la cuenta de resultados, a la búsqueda de la rentabilidad. Ante esta situación, una de las soluciones a las que se aferran las entidades financieras pasa por cerrar el grifo crediticio, que es el que va a determinar en gran medida las condiciones de financiación para empresas y familias en los próximos años.
El origen de la crisis financiera ha estado en un aumento muy fuerte del apalancamiento, tanto del sector no financiero, las empresas y familias, como del financiero. Y la solución a la crisis exige un desapalancamiento que se prolongará durante bastantes años, según los expertos. Las consecuencias de la actual restricción del crédito no dejan de ser una reducción del apalancamiento, ya que la deuda va venciendo, no se está dando crédito nuevo, sino que se está amortizando el ya concedido y no se está renovando en muchos casos. En definitiva, no se crea nueva deuda.
Buena parte de la banca de la zona euro, entre ellas la española, se libró del impacto directo de la primera fase de la crisis financiera en 2007 – 2008. Esta fase estuvo asociada a la caída del precio de productos calificados más tarde como tóxicos, emitidos por entidades norteamericanas. El ejemplo paradigmático son las hipotecas subprime. Muchas de ellas se concedieron en condiciones de alto riesgo para las entidades financieras y con plazos de carencia de dos y tres años, con lo que, para una hipoteca concedida en 2006, la insolvencia del prestatario no se ha visto acreditada hasta 2009, e incluso aún no se ha desvelado la ‘toxicidad’ de las concedidas, por ejemplo, durante 2007.
Ahora, asistimos a una segunda fase caracterizada por un aumento de la mora y de los fallidos en los activos subyacentes a productos tóxicos. Va a afectar de lleno a la zona euro y, dentro de ella, a España. Los pronósticos más pesimistas auguran que estamos en el comienzo de esa segunda fase de pérdidas en el sector financiero, y que estas pueden ser relativamente elevadas. El aumento de la tasa de mora está provocando insolvencia por parte de las entidades financieras y que estas no puedan dar todo el crédito que deberían para sustentar la economía real.
Mientras, bancos y cajas se protegen ante el aumento de fallidos. La tasa de provisión de las entidades en cuanto a créditos dudosos va a pegar un monumental salto hasta 2010 para luego descender, una vez que ya se han conocido y acotado las pérdidas. En Europa, el ritmo de fallidos tiene un pico a finales de este año pero se mantiene en niveles elevados durante todo 2010, sobre todo en el caso de las familias.
Las entidades no volverán a abrir el grifo del crédito con prestancia hasta que no se deshaga la incertidumbre y eso no parece que vaya a ocurrir, al menos, hasta la segunda mitad de 2010. La restricción crediticia es uno de los males que más está afectando a las empresas españolas en esta coyuntura. Hasta septiembre de 2009, la inversión crediticia había caído casi 20.000 millones de euros en España. Las mayores caídas se concentraban en los sectores del consumo y la construcción, pero también en servicios, industria o agricultura.
La forma más obvia que tienen las entidades para restringir la evolución del crédito es endurecer las condiciones. Desde principios de 2009, los márgenes que se aplican a las operaciones de préstamo han aumentado muy significativamente con respecto a los tipos de interés oficiales. Así, bancos y cajas reducen la demanda de crédito pero a la vez mantienen unos márgenes relativamente amplios para ir poco a poco absorbiendo las pérdidas por activos dudosos.
Por fortuna, los analistas, por norma general, consideran que esta es una situación excepcional. Los vencimientos de deuda son transitorios y acabarán corrigiéndose en dos o tres años. ¿Qué ocurrirá después? Parece claro que la banca no volverá a prestar dinero tan alegremente como en los años anteriores a la crisis. Además, gobiernos y reguladores están dando pasos dirigidos a evitar que esto ocurra de nuevo y para ello preparan una regulación financiera mucho más estricta. El modelo de financiación bancaria va a cambiar y esa será una de las consecuencias que nos deje la actual crisis.
Iván Rubio
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