Rico,rico!
Escabeche de perdiz
La sabiduría popular aconseja gustar cada alimento en su tiempo y sazón; pero, simultáneamente, la tentación invita a burlar el calendario. En la vieja Castilla lo consiguen con un método infalible por el que el vinagre desempeña la doble función de condimento y conservante. Acabo de probar, en plena veda, una excelente ensalada de perdiz en escabeche que preparan en Casa Ojeda (c/ Vitoria, 5, Burgos). También las criadas en granja desplazan los rigores conservacionistas. Es el caso de Los Avellanos(avda. Fernández Vallejo, Tanos, Torrelavega, Cantabria), donde han hecho insignia de un milhojas de foie y picadillo aromatizado de perdiz. Los escabeches, buenos todo el año, resultan gozosos en verano.
Marie Julie Clary era devota de los escabeches. Durante los cinco años, entre 1808 y 1813, que, por su matrimonio con José Bonaparte, fue reina consorte de España, no pisó el territorio de su soberanía y permaneció en París, con sus hijas Julia Josefina, Zenaida Leticia y Charlotte, como valedora ante la corte gala de los intereses de su marido. El rey José, a quien Madrid le debe mucha de su modernidad y sus mejores plazas, empezando por la de Oriente, solía acompañar sus cartas a Marie Julie con golosos presentes, especialmente escabeches –el de perdiz era su preferido– que la ‘reina intrusa’, como la conocía el pueblo de Madrid, consumía en sus desayunos. Pepe Botella, así llamado a pesar de su acreditada abstemia, aligeraba su conciencia galante –triunfadora en la afrancesada corte madrileña– con esos envíos desplumados. Hoy, sin respeto al colesterol, algunos pretenden el mismo efecto con los bombones.
Manuel Martín Ferrand
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