domingo, 20 de diciembre de 2009

A ver, a ver!

El gran pacto calienta motores.

CUENTA ATRÁS PARA CERRAR EL ACUERDO LABORAL

Zapatero presiona para pactar el plato fuerte de las reformas en tres meses mientras amplía el plazo a 18 para el pacto de energía y los cambios en la Ley de Cajas

La necesidad de una reforma laboral va ganando apoyos en el Gobierno. El presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, es consciente de que con el paro en niveles tan elevados cualquier gobernante tiene que ser más activo en este proceso. Aunque están por determinar las claves, asegura que no se van a tocar los costes del despido ni se va a hablar de un nuevo tipo de contrato. “Mal paso si de lo que se trata es de limitar el nuevo campo negociador”, explican los expertos. Los sindicatos consideran que no se deben de arriesgar a un nuevo fracaso, por lo que exigen “un intenso trabajo de cocina previo” antes de que sentarse de nuevo con patronal y Trabajo a una mesa de la que salieron escaldados el pasado mes de julio.




Las últimas propuestas realizadas por José Luis Rodríguez Zapatero, en distintos escenarios, suenan bien. "Al menos sobre el papel", dicen los expertos, se convierten en el programa de reformas más ambicioso de los últimos años pero, el grado de escepticismo es elevado. Por un lado, el pacto de energía que determine el mix de producción para 2020, transformación de la ley de cajas, una propuesta para asegurar la sostenibilidad de las pensiones, lucha contra el fraude fiscal o en la Seguridad Social, proyectos que irán tomado forma en los próximos 18 meses.

Pero el plato fuerte, nadie parece dudarlo, son los cambios en el mercado de trabajo. Y es que, la necesidad de la reforma laboral va ganando adeptos en el Gobierno. A la cabeza, el presidente Rodríguez Zapatero, que tal y como ha asegurado en sus últimas intervenciones públicas ya no quiere ser "espectador", del diálogo social y urge una reforma que se ha de cerrar en los tres primeros meses del año que viene."España está en el foco del huracán y en el foco de atención de todos los inversores internacionales que saben que tenemos una debilidad clara, el desempleo", señala Fernando Fernández, profesor de profesor de IE Business School. Añade José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, que con la tasa de paro en niveles tan elevados "cualquier gobernante tiene que sentir vértigo lo que, indiscutiblemente, tiene que hacerle más proclive a las reformas".

En este caso, la reforma laboral, un tabú hasta ahora para el Gobierno desde el inicio de la crisis. Pero aunque sea sólo un cambio de actitud, en sí mismo es un avance, no lo es tanto para otros la voluntad sugerida por Zapatero de legislar incluso, y si fuera necesario, en ausencia de acuerdo entre los agentes sociales. La CEOE dejaba a entrever su demanda en la cumbre empresarial realizada a primeros de mes.

Aunque están por determinar los cambios, el presidente reclamaba ir más allá de exigir un determinado tipo de contrato, de pedir rebajas en las indemnizaciones por despido. "Mal paso si de lo que se trata es de limitar de nuevo el campo negociador", explican las fuente consultadas para añadir que "probablemente tan solo se plante el asunto de retrasar la jubilación pero no creo que modifique sustancialmente la movilidad, la ultractividad de los convenios".

Y es que "una reforma incisiva en materia de flexibilidad interna se podría emprender con el aval de los sindicatos pero para ello hay que cambiar la negociación colectiva y el marco normativo", asegura Federico Durán, catedrático de Derecho del Trabajo y también Socio de Garrigues.

"Reducción de las indemnizaciones por despido o sobre la exclusión de los conflictos laborales de los sistemas de control administrativo o judicial. Este no es nuestro camino", advierte el presidente. "Se trata de una decisión de pura estrategia detrás de la que se ocultarían dificultades bastante insalvables para que, al final, surja un acuerdo", señalan los expertos consultados.

Evitar un nuevo fracaso

"No debemos arriesgarnos a un nuevo fracaso", afirma el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, en relación con la posibilidad de retomar en breve el diálogo social tripartito. En su opinión, hará falta "suficiente trabajo de cocina" previo antes de que sindicatos, patronal y Gobierno vuelvan a sentarse a una mesa de la que salieron escaldados el pasado mes de julio. Antes de entrar en materia, sin embargo, las centrales han reclamado a los empresarios que desbloqueen los convenios colectivos de 2009. Algo que, según Toxo, se está solucionando desde la firma del compromiso de actuación conjunto, con la excepción de "algunos sectores que presentan una resistencia fuerte".

