miércoles, 2 de diciembre de 2009

" Trending topics "

Following y follower´s....todos estamos en el ajo.

Otro metal que, como el oro, se puede dispararenergía nuclear, materias primas, uranio

@S. McCoy - 02/12/2009



Twitter se ha convertido para quien esto les escribe en una herramienta fundamental para el desempeño de su trabajo. Como saben, su estructura es muy sencilla. Tú puedes seguir a alguien, lo que significa que accedes sin restricciones a la información que suministra, o puedes ser seguido, en cuyo caso es tu contenido el que interesa a los demás. En general se puede decir, al menos en mi caso, que halagan los followers (seguidores) e importan los following (seguidos). Una adecuada gestión de estos últimos permite acceder a múltiples fuentes de noticias de un modo ordenado y, lo que a mi juicio es su principal valor, identificar lo que en terminología anglosajona se llaman trending topics, es decir: cuestiones que, por repetirse de modo recurrente, se supone que están en el punto de mira a nivel nacional o internacional.
Les casco todo este rollo porque, al calor de la subida del oro, llevo un par de semanas leyendo cada vez más tweets sobre la oportunidad de inversión que existe en lo que algún autor ha dado en llamar el otro metal dorado (absurdamente, pues es más bien plateado). Me estoy refiriendo al uranio. Sin participar de las utilidades fundamentales del que fuera patrón de moneda internacional -que se articulan en torno a su condición de refugio (no en vano ha sido depósito de valor, unidad de cuenta y medio de cambio) y a su uso como cobertura tanto frente a la inflación como ante la potencial pérdida de poder adquisitivo del dinero fiduciario, fundamentalmente el dólar-, sí que comparte con el oro algunas dinámicas comunes que permitirían aventurar una revalorización constante en el futuro, sujeta eso sí a los sobresaltos propios de cualquier materia prima sujeta no sólo a una demanda y oferta actual sino, sobre todo, potencial.
De hecho, si en el periodo 2005-2007 llegó a multiplicarse por siete, pasando de 20 dólares a cerca de 140, actualmente transita por la cota de los 45. Algo parecido a lo que ocurriera con el petróleo antes de su despegue final. Lo cierto es que se trata de una commodity escasa, existiendo por tanto una restricción por el lado de la venta. Y es igualmente verdad que en tanto el precio de los combustibles fósiles se mantenga elevado y el suministro de las energías renovables carezca de la estabilidad y la rentabilidad suficientes, la apuesta nuclear se convierte en una vía costosa (más de 3.000 millones de euros por planta) pero de suministro estable y escaso efecto contaminante para el mundo, tanto desarrollado como emergente. Siendo como es éste el uso principal del uranio en nuestros días, no es descabellado intuir una presión compradora al alza en los próximos años.
Como muestra dos botones. Uno, el final del acuerdo de suministro ruso estadounidense en 2013 que obligará a los norteamericanos a buscar otras fuentes de aprovisionamiento para sus centrales y entrar, por tanto, en la dinámica corriente de mercado. Y dos, el escaso peso en el mix energético chino de lo nuclear, que apenas supone un 3% del total frente al 20% o más de sus competidores. No es de extrañar, en este último supuesto, el ambicioso programa de 77 nuevas instalaciones previsto por sus autoridades –que ya han anunciado la intención de acumular estratégicamente uranio desde 2010- con objeto de minorar su dependencia exterior, algo que sin duda tardará mucho tiempo en materializarse. Eso por no hablar de la fanfarronería iraní. Aunque alguno podría decir, con razón, cuán largo me lo fiáis, lo cierto es que pueden existir catalizadores a corto, tan a corto como la próxima Cumbre del Clima de Copenhague donde se busca encontrar un acuerdo sobre emisiones que involucre, precisamente, a los dos actores principales a los que hacíamos referencia al inicio de este párrafo.
Obviamente, la crisis provocará que los 256 nuevos reactores que se habían proyectado en 2007, frente a los 439 existentes en todo el mundo, se queden en una cifra sustancialmente inferior (sólo la quebrada Ucrania tenía previstos 22). Aún así las dinámicas de oferta y demanda actúan en su favor. De cumplirse sus planes, China consumirá en 2020 el 55% de la producción actual. Y como ocurre en otros sectores, la ausencia de inversiones hoy, hacen difícil que el output se incremente sustancialmente mañana (Imprescindible: The Economist, Fuelling Fears, sobre el particular). Tanto el uranio como sus compañías explotadoras (canadienses y australianas principalmente) han tenido un comportamiento relativo espantoso en relación con el resto de los bienes y acciones ligados a metales y minería. La mera rotación sectorial les puede hacer estar en el punto de mira, toda vez que hay argumentos fundamentales para ello. Si se fijan en ellas los ETFs, o fondos cotizados, el alegrón puede ser de los que quita el hipo. Ya lo saben.

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