Cumplido ese requisito, los agentes sociales tratarán el pacto de moderación salarial plurianual que CC OO y UGT han planteado a la CEOE. La agenda marcada por unos y por otros indica que las reuniones deberían comenzar antes de Navidad. "Sería deseable retomar el diálogo social tripartito paralelamente", señaló el líder sindical. "La Moncloa debe ser el último escalón", dice para reclamar una "mayor autoridad" a los representantes del Ministerio de Trabajo que en la anterior ronda de la concertación. El departamento que dirige Celestino Corbacho ha creado una secretaría general específica para el diálogo social. Al frente está Alfonso Morón, árbitro y mediador de convenios del Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje, SIMA.

Desde CC OO, que no fue informada de este movimient, reclaman que Morón tenga "poderes especiales" suficientes para coordinarse con los secretarios de Estado a los que afecten las negociaciones y para acudir con voz propia a la mesa del pacto social.

Los empresarios, que arroparon a Rodríguez Zapatero durante la presentación de su Informe Económico la pasada semana en La Moncloa, consideran que el tiempo comienza a darles la razón, en referencia a la nueva predisposición de sindicatos y Gobierno a negociar cambios en el mercado laboral.

Durante la Conferencia Empresarial celebrada por la CEOE, su presidente Gerardo Díaz Ferrán, reclamaba al Ejecutivo una actuación legislativa aunque no se logre el consenso."El Gobierno debe ser consciente de que el paso del tiempo no resuelve los problemas, de que no se puede esperar eternamente a que el pacto social dé frutos".

Una posición dispar con los últimos discursos de patronal y sindicatos, que desde que se comprometieron a desbloquear los convenios colectivos, parecen convencidos de que lograrán un pacto social.

Energía y cajas, ofertas alentadoras para 2010

3La reforma de la ley de cajas es otra de las grandes novedades esbozadas por José Luis Rodríguez Zapatero. Demandada insistentemente por el sector, habrá que esperar igualmente a conocer el espíritu del nuevo marco legal. "Algo tiene que cambiar en el entorno de las cajas de ahorro", señala José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney "sobre todo en su gobierno corporativo para que sea algo más ordenado y trate de definir mejor quienes son los accionistas y los instrumentos de capital que pueden emitir". Aquí el Gobierno tendrá que romper resistencias externas pero también internas, procedentes de los Ejecutivos regionales, reacios a una merma de sus competencias sobre estas entidades financieras. "Una reforma que pasara por su despolitización sería especialmente importante", dice Federico Durán, Socio de Garrigues. Sin embargo, la reestructuración en marcha que precisa el sector justifica sobradamente reforzar al Banco de España para permitirle acometer fusiones técnicamente eficientes sorteando las presiones políticas. Igualmente alentadora es la oferta del Gobierno para modificar su posición en materia nuclear con el fin de cerrar un acuerdo energético, "siempre y cuando signifique tener en cuenta nuestro parque nuclear y renovar su vida útil incluso la posibilidad de nuevas centrales", explican fuentes consultadas. Las empresas agradecerían enormemente la aprobación de un modelo cuyos costes no supongan una traba competitiva.

Los sindicatos se movilizan para marcar territorio

"Que no se aprovechen de la crisis". Se trata del lema bajo el que marcharon los sindicatos el pasado sábado abanderando una clara advertencia "a quienes insisten en deteriorar los derechos laborales y la protección social". Advertencia que , en un principio, iba dirigida especialmente al sector empresarial pero que tanto CCOO y UGT han insistido en matizar que han tenido como destinatario también al Gobierno. Se ha transmitido un "mensaje implícito" dirigido "en varias direcciones", la principal delimitar el territorio, las líneas rojas que, en ningún caso deberá, sobre pasar la reforma laboral. Se trata de una movilización preventiva. “Ha sido una llamada de atención" a la patronal y a los poderes públicos por si caen en la tentación de asumir las reformas que se reclaman desde diferentes instituciones", explican desde los sindicatos que han pedido además de al Ejecutivo "mayor capacidad de liderazgo a la hora de capitanear medidas para salir de la crisis".

La macromanifestación con la que CC OO y UGT quisieron hacer ruido el pasado día 12 en Madrid ha venido precedida por el acuerdo firmado hace un mes, y celebrado con la patronal, que desbloqueaba la negociación colectiva de 2009, un primer punto de encuentro que los agentes sociales acogieron con satisfacción.

Ana Sánchez Arjona

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